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Casado: “El PSOE no puede tener carta blanca para pactar con quien quiera”

El presidente del PP, Pablo Casado, junto a María José Sáenz de Buruaga. | JUANMA SERRANO

Laro García

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, no será candidato en las próximas elecciones del 26 de mayo, pero se juega su futuro a cara o cruz en esta nueva cita con las urnas como si lo fuera. Solo tres semanas después de su batacazo en las generales, donde cosechó el peor resultado de la historia del PP a nivel nacional, provocando una ola de críticas internas y poniendo en riesgo su liderazgo, el dirigente popular afronta esta nueva campaña como una segunda vuelta, con la esperanza de ejercer de “contrapeso” al Gobierno de Pedro Sánchez a través del poder territorial.

“El PSOE no puede tener carta blanca para pactar con quien quiera y subir los impuestos”, ha dicho Casado este jueves en Santander, en un acto con empresarios en el que ha presentado al Partido Popular como la “única garantía” frente a los “sablazos” de los socialistas y la “inexperiencia” de los partidos que “no han gestionado ni una concejalía”, en referencia velada a Ciudadanos y Vox, sus dos competidores por la derecha, causantes de la sangría de votos que ha llevado a los populares a una situación crítica esta legislatura.

Este encuentro celebrado en el Casino de El Sardinero en plena campaña, en el que Casado ha estado acompañado por la presidenta del Partido Popular de Cantabria y cabeza de lista en las autonómicas, María José Sáenz de Buruaga; el expresidente de la patronal CEOE-Cepyme Cantabria y actual número 2 de la candidatura del PP, Lorenzo Vidal de la Peña, así como por la alcaldesa de Santander y aspirante a la reelección, Gema Igual; el diputado Diego Movellán; el senador Javier Puente, y miembros de las candidatura autonómica y cabezas de lista municipales, ha quedado muy deslucido por la poca afluencia de público.

A pesar de que se anunció como un encuentro con destacados empresarios y profesionales de prestigio de la comunidad autónoma, la respuesta ha sido más bien escasa y el salón elegido por el PP se ha quedado ostensiblemente vacío para recibir al gran perdedor de las últimas elecciones el 28A. Ni medio centenar de empresarios han acudido a la cita, por lo que el acto, que la prensa ha tenido que seguir desde el exterior a través de los televisores de plasma colocados al efecto, se ha transformado en un discurso hacia dentro, de autoafirmación, ya que la inmensa mayoría de los asistentes eran miembros del PP en campaña.

Casado ha rebajado el tono respecto a sus últimas visitas a Cantabria y, aunque ha hecho referencia a algunos de los temas de actualidad, desde la detención del etarra Josu Ternera al rechazo del Parlament de Catalunya a la elección de Miquel Iceta como senador por designación autonómica, ha centrado su discurso en el aspecto económico, especialmente en lo que se refiere al terreno fiscal e impositivo, presentando al PP como un “aliado” de los empresarios.

“El 26 de mayo no solo se está planteando quién es el mejor gestor de nuestros impuestos. La capacidad de gestión no nos la pueden discutir, mucho menos aquellos partidos que no han dirigido ni una concejalía en un pequeño pueblo. Estas elecciones servirán para hacer de contrapeso. Eso es lo que ahora se vota: un contrapeso al Gobierno de Pedro Sánchez con los ruinosos dirigentes de Podemos, que ya han arruinado Venezuela, Grecia y todos los ayuntamientos que han gestionado esta legislatura”, ha señalado Casado durante su intervención.

Socios del PSOE

A su juicio, “si no hay poder territorial del Partido Socialista, van a tener más reparos en hacer la investidura con cualquier socio”. Así, ha opinado que Pedro Sánchez tiene la mayoría “más exigua” de la democracia. “No tiene patente de corso, no tiene carta blanca. No puede negociar con Podemos y Esquerra viendo las intenciones de estos”, ha recalcado, en una reflexión en la que ha llegado a incluir al PRC de Miguel Ángel Revilla junto con Bildu o JxCat como potenciales socios del presidente en funciones.

Por eso, ha insistido en que “el 26 de mayo tenemos que hacer los deberes, porque la fragmentación del centro-derecha ha dado el Gobierno al PSOE”, en un nuevo llamamiento al 'voto útil' que no le sirvió de mucho en las generales, pero que desde Génova espera que surta efecto en esta ocasión tras el castigo que los votantes impusieron al PP en la última convocatoria.

En el momento más duro de su discurso, refiriéndose a la reciente detención del dirigente etarra Josu Ternera, el líder del PP ha asegurado que “los amigos de los terroristas no pueden tener nada que ver con el futuro del Gobierno de España, como ha pronosticado Arnaldo Otegui”. “Los abertzales, los batasunos, no pueden tener ningún papel en el futuro de España. Si Pedro Sánchez tiene la tentación de apoyarse en un partido como Bildu, espero que se le quiten las ganas”, ha expresado.

Guiño a los empresarios

Por su parte, María José Sáenz de Buruaga ha empleado su intervención para hacer un nuevo guiño a los empresarios y defender su bautizada “revolución fiscal”. Impuestos como el IRPF, Sociedades o Sucesiones están en la agenda de la candidata autonómica del Partido Popular que quiere bajar “todos”.

“Tenemos un programa de casi 1.000 medidas de economía y buen gobierno al servicio de la gente. Tenemos un equipo de profesionales con experiencia de gestión y un proyecto sólido. Nosotros no venimos a vender humo”, ha reivindicado Buruaga, que ha vuelto a compartir escenario con Casado después del amargo trago que le supuso verse relegada como cabeza de cartel por la imposición de Génova y la apuesta fallida por Ruth Beitia que estuvo a punto de provocar un cisma.

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