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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Presupuestando para despoblar Santander

Imagen aérea de la plaza del Ayuntamiento de Santander.

Antonio Mantecón

El pasado jueves amanecíamos con la publicación de los datos del estudio elaborado por el ICANE advirtiendo de la dramática caída de población que en los próximos veinte años sufrirá Cantabria y por supuesto su capital, Santander. Las previsiones para nuestra ciudad, aproximadamente unos 150.000 habitantes para 2037, no son más que el resultado de una dinámica en la cual llevamos ya casi una década instalados. De hecho, nos acercaríamos a cifras poblacionales nunca vistas desde la década de los 70 del pasado siglo. Tendencia cuyas consecuencias han sido en múltiples ocasiones denunciadas por Santander Sí Puede, y otras tantas veces negadas por el equipo de gobierno del Partido Popular tildándonos de alarmistas irresponsables. Suponemos que tendrán la misma opinión sobre el ICANE.

Por otra parte, a primeros de noviembre, el Instituto para la Cooperación y el Desarrollo (ISCOD) de UGT publicaba 'La guía de acción de ISCOD-UGT, 'Trabajo decente y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)' en la que alertaba del aumento significativo del riesgo de exclusión social y de pobreza que había experimentado tanto Cantabria, como su capital que ya en 2015 acumulaba un porcentaje de población en riesgo de exclusión social cercano al 30%. Situación que también hemos denunciado en reiteradas ocasiones con la consabida respuesta por parte del Partido Popular.

Durante todos estos años el Proyecto de Presupuestos del Ayuntamiento de Santander ha ignorado esta realidad, confiriendo un papel irrelevante a las políticas sociales, las de estímulo del empleo o las de vivienda, entre otras. Precisamente aquellas áreas que, aplicadas las medidas adecuadas, habrían frenado hace tiempo la pérdida de población y el aumento de la pobreza.

No solamente las partidas y las iniciativas han sido insuficientes, sino que en la mayoría de los casos han sido ejecutadas solo de manera parcial o directamente se les han “olvidado”. En este mismo año tenemos que, a día de hoy, en partidas tan importantes como la de “Gastos para menores en exclusión social'”-con presupuesto total de 241.000- solo han ejecutado 32.980 euros, o lo que es lo mismo, un 13,6% de lo previsto. Circunstancia que se repite en apartados tan significativos como los “Programas sociales de Centros de Acogida”, “Gastos para el menor” o “Gastos para la tercera edad”, que apenas superan el 40% y el 25% de ejecución. La lista de incumplimientos es interminable

Capítulo aparte merecen las inversiones para fomento del empleo. Agárrense: “Programa Erasmus emprendedores” con 106.000 euros presupuestados y 0 ejecutados, el “Taller de empleo Santander avanza” con 42.577 euros presupuestados y 491 ejecutados, el “Proyecto construcción Centro de Iniciativas empresariales” con 50.000 euros proyectados y 0 ejecutados, la “Escuela Taller Nuevas Tecnologías II” con 89.000 euros presupuestados y 0 ejecutados, el “Taller de empleo Avanza” con 270.000 euros presupuestados 0 ejecutados….¿Cómo se han quedado?

Pero vamos con las inversiones reales, ese capítulo que resulta incumplido año tras año en un 70 u 80 %. De hecho, a día de hoy, de lo previsto para este año no se ha ejecutado ni un solo euro del presupuesto para proyectos como la Integración de Espacios Portuarios, la Regeneración urbana de la Ladera Sur de General Dávila, el Plan de mejora urbana de los barrios Cueto, Monte, San Román y Peñacastillo, la Integración de Espacios Ferroviarios, la Fase I de la Renovación urbana del Cabildo de Arriba -ni por supuesto de la Fase II-, la Urbanización de San Martín del Pino, la Fase I de la rehabilitación del Barrio Pesquero, o las obras consignadas al Presupuesto Participativo de 2017, entre un largo etcétera de promesas incumplidas. Inversiones cuyo montante irá a parar al remanente de tesorería acumulado para el ejercicio siguiente, cuyo destino principal, legalmente establecido y por lo tanto obligatorio, será el pago de la deuda bancaria. Por eso no se ejecutan estas partidas. Ahí está el quid de la cuestión. Si presupuestamos y no ejecutamos, si prometemos y no cumplimos, todo ese dinero que no va a parar donde realmente debería solo sirve para amortizar deuda. Gana la banca, como siempre.

Por supuesto, los presupuestos para 2018 no son ni serán una excepción a esta norma. Con las mismas bases de ejecución, las mismas partidas con idénticas cuantías y los mismos gestores, su ineficacia, además de su incumplimiento, están más que garantizados. Quizás porque la alcaldesa Igual y su equipo viven asentados en la placidez que les supone el saber que sus iniciativas contarán con el apoyo seguro de dos concejales, los ex de Ciudadanos, que en ningún momento han demostrado aptitud ni merecimiento para ocupar los puestos que ocupan.

Durante la presente legislatura han sido rechazadas cuantas propuestas a los presupuestos hemos formulado para fortalecer las políticas de empleo, los servicios sociales, los servicios públicos de limpieza, los de abastecimientos, las políticas de vivienda, educación, transporte público y movilidad, etc.

Escudados siempre en que muchas de estas áreas son competencias de otras administraciones, la alcaldesa Igual y sus compañeros no quieren asumir que la voluntad política y la responsabilidad ni entienden ni son cuestión de competencias, sino de valores éticos, de empatía y de sensibilidad hacia las necesidades de aquellos cuyo bienestar depende de la iniciativa de políticos que son elegidos para servirles y resolver sus problemas.

Y por supuesto en Santander Si Puede sabemos que, al margen de excusas, hay capacidad suficiente de actuación dentro de las competencias municipales. Razón por la cual hemos decidido presentar enmiendas por valor de más de veinte millones de euros a los presupuestos de 2018 dirigidas precisamente a atacar los tres pilares básicos de las dinámicas de decadencia que lastran nuestra ciudad: empleo, lucha contra la exclusión social y la pobreza, y mejora del acceso a la vivienda. 

Volvemos a poner encima de la mesa presupuestaria un Plan de Empleo Municipal que, con el ayuntamiento como contratante de último recurso, consiga generar trabajo para unos dos mil desempleados, centrándonos en la franja más desfavorecida: los parados de larga duración. Creemos que merecen una dotación económica acorde a la magnitud del objetivo, como son los cinco millones de euros que proponemos destinar a sufragar la iniciativa.

También proponemos ayudas directas complementarias a la Renta Básica para parados de larga duración (alrededor de 8000 en nuestra ciudad) por valor de ocho millones de euros, y que constituyen el grueso de la lucha contra el riesgo de exclusión social que afecta a un 30% de nuestros vecinos. Una medida que se suma a una batería de propuestas de ayudas para suministros, alimentación, vivienda, contra la pobreza energética, etc…O la creación de un Parque Público de Vivienda en régimen de alquiler social. Todo por valor unos tres millones de euros. Medidas presupuestarias que representan, en definitiva, una forma mucho más humana y sensible de gestionar la ciudad de Santander y que, a buen seguro, serán rechazadas por el Partido Popular.

El equipo de gobierno del ayuntamiento de Santander es a día de hoy lo más parecido a un equipo de liquidadores de empresas dispuestos a ponerle precio hasta a las farolas del Paseo Pereda, mientras conceden carta blanca a sus socios, amigos, empresarios y promotores afines, mediante decisiones políticas “ad hoc” para estrujar al máximo la ubre seca en la que han convertido nuestra querida ciudad.

En Santander Si Puede hace tiempo que sabemos que la que libramos en el ayuntamiento de Santander es una batalla política en la que nos jugamos mucho más que la posibilidad de poner en práctica visiones distintas de lo que implica la gestión municipal. Lo que nos jugamos es el futuro de nuestra ciudad, con toda la carga de dramatismo y trascendencia que eso implica en cada una de las decisiones que tomamos.

Los presupuestos del Partido Popular son el reflejo de sus políticas y estas no son sino un arma de destrucción masiva contra el bienestar social presente y futuro de todos nosotros. ¿Estaremos dispuestos a cambiar eso?

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