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“Nuestro sistema sanitario vivió momentos de zozobra y de falta de financiación durante la crisis”

La consejera de Sanidad de Cantabria, María Luisa Real. | Fotos: ROMÁN GARCÍA

Laro García

María Luisa Real lleva toda su vida profesional ligada al ámbito sanitario. Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Cantabria y médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, ejerció como directora general de Servicios Sociales del Gobierno de Cantabria y responsable del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS) en la anterior etapa del bipartito PRC-PSOE. En 2015, tras la vuelta al poder de socalistas y regionalistas, regresó al terreno de la gestión como nueva consejera de Sanidad.

Confiesa que la política le ha proporcionado “más disgustos” que su trabajo como doctora, pero también reconoce que se siente “orgullosa” de contribuir en la mejora del sistema sanitario de Cantabria. Su nombre ha estado en el centro de las críticas de la oposición tras la polémica desatada por las presuntas irregularidades en varios contratos del Servicio Cántabro de Salud, aunque insiste en que “nunca” se ha planteado su salida y muestra un convencimiento “absoluto” en la limpieza y transparencia de su equipo.

Cuando tomó posesión en 2015 anunció como líneas estratégicas de la Consejería de Sanidad “la lucha contra las desigualdades en salud, la atención a la cronicidad y potenciar la calidad y la investigación”. ¿Qué balance hace en esta recta final de la legislatura de lo conseguido hasta el momento?

Yo creo que hemos avanzado mucho en esas tres líneas estratégicas. En Sanidad, la satisfacción nunca es completa porque siempre quedan cuestiones pendientes por mejorar, pero todas nuestras actuaciones han ido dirigidas en esta dirección para fortalecer y modernizar nuestro sistema sanitario público y hacer de él un elemento de cohesión social y territorial. El objetivo es que nuestro sistema sanitario sea mejor para todos, independientemente de la edad, el diagnóstico, la situación socioeconómica o el lugar de residencia del paciente. Nuestra obsesión ha sido que estas cuestiones se cumplan. Lo primero que hicimos nada más llegar al Gobierno fue aprobar una orden para permitir el acceso a todos los ciudadanos de Cantabria a nuestra Sanidad, intentando solucionar dentro de nuestras capacidades el Real Decreto aprobado en 2012 por el anterior Ejecutivo, que excluía a parte de las personas, inmigrantes y no solo inmigrantes, a los que dejaba fuera.

Respecto a que todas las personas tengan igual atención independientemente de su diagnóstico: una de las actuaciones de la que estoy más orgullosa como consejera de Sanidad, precisamente, es el traslado de los ingresos de Psiquiatría desde el Centro de Parayas al Hospital de Liencres. La situación en la que estaban en Parayas los pacientes nunca se hubiera consentido ni por los enfermos ni por ningún familiar para cualquier otro diagnóstico. Habitaciones triples o cuádruples, con un único baño para hombres y otro para mujeres, con unas condiciones higiénicas en la que parte de los servicios de cocina, por ejemplo, estaban permanentemente cerrados… Unas condiciones que nunca se hubieran consentido para otros pacientes, reitero.

Sobre la igualdad en la asistencia con independencia del lugar de residencia, hemos hecho el plan funcional de Laredo y de Sierrallana, hemos aumentado las unidades de salud mental y los recursos para que estén en igual ratio profesional/paciente en las tres áreas sanitarias, hemos abierto centros de día de atención psiquiátrica en las tres áreas, hemos incrementado la prestación por logopedia en las tres áreas, próximamente vamos a incrementar la atención por podología también en las tres áreas sanitarias, la hospitalización domiciliaria solo la había en Santander y se ha puesto este servicio en Torrelavega, Laredo y Reinosa, hemos abierto un centro de especialidades en Castro Urdiales… Es decir, nuestra estrategia es aumentar la igualdad, la seguridad y la equidad, que todos los ciudadanos tengan acceso a las mismas atenciones sanitarias. 

Como decía, entre sus primeras medidas en el cargo estuvo la de devolver la tarjeta sanitaria a los inmigrantes irregulares o garantizar el acceso a las técnicas de reproducción asistida en el sistema sanitario público. ¿Qué otros logros en materia sanitaria quedan pendientes?

Siempre insisto en que Cantabria y España cuentan con un excelente sistema sanitario. Es uno de los mejores sistemas sanitarios de Europa y, por tanto, uno de los mejores del mundo. Es un sistema sanitario que, según todos los informes internacionales, es eficaz, eficiente y de calidad para todos. Es un sistema sanitario que está sometido a los mismos retos que en el resto de países occidentales: envejecimiento de la población, prevalencia de la patología crónica, dificultades para financiar la innovación tecnológica y farmacológica, necesidad de coordinación entre los diferentes niveles asistenciales, incorporación de las TIC, protección de datos y confidencialidad…

Sin embargo, nuestro sistema sanitario vivió momentos de zozobra y de falta de financiación durante la crisis. En parte por la situación económica, pero no exclusivamente, se pusieron en duda algunos de los valores fundamentales del sistema, como la universalidad o la solidaridad, y se ha descapitalizado el sistema sanitario en España, pero también en Cantabria. Esto es lo que nos encontramos cuando llegamos: un sistema sanitario fundamentalmente descapitalizado en recursos humanos, en renovación tecnológica y en infraestructuras, que no se habían renovado, ni en los hospitales ni en atención primaria.

Por eso, hemos realizado una renovación tecnológica como no se había realizado en los últimos diez años en todos los hospitales, aunque especialmente en Valdecilla, que es dónde está la más alta tecnología. Todas estas actuaciones se han ido desarrollando a lo largo de esta legislatura, ¿y qué nos queda? Completarlo, fundamentalmente.

En atención primaria nos falta acabar el centro de salud de Santoña y terminar de implantar la estrategia de cronicidad. Nuestro sistema sanitario es excelente, pero necesita una reorientación. Está centrado en la atención a procesos agudos, cuando tiene que centrarse a la atención de personas crónicas, que son la mayoría de las que llenan nuestras consultas, los servicios de urgencias y la mayoría de pacientes que están ingresados. Esta reorientación necesita situar a la atención primaria en el centro y mejorar la coordinación con la atención hospitalaria. En eso en lo que estamos.

¿Hasta qué punto condiciona la situación económica para seguir avanzando en una sanidad pública de calidad?

Todos esos retos pendientes están contemplados en las cuentas de 2019. El presupuesto de Sanidad nunca es suficiente, porque las necesidades siempre son mayores, pero esta reordenación requiere más recursos económicos, materiales, humanos, pero sobre todo necesita una estrategia organizativa y asistencial. Para todas las cosas materiales, tenemos el presupuesto.

Ha repetido insistentemente que “los pacientes y los profesionales de Valdecilla son inquilinos de un edificio durante dos décadas”. ¿Una de las frustraciones de esta legislatura es no haber podido revertir las condiciones de ese contrato que privatizaba de facto el buque insignia de la sanidad cántabra?

Efectivamente, yo lo he dicho muchas veces. El Gobierno, y el Partido Socialista, al que yo pertenezco, nos hemos manifestado reiteradamente en contra de este contrato. Es un contrato que no tiene ninguna justificación. Con la disculpa de hacer la última parte de la obra, la menos complicada técnicamente, porque los quirófanos ya estaban hechos y lo que quedaba era hacer fundamentalmente hacer habitaciones, la parte menos compleja. Con esa disculpa, el PP hipotecó por 900 millones durante 20 años la gestión de todo el Hospital Valdecilla. Tenemos que pagar aproximadamente unos 44 millones al año.

Nos hipoteca económicamente, pero lo que es más importante, hipoteca la gestión del hospital. Nosotros nada más llegar analizamos jurídicamente la posibilidad de revertir el contrato. Cualquier contrato se puede revertir, siempre y cuando indemnices adecuadamente a la otra parte. Dada la complejidad del contrato, los 900 millones, los 20 años, y que es un contrato mixto de obras y servicios, la comunidad no puede afrontar esa indemnización.

La Consejería ha penalizado en varias ocasiones a Ferrovial-Siec por “incumplimiento de los estándares de calidad”. ¿En qué momento se encuentran ahora las relaciones con la empresa concesionaria?

Nosotros nos hemos empeñado en hacer un control exhaustivo de las cláusulas del contrato y es lo que estamos haciendo. Es un contrato con el que no hemos estado de acuerdo en ningún momento porque, efectivamente, convierte a los profesionales y a los pacientes en inquilinos. Si el equipamiento cambia, y 20 años son muchos, tienes que pedir permiso a la empresa que lo gestiona. La empresa gestiona todos los servicios no sanitarios, todos. Y no es lo mismo que lo gestione todo una empresa a que haya doce empresas gestionando. Esto es fácil de entender. Si no estás satisfecho con un servicio, cambias de empresa, pero de esta forma eres rehén. ¡Y además por 20 años! 20 años en asistencia sanitaria es un mundo. No sabemos, no podemos imaginar siquiera cómo cambiarán las cosas en ese tiempo, cómo evolucionará la tecnología sanitaria. 

Los trabajadores han reclamado reiteradamente que se ponga solución a las deficiencias del centro sanitario. ¿Hay margen para exigir esas mejoras que reclaman en Valdecilla?

Siempre digo que no es lo mismo reformar un edificio que hacer un edificio nuevo. En un edificio nuevo se puede planificar, mientras que para reformar debes tener en cuenta los espacios disponibles y las características de los mismos. Se han tenido que hacer una serie de reformas en el hospital antes incluso de estrenarlo. Por ejemplo, en relación a la reproducción asistida, no solamente cambiamos las posibilidades de que todas las mujeres pudieran acceder a las técnicas de reproducción asistida, es que, además, en el Hospital Valdecilla no se había tenido en cuenta que se necesitaba una unidad de reproducción asistida. No se había dejado físicamente espacio y, cuando hicimos el traslado, nos encontramos con esa situación. Esto, evidentemente, no es un olvido. Hay declaraciones públicas del anterior gerente de Valdecilla, César Pascual, en las que dice que esta es una prestación que no se debe dar en la sanidad pública. No es un olvido casual, es una decisión política e ideológica. No solamente hemos tenido que buscar un espacio físico, sino que hemos dotado a la unidad de un nuevo equipamiento que ha reducido la lista de espera de seis a tres meses. Se ha hecho una reforma en las instalaciones del servicio de urgencias para mejorar el confort y la seguridad de pacientes y profesionales, hubo que hacer cambios también en las propias plantas de hospitalización porque no se había tenido en cuenta que los profesionales sanitarios necesitaban un espacio después de pasar consulta para valorar las historias clínicas...

Otro de los caballos de batalla de esta legislatura ha sido la financiación por parte del Gobierno de España de las obras del hospital. ¿Veremos en los próximos Presupuestos Generales del Estado las partidas pendientes con Cantabria?

El Gobierno de España no espera afrontar durante lo que resta de legislatura el cambio de la financiación autonómica, pero sí mejorar los recursos que necesitan las comunidades, y ya ha habido algunos cambios en aspectos relevantes como la lucha contra la violencia de género o la atención a la dependencia. En nuestro caso, el presidente Sánchez ha mostrado su apoyo a incorporar la financiación suficiente para el Hospital Valdecilla. Llegarán esas partidas pendientes.

¿El proceso judicial que se inició para reclamar esas cantidades económicas atrasadas se paralizará?

De eso se encargan los servicios jurídicos, pero es evidente que si la financiación se lleva a cabo, se retirará el recurso que se había puesto.

En relación a las presuntas irregularidades en los contratos del Servicio Cántabro de Salud, que llegarán de nuevo al Parlamento de Cantabria en forma de comisión de investigación, ¿en qué posición queda usted como consejera y responsable política?

Yo lo he dicho reiteradamente: me parece incomprensible que por parte de la presidenta del PP, una persona que ha sido consejera de Sanidad, se hayan utilizado todos los medios para poner en entredicho toda la contratación del Servicio Cántabro de Salud. Me parece inexplicable, además de injusto con uno de los principales organismos para los ciudadanos y que gestiona 40.000 contratos al año. Se han puesto en entredicho un pequeñísimo número de contratos que, finalizada la auditoría, una vez realizado el informe definitivo, se aceptan algunas de las alegaciones que había presentado el Servicio Cántabro de Salud sobre esos contratos, se concluye que la contratación, en general, se atiene a la normativa vigente, se concluye sin emitir ninguna limitación ni exigir ninguna actuación. Además, concluye que la contratación que se realiza ha mejorado en relación a los años anteriores.

El Servicio Cántabro de Salud y la Consejería son los primeros interesados en detectar esas incidencias e introducir las mejoras que sean necesarias. Lo que se ha hecho ha sido manipular una serie de incidencias que aparecen en todas las auditorías, en todos los organismos públicos, durante todos los años. Insisto, es que son 40.000 contratos. 40.000. Se ha utilizado políticamente para atacar a la Consejería de Sanidad poniendo en entredicho la gestión del Servicio Cántabro de Salud que, por otra parte, es competente en su propia gestión, como está así recogido en la ley y por eso tiene su propia mesa de contratación.

Sin embargo, se produjeron distintas dimisiones de altos responsables de este organismo. ¿En algún momento se planteó su salida o temió por su cargo?

El cese no me compete, pero la dimisión no me la he planteado porque estoy firmemente convencida de que la Consejería de Sanidad ha actuado en cada momento con absoluta transparencia y en función de la información que tenía en cada momento. Cuando yo, como consejera de Sanidad, recibo un correo de la funcionaria al que se ha dado tanta importancia, este iba dirigido a su jefe y ponía en mi conocimiento y en el de la secretaria general de la Consejería, estos hechos. Y el correo, del que mucha gente habla pero no ha leído, habla fundamentalmente de una muy mala relación con su jefe, con su superior directo. Y lo que yo hice, como consejera, fue pedir información al gerente del Servicio Cántabro de Salud, responsable directo y jefe del subdirector puesto en entredicho y de la propia funcionaria. El gerente informó de una muy mala relación entre ambos, e insisto: el informe de la auditoría concluyó que había incidencias, pero que todas las obras estaban finalizadas, todos los equipamientos estaban suministrados y el dinero se había utilizado en esas obras y en esos suministros. Lo dicen tanto el informe como la Intervención, que acepta algunas de las alegaciones del SCS respecto a los contratos puestos en entredicho, un número mínimo, creo que son cinco contratos, en relación a 40.000.

A nivel político, ¿se ha sentido respaldada por el presidente del Gobierno y el resto de miembros del Consejo?

Totalmente. Y yo creo que, además, al presidente del Gobierno se le hizo una interpelación en el pleno del Parlamento y fue muy claro en su exposición.

¿Da por zanjado este asunto?

Lo doy por zanjado absolutamente. La máxima responsabilidad que se puede pedir a un alto cargo, a un responsable político, es la dimisión. Como ha dicho antes, se han producido dos ceses: la del gerente del Servicio Cántabro de Salud y la del subdirector de Contratación Administrativa.

Como miembro del PSOE, me gustaría preguntarle por los momentos complicados que ha vivido su partido tras las primarias que otorgaron el liderazgo a Pablo Zuloaga. ¿Cómo han afectado esos cambios internos a la gestión de las áreas socialistas en el Gobierno?

Creo sinceramente que, a pesar de lo que se dice, y de algunas declaraciones de la oposición, no ha influido en absoluto en las relaciones como Gobierno. Ni en la relación con el PRC ni, por supuesto, en las relaciones entre los consejeros socialistas. Todos tenemos muy claro que estamos en el Gobierno para realizar políticas socialistas, que no cambian de unos a otros. Los cuatro consejeros del PSOE estamos ocupados y preocupados por implantar las políticas socialistas que están en nuestro programa.

A usted, que es una profesional de la medicina, se la considera más una gestora que una política. ¿Le gustaría mantener sus responsabilidades en la próxima legislatura o piensa en volver a recuperar su carrera?

Yo soy médico, estoy orgullosa de serlo, me encanta mi profesión y tengo claro que la medicina da muchas más alegrías que la política y la práctica de la gestión. Siempre me he encontrado muy cómoda porque es mi auténtica vocación y he desarrollado esa tarea durante 30 años. Pero también estoy muy satisfecha de haber tenido la oportunidad de trabajar para mejorar la sanidad de Cantabria, como me ocurrió antes con los Servicios Sociales, en mi época del ICASS. Estoy muy satisfecha y agradezco a mi partido la oportunidad que me ha dado de poner mi granito de arena. Y creo que algo hemos mejorado. Sin duda, las prestaciones sanitarias en Cantabria son mejores y más que cuando llegamos.

Dicho esto, ¿le quedan ganas para afrontar un segundo mandato?

No te voy a decir esta frase típica de que estaré a disposición de mi partido, pero es la absoluta realidad. Mi vocación es la de ser médico. Es lo que decidí en su día, y si hoy tuviese 18 años, volvería a tomar la misma decisión. Es una profesión que da muchísimas satisfacciones, sin duda, muchas más que la política, aunque la política te da la oportunidad de trabajar para mejorar la vida de los ciudadanos, aunque también te da algún disgustillo…

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