“La música existe antes que el lenguaje”
Jairo Perera (Santa Coloma de Gramanet, 1975) se formó como músico en la escuela del rumboxing, una mezcla muy personal de rumba, swing, funk y combates cuerpo a cuerpo con el público por las calles y los bares de Barcelona. Así, con conciertos a quince asaltos y la única compañía de un bombo y una guitarra, nació Muchachito, músico del extrarradio que en la última década ha logrado abrirse camino con tres discos que rompen géneros y huyen de las etiquetas.
Tras cinco años de silencio, Jairo ha vuelto a la carretera para presentar las canciones de 'La Maqueta', una grabación casera que regala en los conciertos y que será la semilla de su nuevo disco, previsto para la primavera. Quiere que sus canciones crezcan al contacto con el público y lleguen rodadas al estudio. El hombre-orquesta de la rumba sin complejos cierra gira este sábado en Cantabria (Escenario Santander, 21.00 horas) con un directo que promete emociones fuertes.
Vuelve en solitario, sin la Bombo Infierno, su banda de siempre. ¿Es un regreso al origen, a sus inicios en los bares y las calles?
Siempre estoy en mis orígenes y todo es parte de un aprendizaje y un camino. Hasta cuando he estado en bandas, incluyendo a la Bombo Infierno, no he dejado de tocar en solitario. En esos momentos el público y el bar son míos y los temas carecen de estructura establecida totalmente, algo que siempre me ayuda.
Después de tres discos y una década sobre los escenarios, ¿qué queda de aquel Muchachito que inventó su propio género musical?
Aquí estoy, más mayor, pero aquí estoy, y doy gracias por ello.
¿Las fronteras entre géneros musicales están para romperlas?
Las fronteras musicales no existen, leí una camiseta en Chile que decía: “La música no discrimina”. Es un idioma universal, y el único diálogo que pueden hablar todos a la vez mientras se escuchan.
El sonido de 'La Maqueta' se aleja de la rumba y el swing de sus anteriores trabajos y se acerca más al rock. ¿Necesitaba un cambio de aires?
En mi música la rumba y el swing son acentos, también lo son el rock y el ska. Quizás la maqueta tiene toques más roqueros, pero el disco guarda algún que otro aire rumbero en la manga.
¿Se ha permitido mayores libertades que en una grabación tradicional en estudio?
Sí, en un estudio siempre estoy nervioso y buscando mi sitio, no me gusta mucho el proceso de edición de los tiempos modernos, busco mi parte bruta del directo en ese mundo para mí a veces tan desconocido. Creo que lo importante es intentar hacer las cosas a tu manera, sea donde sea.
Habla de la gira como de un proceso creativo en el que las propias canciones van evolucionando. ¿Cuánto de lo que hay en 'La Maqueta' quedará finalmente en el disco?
Es muy gracioso ver cantar a la gente canciones que no existen, y ver la reacciones, ver donde les da el punto de subidón. En muchas canciones me he dado cuenta de dónde había que cambiar cosas. También me he dado cuenta de que no hay que intentar ser barroco.
¿Está satisfecho con la respuesta que están teniendo las nuevas canciones en su presentación en directo?
Sí, yo también las voy conociendo mejor y así van cogiendo peso. Antes los grupos se metían en el estudio después de haber dado mil vueltas en la carretera, conociendo los temas como a sus propios compañeros. Hoy en día hemos invertido el proceso.
En esta gira viaja en solitario, ¿qué tipo de concierto nos espera este sábado?
Muy energético.
Viene a Santander en plena jornada de reflexión... ¿La música es una buena terapia ante la que está cayendo?
La música ha sido mucho más que eso, con todas las que han caído. Hay que tener en cuenta que la música existe antes que el propio lenguaje.
¿Usted ya ha reflexionado?
Ando reflexionando desde hace tiempo.
