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“Todo el mundo ama y necesita a la cultura, sea del partido político que sea”

"Si realmente sientes pasión por algo, tarde o temprano vas a salir adelante con ello". |

Rubén Alonso

El popular actor, músico y monologuista Alex O'Dogherty recala en el Festival de Invierno de Torrelavega para presentar su último espectáculo, 'El amor es Pa Ná', que él mismo define como “una tragicomedia rock” en la que se cuenta, en clave de humor, la historia de un hombre que ha perdido la capacidad de enamorarse. “No estoy contando mi vida, pero no puedo negar que he utilizado muchísimas cosas que me han ocurrido a mí para elaborar este guión”, señala el artista.

Además, asegura que en la actualidad la cultura y la profesión “están muy dañadas por el desprecio que sienten algunos por ella”. Destaca que “todo el mundo ama y necesita a la cultura”. “Al final, salimos adelante porque todos tenemos mucha pasión por lo que hacemos y le dedicamos mucho”, subraya el polifacético actor.

Músico, actor de teatro, de televisión, de cine, monologuista, payaso... ¿hay algo que le quede por hacer a Alex O'Dogherty y que le gustaría?

[Ríe] Me quedan muchas cosas, me queda hacer todo eso bien.

¿Y algún proyecto concreto?

Estoy empezando a escribir una serie que a ver si tengo suerte y se puede llevar a cabo...

De todos los géneros mencionados, ¿cuál es el que más le llena?

Lamento decirte que llevo respondiendo a eso toda la vida. Nunca he respondido nada concreto precisamente porque a mí lo que me llena es que exista en mi vida toda esta variedad.

Y entre tanto trabajo, tanta variedad, ¿dispone de tiempo de ocio?

Por supuesto, soy muy celoso de mi vida privada y de mi sofá, por así decirlo. Eso quiere decir que me preocupo mucho por tener tiempo libre. Soy muy riguroso, a las tres de la tarde como y me tumbo en el sofá. Eso es sagrado para mí.

En una profesión como la que desempeña, la inspiración es fundamental. ¿Cuál es su fuente, cuál es el secreto para no 'quedarse en blanco'?

Vivir, la vida es la que nos da toda la inspiración que está delante de nosotros. Hay que estar vivo, con los ojos abiertos y relacionarte con el mundo que te rodea, si no, malamente...

¿Y no se ha encontrado en una situación en la que no consigue arrancar con lo que va a escribir?

Yo nunca me siento a escribir, cuando tengo algo que contar o se me ocurre algo voy corriendo y lo escribo. No tengo una rutina que me obligue a sentarme en un momento determinado a escribir algo. Generalmente no me pasa eso, a no ser que sea un encargo, que no suelo tener muchos.

Cuando escribo para mí, normalmente se me van ocurriendo las ideas cuando voy por la calle y las apunto, antiguamente en una libreta, hoy día ya en un iPhone. Cuando tengo muchas, me siento, las pongo todas en orden y luego las llevo al escenario y allí las sigo puliendo. Mi proceso es un poco diferente en ese sentido.

De entre todos los personajes que ha representado, que han sido muchos, ¿tiene especial cariño a alguno?

A lo mejor a los que más satisfacciones me han dado. Tengo que hablar de mi personaje en 'Camera Café', del de 'Doctor Mateo', del de 'Olmos y Robles'... pero esto pasa un poco como con los hijos, que tampoco te puedes decantar por uno en concreto.

Son muchos, incluyendo los que no conoces ni tú ni nadie o que he hecho solo en una película, como en 'Padre Coraje', que solo tenía dos secuencias pero que me gustó mucho. También lo que hago ahora en teatro, 'El amor es Pa Ná', o en 'The Hole', es decir, todas tienen mucho de mí y me han dado mucho.

Arturo Cañas de 'Camera Café' fue uno de los personajes que le ayudó a darse a conocer al gran público. ¿Cómo fue la experiencia en aquella serie?

Fue un proceso muy bonito que duró casi cinco años. Lo bueno que tiene la televisión respecto al cine en lo que se refiere a los personajes es que en el cine tienes un tiempo limitado para prepararlo y ensayarlo, y desgraciadamente, una vez hecho no se puede arreglar. En televisión, en cambio, puedes hacer una primera temporada, como nos ha pasado con 'Olmos y Robles', en la que haces un personaje como tú crees que es y con el que estás contento, pero en la segunda tienes la posibilidad de redondearlo, de buscarle más matices y otro tipo de historias.

Si hubiera una tercera, que por desgracia no va a haber de momento, seguro que iría evolucionando. Eso en 'Camera Café', por ejemplo, lo pudimos vivir así todos los personajes, no solo el mío. El público tampoco lo podía ver porque es algo paulatino, pasa como cuando ves crecer a tus hijos, que tampoco te das mucha cuenta de ello.

Cuando hicimos esta serie, hay una anécdota que cuento siempre: Una vez estábamos en el rodaje, a final de todo cuando estábamos a punto de terminar, y alguien puso en internet unos vídeos de la primera temporada. Todos estábamos alucinados porque los personajes eran totalmente diferentes a los que hacíamos en ese momento, y fue muy bonito también ver como habían evolucionado. Esa es una ventaja que tiene la televisión.

En el teatro, también hay esa posibilidad de evolucionar, ¿no es así?

Sí, también, lo realmente maravilloso del teatro es que te da la posibilidad de hacerlo mejor al día siguiente. Evidentemente, todas las obras y todos los personajes de teatro cuando han pasado por un determinado número de funciones mejoran, y eso es maravilloso.

¿Cuáles son los principales obstáculos que se encuentra en su carrera?

Muchos, cada día es uno diferente, de todo tipo. Desde días que todo es mucho más difícil porque la gente que se supone que te tiene que llamar no lo hace, o cuando te montas un espectáculo y las cosas no salen como quieres o el público no va a verte... Incluso después de haber hecho cosas muy guays, de repente lo que ayer fue un éxito hoy no lo es tanto. Siempre partimos de cero. Lo jodido de esta profesión es que no tenemos nunca nada garantizado porque no hay ningún funcionario, y un éxito tampoco es garantía de éxito para toda la vida.

¿Cómo ve la situación en España de la profesión?

Evidentemente no está en el mejor momento, pero al final salimos adelante porque todos tenemos mucha pasión por lo que hacemos y le dedicamos mucho. Está claro que la cultura y la profesión están muy dañadas por todo esto que está pasando y por el desprecio que sienten algunos por la cultura. Un desprecio falso, porque en realidad está bañado de tintes políticos absurdos que la gente no lo ha sabido digerir. Todo el mundo ama a la cultura y todo el mundo la necesita; esto es lo peor de todo, es lo más fuerte, sea del partido político que sea la necesita.

Ahora yo creo que hemos sido castigados cruelmente por este 21% que ha hecho y sigue haciendo muchísimo daño. Esperemos que se pueda arreglar y revertir esta situación porque ha llegado a unos límites, que ya no solo a mí que personalmente me ha hecho mucho daño, sino que ha habido gente a la que le ha destrozado la carrera y ha habido compañías humildes de teatro que han tenido que cerrar por culpa de esto. Lo hemos repetido mucho pero no es un capricho; es muy demostrable en realidad.

¿Qué le diría a una persona que quiera dedicarse a este mundo pero que, quizá por miedo, por inseguridad o por la situación de la profesión, no decide dar el paso?

Con miedo no va a llegar a ninguna parte. Esta profesión es insegura, pero que alguien me diga una profesión segura y más hoy en día. Antes te decían: “¿Por qué quieres ser actor? Estudia una ingeniería”. Pero ahora dime tú si los ingenieros se están teniendo que ir a Alemania o a cualquier otra parte del mundo... ¿qué es seguro? Nada. Lo que es seguro es que si realmente sientes pasión por algo, tarde o temprano vas a salir adelante con ello. Eso es así, es lo que nos mueve a nosotros. La pasión y que nos maravilla y nos encanta lo que hacemos, y que aunque a veces sea una mierda seguimos adelante porque amamos esto. Cuando amas algo, de una manera u otra acabas sacando la cabeza, aunque no sea fácil. Si lo que quieren es ser famosos y hacerse millonarios que se lo planteen de otra manera, pero vivir de esto se puede vivir. Hay que luchar mucho pero como en todas partes, el que quiera algo va a tener que currárselo porque nadie regala nada.

Este viernes viene a Torrelavega a representar el espectáculo 'El amor es Pa Ná'. ¿Qué se van a encontrar los espectadores que acudan?

¿Qué se van a encontrar? Se van a encontrar una tragicomedia rock que yo he bautizado así porque es el subtítulo que más me gustaba. Creo que refleja bien lo que hemos hecho. 'El amor es Pa Ná' cuenta una historia que, en cierto modo es una tragedia, en la que un hombre ha perdido la capacidad de enamorarse, lo que antes hacía con facilidad.

Ahora todo es desidia y ve a su alrededor que todas las parejas cada vez duran menos. Hay muy poca gente que pueda decir que tiene una relación que dura para toda la vida y eso le deprime. Todo esto que es una tragedia esta contado en clave de humor y con canciones que en su mayoría son rockeras, y de ahí viene lo de la tragicomedia rock. No es un monólogo, que no tengo nada en contra de ellos, pero quiero que la gente sepa muy bien lo que se va a encontrar: Una obra de teatro musical hecha por un actor y un pianista.

¿Está inspirada en alguien en concreto?

[Ríe] Una de las bromas recurrentes de la obra es decir que yo no estoy contando mi vida y, aunque evidentemente tiene parte de verdad que no la estoy contando, no puedo negar que he utilizado muchísimas cosas que me han ocurrido a mí para elaborar este guión. Claro, yo no he hecho un documental porque mi vida es mucho menos divertida que esta obra [ríe].

Yo tengo una premisa importante. ¿Tú sabes esa máxima que decían en periodismo, que era terrible: 'No dejes que la realidad estropee una buena noticia'? Eso en periodismo es horrible pero en comedia no. Yo siempre he pensado 'no dejes que la realidad te estropee un buen chiste', parafraseando eso. Utilizo mi realidad para hacer comedia. El riesgo que corro es que la gente piense, indefectiblemente, que esa es mi vida, y si no cree que es toda, siempre piensa que lo peor que cuento en el espectáculo sí es mi vida, lo otro a lo mejor me lo he inventado [ríe]. Ese es el riesgo que corremos los que nos dedicamos a esto.

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