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“Me da muchísima pena y vergüenza que el voto a Ciudadanos haya acabado en algunas personas serviles al PP”

Félix Álvarez, diputado por Cantabria y portavoz autonómico de Ciudadanos. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Laro García

“Tenemos que armar un ejército de gente ilusionada para que salga a la calle a transmitir nuestro proyecto, que es el mejor. La esperanza no es una táctica, pero ayuda”. Así de optimista se muestra Félix Álvarez (Santander, 1966) ante el reto que tiene por delante, solo unos meses después de tomar las riendas de Ciudadanos en Cantabria y tras un polémico nombramiento que lo convirtió en portavoz autonómico de la formación naranja sin primarias de por medio y por decisión personal del propio Albert Rivera.

También con el apoyo expreso de la dirección nacional del partido se convirtió hace un año en candidato al Congreso de los Diputados en las elecciones del 26J, en lo que supuso el salto a la política activa de este actor, humorista y presentador. Felisuco, como es conocido popularmente, ha tenido que lidiar este verano con una grave crisis interna que ha supuesto la baja del partido de uno de los dos diputados de C's en el Parlamento de Cantabria y de los dos concejales en el Ayuntamiento de Santander, que se han quedado con las actas entre acusaciones cruzadas y denuncias en los tribunales por un supuesto delito de falsedad documental de los cabecillas del sector crítico.

“Nosotros no tenemos crisis. Tuvimos una crisis, pero como hubo una parte que abandonó el partido, la crisis desapareció de inmediato”, resume esperanzado y con ganas de pasar página a un capítulo que reconoce que le hace sentir “muchísima pena y vergüenza”.

¿En qué momento se encuentra Ciudadanos en Cantabria tras la crisis interna que provocó un duro enfrentamiento en el partido?

El partido se encuentra en un momento muy ilusionante, creciendo de manera espectacular. Nosotros no tenemos crisis. Tuvimos una crisis, pero como hubo una parte que abandonó el partido, la crisis desapareció de inmediato. Otra cosa distinta hubiera sido que permaneciera dentro un grupo amplio y homogéneo provocando una conflictividad interna, pero eso no existe ahora mismo. Nuestra crisis empezó con aquella famosa rueda de prensa y terminó cuando concluyó esa misma rueda de prensa.

Ahora el partido está creciendo. Ya puedo decir con orgullo que las altas superan con holgura a las bajas. De aquellos dos tercios de militantes que se iban a ir, que cifraban en 200, no han llegado a 50. Nos estamos implantando en ciertas localidades en las que no teníamos presencia y nos estamos afianzando en otras en las que ya estábamos. Un dato objetivo: antes de la huida de Juan Ramón Carrancio y compañía había nueve agrupaciones de Ciudadanos en Cantabria, mientras que en septiembre seremos diez y en unos meses tendremos otras dos o tres agrupaciones más. Esa es la realidad contable de la situación.

Ese sector crítico señaló como una de las causas de su salida del partido al nombramiento de Félix Álvarez como portavoz autonómico de Ciudadanos. ¿En qué medida se siente responsable de la ruptura?

En ninguna. La dirección de Madrid tomó una medida ajustada a los estatutos que habíamos aprobado todos en febrero de este año y, atendiendo exclusivamente a esas normas internas, Madrid ha tomado una serie de decisiones. A unos no le gustan y lo que hacen es irse, en vez de luchar por lo que creen justo, pero no me siento en absoluto responsable. Las personas que se van fueron elegidas por el mismo método que se me eligió después a mí, y nadie dijo entonces que hubo 'dedazo' ni nada por el estilo. Esto era una huida hacia adelante y mi nombramiento ha sido la excusa que han elegido para marcharse.

En aquella rueda de prensa se le acusó de “amenazar e intimidar” a afiliados y trabajadores del partido y de practicar comportamientos “poco recomendables”. ¿Ha tomado alguna medida al respecto para aclarar esas afirmaciones?

El señor Carrancio puede decir lo que le dé la gana. En Cantabria nos conocemos todos y sabemos perfectamente de dónde venimos cada uno y lo que hemos hecho en nuestra vida. Yo jamás he amenazado a absolutamente nadie de mi partido, jamás. Y si hay alguna persona que se haya sentido amenazada, lo invito a que lo diga. Si alguien es conocido por tener algún tipo de actitud poco democrática no soy yo precisamente.

A la vuelta de las vacaciones, el Parlamento de Cantabria tiene que decidir sobre la situación personal de Juan Ramón Carrancio y establecerá si pasa a ser diputado no adscrito o si se mantiene dentro del Grupo Mixto como hasta ahora. ¿Confía en que se tomen medidas dada su condición de tránsfuga?

De momento no ha habido ningún avance al respecto. Hasta que no se reúna la mesa del Parlamento de Cantabria no sabremos qué va a pasar. Aún no tenemos el informe del letrado de la Cámara, pero nosotros lo tenemos muy claro y creemos que el reglamento es también muy claro. El artículo 25 dice que en el Grupo Mixto solo pueden estar aquellos diputados que pertenezcan a partidos, coaliciones o agrupaciones de electores que no hayan conseguido los votos suficientes para formar un grupo propio. El señor Carrancio no pertenece a ningún partido, ni coalición, ni agrupación de electores, con lo cual, creemos que la decisión está clara. Hay antecedentes en Andalucía o en la Comunidad de Madrid, pero esperaremos al 7 de septiembre para leer ese informe y para ver la decisión que toman los grupos parlamentarios de la Cámara.

¿Sigue pensando que al bipartito PRC-PSOE le conviene tener a Carrancio en el Grupo Mixto o, al menos, no tener una relación abiertamente hostil dada la situación política del Parlamento y a su minoría en la Cámara?

Yo creo que no les conviene, o eso espero. Más que nada porque la hemeroteca está llena de declaraciones de Miguel Ángel Revilla recordando los años 90, una época oscura en la política de esta región, en la que el transfuguismo fue una cuestión que nos avergonzó a nivel nacional. Todos recordamos lo que dijo entonces el presidente y esperamos que mantenga esa posición respecto al transfuguismo. Y creo que el Partido Socialista tampoco le dará cobertura.

El transfuguismo no nos conviene a ninguno, porque supone dar prebendas a políticos que abandonan a su partido y a sus electores. Carrancio consigue su acta de diputado porque se presenta por Ciudadanos. Si se presentara solo, no lo veo sacando los votos que tuvo con nuestro partido. Por moralidad y por ética, si tú no estás de acuerdo con las decisiones democráticas que ha tomado tu partido, te puedes ir, pero devuelve el acta. Creo, espero y deseo que el resto de partidos políticos estén contra el transfuguismo y apoyen que pase a ser diputado no adscrito.

Había una discusión casi etimológica, porque se alegaba que no era tránsfuga porque no se había ido a otro partido. Sin embargo, con la fundación de OLA Cantabria, ese nuevo partido en el que se han integrado los críticos de Ciudadanos, las dudas quedan disipadas. ¿Puede ayudar eso a que se tome una decisión unánime?

Eso es la guinda del pastel. Si había alguna duda sobre qué iba a pasar con esta gente, queda resuelta. Si los políticos de Cantabria permitimos que un señor que es un tránsfuga acabe teniendo al mes una designación, entre sueldo, asesorías y gastos, de más de 12.000 euros, un dinero que puede incluso utilizar para la creación de otro partido, creo que estaríamos haciendo un flaco favor a la democracia en la comunidad.

Las pruebas están ahí y la situación es evidente: el señor Carrancio ha pasado por dos sindicatos, ha pasado por dos partidos, ahora quiere fundar otro, y no ha tenido pudor de tomar todas estas decisiones. También te digo otra cosa: yo estoy encantado de que forme este partido. Estoy feliz de que los cántabros, con sus votos, nos pongan a cada uno en su sitio.

Los dos concejales de Ciudadanos en Santander, David González y Cora Vielva, también abandonaron el partido. ¿Qué opinión le merece su actitud a lo largo de la legislatura, facilitando la investidura por dos veces al PP y haciendo de socios del equipo de Gobierno sin firmar pacto alguno?

Yo siempre he pensado que la política municipal que se estaba llevando a cabo en Santander no era una política de lealtad a las instituciones, sino una política de sumisión al PP. El argumento de los concejales de que las decisiones se tomaban en Madrid no es serio. Allí están a otras cosas y no a pedir que al mobiliario urbano de Santander se le pongan unas etiquetas con el precio. Es totalmente absurdo.

Además, la percepción que tenía toda la sociedad cántabra y santanderina es que había una total sumisión al Partido Popular. Creo que esa actuación es perjudicial a nivel político y a nivel social, porque te votan para que hagas una oposición leal y constructiva y no para que estés totalmente vendido al equipo de Gobierno, primero de Íñigo de la Serna y después de Gema Igual. La culminación también a esta política entreguista ha sido que tuvieron la poca decencia de quedarse con las actas que pertenecen a Ciudadanos. Pero bueno, repito que estamos encantados de que ahora tengan un nuevo partido político para que la gente ponga a cada uno en su sitio.

Y esa sumisión al PP que ahora reconoce, ¿por qué no se denunció antes o se hizo algo para evitar esa actitud de dos concejales que aún pertenecían a Ciudadanos?

Primero, porque existe autonomía para que la política municipal la establezcan los propios concejales. Segundo, porque yo a nivel orgánico no era nadie. Yo no tenía ningún cargo en el partido y podía protestar a nivel interno, pero poco más. Ahora, que sí había la posibilidad de como portavoz autonómico tener esa trascendencia orgánica y explicar a la sociedad cántabra lo que estaba pasando, ellos han abandonado el partido.

Cuando no tienes capacidad de influir en la política municipal y autonómica, es mejor no decir nada. Pero ahora sí lo haría, porque tengo esa responsabilidad. Ahora sí lo digo, y con un poco de vergüenza, porque era vox pópuli, porque todo el mundo lo sabía. Incluso nosotros, pero tampoco íbamos a tirar piedras contra nuestro propio tejado y generar una ruptura con el grupo municipal, porque creíamos que no era el momento. Ahora que lo puedo decir, lo digo. Y antes, que no lo podía decir, lo pensaba.

Tras la salida de estos ediles de Ciudadanos mantuvo una reunión con la alcaldesa de Santander y solicitó a Gema Igual que no se siguiera apoyando en dos tránsfugas para gobernar la ciudad. ¿Cree que va a cumplir su palabra?

De momento, me voy a fiar de la palabra de la alcaldesa de Santander. A mí me ha dicho que no se va a apoyar en los tránsfugas, y espero que tampoco lo haga el resto. Ninguno, ni para apoyar al equipo de Gobierno ni para tumbar sus propuestas. Me gustaría que esos concejales que tienen las actas de Ciudadanos fueran seres invisibles. Vamos a esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos y tomaremos medidas en consecuencia.

Tras la pérdida de un diputado en el Parlamento de Cantabria, dos concejales en Santander y otros dos ediles en Piélagos, la presencia institucional de Ciudadanos ha quedado reducida a la mínima expresión. ¿Cómo puede influir eso a un partido que sumó más de 50.000 votos en las últimas elecciones?

Es complicado, la verdad. Es una pena que al final estos caminos nos hayan traído hasta aquí. Ciudadanos es un partido recién nacido a nivel nacional. Cuando eres niño tienes paperas, y eso es mejor que tenerlas cuando eres adulto. Estamos pasando esas enfermedades de infancia. Vamos a asumir que hemos tenido paperas, ya hemos tomado los antibióticos y a partir de ahora vamos a crecer y a procurar rehacer nuestro mensaje para esperanzar a los cántabros. Ojalá las cosas no hubieran sido así. Yo he pedido perdón y reitero esas disculpas públicas por haber puesto la confianza en unas personas que han demostrado que no merecían ninguna. Ha quedado claro que eran personas sin ningún tipo de ética y moral. Estamos trabajando para reponernos y ofrecer una nueva forma de hacer política.

La situación que se ha vivido en Cantabria se ha repetido también en otras partes de España. ¿Cree que han fallado los controles internos?

Sin duda. Quizás estamos teniendo la enfermedad del éxito. Crecer de esa manera tan exponencial como crecimos complicó al partido ver, analizar y comprobar a todas las personas que entraban a Ciudadanos como una avalancha. Ha ocurrido en más sitios, es cierto, pero nunca es tarde para tomar precauciones y procurar filtrar lo que hay dentro del partido. También te digo una cosa: son personas que han entrado al partido, han tomado posiciones, han buscado un interés personal, y una vez que se han tomado las decisiones oportunas para que estas cosas no ocurrieran, se han ido. Perfecto.

¿Ha concluido ya la investigación interna que pusieron en marcha por un presunto delito de falsedad documental en el que están implicadas varias de las personas que han abandonado el partido y que ostentaban cargos importantes dentro de Ciudadanos?

Sí. Nosotros lo tenemos bastante claro. Tenemos el informe realizado y, cuando llegue el momento, lo pondremos a disposición judicial.

¿Aún no lo han hecho?

No, porque estamos en agosto, en un impasse, pero cuando llegue septiembre y se recupere la normalidad, creo que estamos en el derecho y en la obligación de facilitar esa información a los jueces por una cuestión de regeneración democrática. No se puede ir por la vida enarbolando la bandera de lucha contra la corrupción y no hacer nada ante nuestros propios casos. Esto nos ha costado muy caro: uno de los diputados en el Parlamento de Cantabria y los dos concejales de Santander. Hemos pagado un precio muy elevado por tomar las medidas que hemos tomado, pero apechugamos con ello y preferimos pagar los peajes que hagan falta para conservar nuestros principios.

¿Las conclusiones de ese informe interno detectan indicios de delito?

Nosotros tenemos indicios de que esa acta no existe, no hay constancia de que existiese. Yo no diré si es falsa o no, eso que lo haga un juez, pero no hay rastro de que haya existido nunca. Eso es lo que vamos a trasladar a los tribunales.

Hablaba del precio que ha tenido que pagar Ciudadanos en Cantabria por todos estos conflictos internos. ¿Cree que además puede tener consecuencias en las próximas citas electorales?

Yo creo que no. Lo que puede percibir la ciudadanía es que cuando hemos tenido algún caso conflictivo, de corrupción o de posibles delitos, hemos actuado, no nos ha temblado el pulso. Y lo hemos pagado. Perder la representación en Santander ha sido muy duro. A mí me da muchísima pena y vergüenza que el voto a Ciudadanos haya acabado en algunas personas serviles al PP, pensar que el voto de muchos vecinos que había ido a Ciudadanos haya acabado en dos personas que han usurpado el acta y que se han entregado al Partido Popular. La gente se puede sentir decepcionada, pero a la vez, los que nos hayan votado se pueden sentir orgullosos de las decisiones que hemos tomado. Creo que demostramos que pueden confiar en nosotros, que si detectamos alguna irregularidad, actuaremos sin vacilación nos cueste lo que nos cueste.

En la última convocatoria electoral que se ha celebrado hasta ahora, en la que fue candidato al Congreso de los Diputados, su partido obtuvo 5.000 votos menos que en la anterior ocasión. ¿A qué lo achaca?

Las estadísticas son como los bikinis, muestran todo menos lo fundamental. Cada uno las puede interpretar de una manera, así que permíteme que arrime la sardina a mis ascuas y que diga que Ciudadanos sufrió un descenso de 1,5 puntos a nivel nacional y que sin embargo en Cantabria fue de 0,7 puntos. Aquí, la bajada fue bastante menor. Depende de quién lo diga, se puede afirmar que perdí hasta 5.000 votos, aunque yo puedo decir que solo perdí 5.000 votos. La dirección nacional estaba muy contenta con los resultados de Cantabria y fuimos de las autonomías donde menos se notó la caída. Con lo cual, creo que puedo estar satisfecho con el trabajo que hicimos, desde el primero hasta el último, porque conseguimos mantener un diputado, algo que no parecía fácil.

Un año después de su salto a la política activa, ¿qué balance hace?

Muy positivo. Realmente, ha sido una experiencia brutal y trepidante. He procurado aprender mucho sobre el funcionamiento del Congreso de los Diputados y he trabajado mucho. Creo que ahora estoy en mejor disposición de afrontar el nuevo curso, con mucho más conocimiento, experiencia y capacidad política a la hora de plantearme las situaciones. Estoy realmente satisfecho.

¿Y de qué se siente más orgulloso de este tiempo como diputado?

Soy portavoz de Cultura en el Congreso de los Diputados y cuando entraron en vigor los nuevos presupuestos y conseguimos bajar el IVA de los espectáculos en directo, de la música, del teatro, de la danza, del 21 al 10%, recibí la llamada de un montón de compañeros que se dejan la piel en los escenarios. Ahí te das cuenta de que tu trabajo ha servido para algo. El PP lo vende como que lo hicieron ellos, pero la realidad es que cuando tenían mayoría absoluta no fueron capaces de hacerlo y tuvo que ser una de las condiciones que nosotros le planteamos en la investidura de Rajoy. Esto de la cultura tiene su cosa, es complicado, a veces muy politizado, pero creemos que es fundamental para la vertebración de un país.

¿Se ve repitiendo como candidato en la próxima legislatura o su estancia en el Congreso de los Diputados tiene fecha de caducidad?

Mi experiencia vital ha sido siempre muy azarosa. Nunca me planteé ir a trabajar en televisión, nunca me planteé hacer teatro. Me gustaba, siempre fui muy cómico, pero no estaba en mis planes. De hecho, era profesor de Informática. El azar me llevó a este mundo. Luego, también de manera azarosa, entré en política. Siempre he revoloteado en el mundo de la política, he mantenido una actitud socialmente activa, pero nunca me había decidido a dar el paso. Lo doy en diciembre de 2015 con la única pretensión de ayudar a Ciudadanos en la campaña electoral del 20D. Ayudé como buenamente pude, repartiendo flyers por la calle, como cualquier otro, y ahí acabó mi intervención. El caso es que aquella legislatura fracasó y el candidato de Ciudadanos en Cantabria no se volvió a presentar. Ante la urgencia de las elecciones del 26J, a primeros de mayo se me plantea la posibilidad de que yo encabece la lista. Nunca me lo había planteado, pero aquí estoy.

Esa es mi trayectoria profesional y vital, que es pública. Como me ha ido bien siempre sin plantearme el futuro, seguiré sin planteármelo. Sería absurdo que cambiara esa filosofía de vida. Dejaré que el tiempo pase, que llegue lo que tenga que llegar. Cuando tenga que presentarme a unas primarias, decidiré si lo hago o no. En mi mente ahora solo está disfrutar como lo estoy haciendo, como hace cualquiera al que le gusta lo que hace y se deja el pellejo, el alma y el corazón en el intento. Lo que tenga que ser, será.

Carlos Pracht no se presentó… ¿o no lo presentaron? Lo cierto es que su antecesor en el cargo no anunció su retirada y el partido evitó hacer unas primarias para sustituirlo…

Eso ocurrió en tres o cuatro zonas de España. Ya se habían hecho primarias en todo el país para el 20 de diciembre y luego, ante una situación excepcional, se tomaron decisiones extraordinarias. Ojo, siempre atendiendo a los estatutos de Ciudadanos, que daban al Comité Ejecutivo la potestad de nombrar candidatos. Puede gustar más o menos, pero fue así.

A mí me hubiera gustado que fuera de otra manera, hubiera preferido llegar a través de unas primarias en las que los afiliados me hubiesen dado su respaldo, pero a veces las cosas son como son, no como uno quiere. Yo acepté esa circunstancia y sé que es una pequeña contradicción con la que tendré que cargar siempre. Sé que mis detractores lo utilizaran toda la vida para tirarme con ello a la cara, pero no hay más remedio. Y sobre Carlos Pracht, la realidad es que al final no se presentó como candidato. Nadie le obligó a retirarse.

Es más que público que la trayectoria de Carlos Pracht fue muy controvertida, con declaraciones muy polémicas sobre el aborto o la violencia machista que hicieron incluso que fuera desautorizado por la dirección nacional de Ciudadanos. ¿Cree que eso no influyó?

Evidentemente, dijo cosas que estaban fuera de la corriente ideológica del partido, en asuntos tan importantes para el partido que hicieron que se le corrigiera. Si yo me pronunciara sobre temas fuera de la órbita ideológica o política de Ciudadanos, entendería que Albert Rivera me dijese que ese no es el camino.

Cuando fue nombrado candidato, se recuperaron muchos de sus tuits más críticos hablando de la clase política. ¿Le ha cambiado la percepción ahora que está dentro?

Voy a decir algo que espero que la gente entienda bien: en mi vida he trabajado más de lo que trabajo ahora, jamás he metido las horas que meto ahora, y jamás he sentido más ganas de llevar a cabo un objetivo que ahora. Jamás. He hecho cosas importantes, he tenido trabajos de mucha trascendencia, pero nunca he tenido la sensación que tengo ahora de hacer cosas que pueden ayudar a mejorar la vida de la gente.

Y sobre los tuits, a mí me dijeron en mi partido que echara un ojo a las cosas que había publicado. Yo fui uno de los primeros en Twitter, con Florentino Fernández, Goyo Jiménez, Carlos Latre y unos cuantos más. Yo le dije al partido que yo soy yo, mis circunstancias, y mis tuits. Sabía que había alguno en el que había dado caña a los políticos, pero era en 2011 o en 2012, y entonces estábamos todos cabreados. Ocurrían cosas que a todos nos sacaban de quicio. La corrupción era una noticia cotidiana que aumentaba día a día nuestra indignación. Yo estaba cansado, muy cansado. Todo tiene su contexto, y algunos eran incluso bromas o formaban parte de conversaciones más amplias. Vistos por sí solos parecían auténticas barbaridades, pero nunca he borrado un solo tuit y jamás lo voy a borrar. Soy lo que dije y lo asumo, no tengo por qué esconderme por decir que el nivel de la política española era lamentable.

¿El nivel de corrupción actual no es como para seguir igual de indignado que entonces?

Han cambiado un poco las cosas. Lo que vemos ahora viene de atrás. Es verdad que nos deja perplejos que aquellos que estaban metidos en el ajo, que lo conocían o lo permitían, sean los que quieran ahora capitanear la regeneración. Eso choca, evidentemente. No creo que el PP sea un partido político capaz de hablar de regeneración. Tiene que hacerlo, pero no puede darnos clases a ninguno. Es verdad que ahora, cuando hay un investigado, dimite inmediatamente. Eso antes no ocurría.

Al PP y al PSOE les cuesta mucho moverse para avanzar en la regeneración. Nosotros hemos presentado un plan para que haya independencia en los órganos judiciales, donde se proteja a todas aquellas personas que alerten de casos de corrupción. Muchas veces han sido ninguneados, apartados, despedidos. Nosotros pedimos que se proteja a esos funcionarios que dan la voz de alarma. También creemos que los mandatos tienen que ser de ocho años por una simple cuestión de salud política. Eso impedirá esas legislaturas eternas en las que la corrupción se enquista y acaba pudriéndolo todo.

Investigaciones como las del Caso Púnica o la Operación Lezo han destapado corruptelas que se estaban produciendo prácticamente en directo, que no vienen de tiempo atrás. ¿Qué le hace pensar que se ha reducido esa sensación de impunidad?

Lamentablemente, siempre va a haber casos de corrupción. No es evitable. Lo que sí podemos hacer es actuar con rapidez y diligencia sobre esos casos de corrupción, vengan de donde vengan. No debe existir ninguna distinción. A veces, el ser humano se corrompe y muerde la fruta prohibida. Puede ocurrir y ocurre en todos los países del mundo. De todas formas, el grueso de los casos que vemos creo que vienen de atrás, porque la policía y la justicia no tienen los medios suficientes para investigar y se dilatan ocho, diez, doce años. Esto también habría que remediarlo, porque la justicia, si es lenta, no es justicia.

Hablaba también de la limitación de mandatos. ¿Ve a Mariano Rajoy dando un paso atrás?

Rajoy no es ni mi candidato ni el presidente que yo quería, obviamente, pero tenemos que analizar las cosas en su contexto. El 20 de diciembre gana las elecciones y el 26 de junio lidera el único partido que sube en votos. ¿A mí me gustó? No, lo más mínimo. El día que voté 'sí' a la investidura de Mariano Rajoy no era un hombre feliz, pero si los españoles habían dado más apoyo al PP, solo nos quedaban dos opciones: asumirlo y permitir que gobiernen, condicionando las políticas de la lista más votada, o enredarnos en el día de la marmota, negar la evidencia, bloquear el país e impedir una investidura. La segunda opción no era buena para los españoles.

¿Y para Ciudadanos? ¿Cree que se entiende caer en la incoherencia de hacer algo que habían negado por activa y por pasiva, como era hacer presidente a Mariano Rajoy?

Mentir es decir lo contrario de lo que se sabe o de lo que se piensa con el ánimo de engañar. Cuando yo decía en campaña que no íbamos a votar a favor de Mariano Rajoy, yo no estaba mintiendo, porque eso era lo que pensábamos hacer. A mí no me cabía otra cosa en la cabeza. Y nadie se imaginaba que los resultados el 26J iban a ser los que fueron. Ninguna encuesta planteó este escenario, absolutamente nadie. Cuando ocurre lo que ocurre, hay que plantearse en ese momento lo que hay que hacer. , y eso no es mentir.

Yo hablaba de incoherencia, en todo caso…

Tampoco es una incoherencia. Para eso tendría que darse el mismo contexto, y no era así. Si las circunstancias cambian, puedes quedarte en tu trinchera y perjudicar al país o tener la valentía para rectificar. Eso hicimos. Mentir es decir que eres socialdemócrata cuando eres comunista, se me ocurre, pero no cambiar de opinión por la viabilidad política y económica del país.

Y viendo esa decisión en perspectiva, ¿sigue pensando que fue lo correcto?

Yo creo que los resultados están ahí. Además de que se ha cumplido buena parte de aquel acuerdo de investidura, ya se están cumpliendo un montón de puntos incluidos en la negociación de presupuestos, como es la ley de autónomos, como las bajas de maternidad, la rebaja del IVA cultural, como va a ser el refuerzo de la educación o la rebaja del IRPF… Esto la gente lo va a notar. Los que no han conseguido nada son el PSOE o Podemos. Nosotros lo estamos haciendo con 32 diputados.

Y en Cantabria, como portavoz autonómico, ¿qué valoración hace del Gobierno PRC-PSOE y del acuerdo presupuestario de Ciudadanos con el bipartito en el último ejercicio?

Sobre el bipartito, tengo una percepción turbia de lo que está ocurriendo. Creo que Cantabria va mezclando datos que reflejan que no se está consolidando el crecimiento. En un escenario de mejora económica global en España, hay algunas autonomías que no son capaces de consolidarse. Esto se debe a que no hay unas políticas consensuadas, no hay un planteamiento económico o industrial a medio y largo plazo.

Este Gobierno está tomando medidas cortoplacistas pensando en 2019. Intenta poner parches para llegar a las próximas elecciones sin mucho conflicto. Necesitamos una política seria e integral en la que se implique a la ciudadanía para asumir los retos que tenemos por venir. El talento necesita un ecosistema, necesita un territorio. Apostar por la investigación y la innovación es buscar soluciones a lo que está por venir, y si no subimos a ese tren seremos una autonomía que irá a la cola del país. Debemos tomar la iniciativa y dejar de estar a rebufo.

Con el arranque del nuevo curso político comenzarán las negociaciones para sacar adelante el próximo presupuesto de Cantabria. ¿Qué condiciones o qué líneas rojas establecerá Ciudadanos al bipartito si quiere contar de nuevo con su apoyo para salvar su minoría parlamentaria?

Primero, vamos a pedir un análisis y una evaluación de cómo ha ido el pacto anterior. Una vez que lo tengamos, vamos a valorar qué hacer. Obviamente, con gente leal nosotros podemos negociar, con gente que no lo es no lo haremos. A partir de ahí, vamos a dialogar como hemos hecho siempre, con la mayor disposición de llegar a un acuerdo, pero con la mayor contundencia para defender nuestras reivindicaciones. No tenemos líneas rojas. Lo que pidamos no serán cosas imposibles, sino cosas que se puedan hacer. Este año exigimos que no se subieran los impuestos y si hoy los cántabros no pagan más es porque conseguimos que así fuera.

Fue nombrado portavoz autonómico a principios de verano. Una vez superado el parón estival, ¿qué prioridades se marca al frente de Ciudadanos Cantabria?

Lo que me gustaría es que se plasmara la nueva estructura del partido. Vamos a pasar de una estructura vertical, donde había dos personas que manejaban el cotarro, a una estructura horizontal, con un comité autonómico donde van a estar representadas hasta 19 personas, con los coordinadores de cada agrupación, elegidos en primarias; hasta cinco cargos institucionales, elegidos por los afiliados y que además han pasado por un proceso electoral; y las cinco secretarías y la portavocía.

De esas 19 personas, solo cinco son elegidos a dedo desde Madrid, porque cuentan con la confianza de la dirección nacional. Eso quiero que funcione y que a partir de ahí se filtre hacia abajo, se capilarice, para que toda la gente de Ciudadanos tenga participación en el proyecto. Tenemos que armar un ejército de gente ilusionada para que salga a la calle a transmitir nuestro proyecto, que creo que es el mejor. La esperanza no es una táctica, pero ayuda. Queremos devolver la confianza en la política a los ciudadanos.

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