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Raúl Gil: “Me siento cómplice de muchas cosas que se hicieron mal”

Raúl Gil durante la presentación de 'Con tinta roja' en Berlín.

Coral González

El exdirector general de Juventud del Gobierno de Cantabria en la primera legislatura del bipartito PSOE-PRC, Raúl Gil, está presentando su trabajo 'Con tinta roja', en el que repasa sus más de 20 años dentro de la vida política, ocupando cargos de confianza y de responsabilidad dentro del PSOE de Cantabria. Residente en Berlín, la distancia le ha dado la perspectiva necesaria para escribir un libro cargado de reflexión política de plena actualidad, donde se narran los entresijos de poder, los procedimientos corruptos y las guerras sucias entre compañeros.

- ¿Cómo surgió la oportunidad de escribir este libro?

Allá por marzo de 2013, me reuní en un café berlinés con Roberto Pérez, director de la Editorial Libros.com, porque estaba interesado en vender sus libros en la librería donde yo trabajaba. Le conté algunas historias de mis años en la política y me propuso publicar un libro sobre mi experiencia en el PSOE. Le dije que lo pensaría y lo fui aplazando mucho tiempo, porque en realidad no quería escribir ese libro, por no enfrentarme a los fantasmas del pasado y porque el proceso iba a ser duro. Pero mi editora, Marina Alonso de Caso, me convenció definitivamente, y a finales de ese año me puse manos a la obra. Logré los apoyos necesarios para publicarlo a través de una campaña de crowdfunding y el libro se hizo realidad.

- Después de tantos años rodeado de políticos, ¿por qué se lanzó a escribir?

Haber tomado distancia temporal y espacial con la política fue clave para poder escribir. Viviendo en Berlín y fuera de la vida del PSOE tuve la tranquilidad y el tiempo necesarios para reflexionar y analizar bien los acontecimientos vividos durante veinte años, y también cuál fue mi papel en todo aquello. Yo me siento cómplice de muchas cosas que se hicieron mal y quería estar convencido de tener la legitimidad para hablar de ello en el tono en que lo he hecho. Nunca tuve una responsabilidad dirigente alta, por lo que no me siento responsable de la debacle política y electoral, y en todo momento advertí a los dirigentes de mi partido de las cosas que se estaban haciendo mal y que nos han llevado a la situación en la que estamos. Por eso pensé que podía escribir un libro así. Porque nunca me había callado y no lo iba a hacer ahora.

- ¿Qué puede encontrar el lector en su libro?

En el prólogo explico que el lector encontrará en 'Con tinta roja' diferentes registros. Hay capítulos más reflexivos y analíticos que gustarán a los interesados en la comunicación política. Otros, en los que el relato de los hechos no necesita de más condimentos. Y hay partes en las que la reflexión o los hechos dejan paso a una profunda indignación. Además, no podía perder la oportunidad de escribir a la vez que estaban pasando tantas cosas en la política española y en el PSOE, y eso ha añadido un componente de actualidad a lo que iba a ser un libro sobre recuerdos e historias del pasado. 'Con tinta roja' está vivo, porque de alguna manera va a seguir escribiéndose.

- Ahora reside en Alemania. ¿Ha tenido problemas de adaptación?

Al principio fue duro, como para cualquier persona que emigra. Y más a un país con un idioma extraño y con una cultura tan diferente a la nuestra. El primer año lo dediqué solo a aprender alemán, y a pensar en qué quería hacer con mi vida. Trabajé en una vinoteca y durante casi dos años en una librería. Abrí un blog para analizar la política alemana que tuvo bastante difusión en España, y a través del que conocí a mi socio argentino, Franco Delle Done, con el que empecé a asesorar en comunicación a algunos diputados del SPD. Desde hace más de un año estoy muy centrado profesionalmente en La Red, una asociación que ayuda a los españoles a integrarse en Alemania. Ofrecemos cursos de alemán gratuitos, seminarios sobre temas de interés y asesoría personalizada. Me emociona mucho poder ayudar a la gente que necesita un empujón para empezar una nueva vida. Igual que hice yo en su momento. Estoy muy satisfecho de cómo me han ido las cosas a nivel personal y profesional y encantado de vivir en una ciudad tan increíble como Berlín. A pesar del frío y de la distancia con familia y amigos de toda la vida, no me planteo volver a España.

- Desde la distancia, ¿cómo se analiza la situación que actualmente vive el PSOE?

Tenía esperanza en el cambio que representaba la elección de Pedro Sánchez. Creía que alguien con su perfil y sus ganas de hacer podía recuperar el ánimo del PSOE y volver a ser competitivos electoralmente. Y sinceramente creo que, hasta el comienzo de los movimientos internos para restarle autoridad y sustituirlo, lo estaba haciendo razonablemente bien. Pero en mi partido hay gente empeñada en destruir toda esperanza, toda posibilidad de cambio, que nos permita recuperar poco a poco la confianza de la gente. Y lo están consiguiendo. Vamos directos al abismo, y a día de hoy no veo la manera de evitarlo. Me da mucha pena y esa es la tesis principal de 'Con tinta roja': la frustración porque el PSOE haya dejado de ser el partido de referencia de la gente que no tiene de todo, la desilusión porque el PSOE sea un partido que piense antes en las ambiciones de sus dirigentes -que acabarán repartiéndose las migajas del partido que trajo la modernidad a España- que en los problemas de la gente. En Cantabria la situación es aún más terrible. No hay solución. El partido que cambió Cantabria entre 2003 y 2007 -la segunda legislatura fue un desastre- está muy cerca de la absoluta irrelevancia política. Y por lo visto nadie tiene ningún interés en evitarlo.

- ¿La regeneración política es posible?

La regeneración política no puede venir ya desde dentro de los partidos, sino de la sociedad, de los medios de comunicación independientes y de referentes éticos en los que podamos confiar. Ya estamos viendo que los nuevos partidos, a pesar de que su narrativa les está dando un éxito evidente, tienen los mismos problemas y vicios internos que los viejos. Y se está vendiendo como nueva política a gente, métodos e ideas que son claramente de vieja política. En Cantabria estamos viendo en los últimos tiempos cómo los viejos y los nuevos partidos están más pendientes de sí mismos, que de resolver los problemas de la gente. Se producen alianzas contra natura, pactos forzados y componendas que solo provocan más desafección de la gente en la política. Como explico en uno de los capítulos del libro, Cantabria ha tenido en los últimos años un problema que se llama Revilla, y en la era post Revilla tendrá otro aún más grave que se llamará inestabilidad política, con un Parlamento de cinco o seis fuerzas que se antoja difícil de gobernar. Lo peor de todo es que en ese escenario el final más probable será la vuelta a una coalición entre populares y regionalistas y, por tanto, cuatro años más de Gobierno del Partido Popular, lo que será un desastre para la región.

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