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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

La realidad de los salarios en Cantabria

El salario mediano de un trabajador cántabro asciende a 18.515 euros brutos anuales.

Marcos Fernández Gutiérrez

¿Cuál es el salario de un trabajador medio en Cantabria? ¿Cuánto ganan las personas con salarios más altos en nuestra Comunidad, y cuánto las que tienen los salarios más bajos? Y, ¿cuáles son las claves para que haya más personas en la situación de los primeros, y menos en la de los segundos? A estas preguntas que, seguramente, nos han surgido en numerosas ocasiones, doy respuesta en este artículo a partir de la información de la Encuesta Cuatrienal de Estructura Salarial, cuyo avance acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística.

Con datos de 2014, los últimos disponibles, el salario mediano de un trabajador cántabro asciende a 18.515 euros brutos anuales. Este salario mediano es el nivel para el que hay tantas personas ganando más como las que hay ganando menos; es decir, el punto medio de la distribución salarial. Si se descuentan las retenciones y las cotizaciones a la Seguridad Social, el salario neto mediano ronda en nuestra Comunidad los 14.500 euros anuales, unos 1.210 mensuales (o unos 1.040 euros, si se dividen en 14 pagas). El denominado “mileurismo”, por tanto, refleja la situación del trabajador cántabro mediano.

El gráfico 1 representa la cuantía del salario mediano, así como de otros niveles salariales más altos y más bajos, en Cantabria y en el conjunto de España. En cuanto a los salarios más altos, el 25% de los trabajadores cántabros cuenta con ingresos superiores a los 26.671 euros brutos anuales (el denominado percentil 75), mientras que únicamente el 10% gana más de 38.592 euros al año (el percentil 90).

La otra cara de la moneda son los salarios más bajos. El 25% de los trabajadores cántabros gana menos de 12.659 euros brutos al año (el percentil 25). Mientras, el 10% de los asalariados de la región gana menos de 7.135 euros anuales. Este nivel de ingresos extremadamente bajo, asociado al empleo precario y/o estacional, es además el que más ha sufrido con la crisis: entre 2010 y 2014, el poder adquisitivo de los salarios ha caído, en Cantabria, una media de en torno al 7%; para los salarios más altos (el percentil 90), la pérdida ha sido de solo el 4%, frente a una caída del 11% del percentil 25 y de hasta el 20% para el percentil 10 (los salarios más bajos). Esta tendencia es similar a lo ocurrido en el conjunto del Estado.

Como muestra también el gráfico 1, los salarios en nuestra Comunidad son, en todos los niveles, inferiores a los de la media española. En términos porcentuales, la mayor disparidad se observa en los extremos: mientras el salario mediano en Cantabria es alrededor de un 4% inferior al estatal, los correspondientes tanto al percentil 90 como al percentil 10 están, en ambos casos, cerca de un 7% por debajo del promedio nacional.

Para analizar esta cuestión con mayor profundidad, la tabla 1 muestra una clasificación de las CCAA ordenadas en función de cada uno de los niveles salariales objeto de análisis. Como se observa, Cantabria ocupa una mejor posición en el ranking cuanto mayor es el nivel salarial considerado. Para los salarios más bajos (el percentil 10), los 7.135 euros de nuestra Comunidad son una de las cifras más reducidas de España, ocupando la posición 14ª, solo por delante de Murcia, Andalucía, la Comunidad Valenciana y Extremadura. Para el percentil 25, Cantabria ocupa una también pobre 12ª posición, mientras que para el salario mediano se encuentra en el 10º puesto. Para los niveles salariales más elevados, Cantabria se sitúa en la 9ª posición en lo que respecta al percentil 75 y llega a alcanzar el 7º puesto para los salarios más altos (el percentil 90). De este análisis comparativo se desprende que, para parecerse a las CCAA con mejores datos salariales, Cantabria habría, por un lado, de incrementar el número de trabajadores con salarios relativamente altos (actualmente, limitados al extremo de la distribución: el 10% más favorecido), acercándonos a las CCAA con mayores niveles salariales medios, como el País Vasco; y, por otro lado, aumentar los salarios más bajos, pareciéndonos más a regiones que conjugan niveles salariales relativamente elevados con una destacada equidad en los mismos, como Aragón, La Rioja y, en especial, Navarra, en lugar de a otras que muestran lo contrario, como Murcia y Andalucía.

Un análisis diferenciado por sectores (industria y servicios) da algunas pistas fundamentales para avanzar en este sentido. En la clasificación en función de los salarios en la industria, Cantabria ocupa un destacado 6º lugar, cerca de las regiones más avanzadas. Por el contrario, para los salarios en los servicios, nuestra Comunidad se queda en una pobre 14ª posición, solo un poco por delante de Galicia, Castilla y León, Canarias y Extremadura, y muy lejos de las autonomías con mejores resultados, País Vasco y Madrid. La industria cántabra cuenta con salarios relativamente altos, reflejo de una elevada productividad, pero su reto es el empleo: su peso en la ocupación regional ha pasado del 19,3% en 2008 al 15,2%, una pérdida de más de 4 puntos que duplica la experimentada a nivel estatal. El caso de nuestros servicios es muy diferente: se encuentran entre los que pagan menores salarios de todas las CCAA españolas, reflejo de una especialización inadecuada en actividades de baja productividad y escaso valor añadido, con escasez de trabajadores cualificados y, en muchos casos, en actividades con una alta estacionalidad.   

En síntesis, los datos descritos reflejan la importancia de que Cantabria apueste decididamente por dos motores para nuestro desarrollo económico. Por un lado, revitalizar la industria, una de nuestras tradicionales fortalezas, basándose en su elevada productividad para recuperar, como objetivo prioritario, su contribución al empleo en nuestra Comunidad. Por otro lado, tan importante si cabe es el cambio productivo en el sector servicios. En casi todas las regiones más avanzadas de Europa, y de España, la economía y la creación de empleo se encuentran lideradas por actividades de servicios de alta productividad, con puestos de trabajo de elevada cualificación y crecientemente orientadas al exterior. En actividades de este tipo Cantabria muestra una gran carencia, que es fundamental revertir. Industria y servicios de alta productividad son, por tanto, las claves para crear un modelo económico fuerte, donde existan muchas más oportunidades para obtener empleos con buenos salarios, actualmente limitados a una minoría de la población cántabra. En paralelo, es necesario reforzar la preocupación por la equidad salarial. Es inconcebible que haya tantos miles de trabajadores atrapados en una espiral de precariedad laboral e inestabilidad, que les imposibilita tener un nivel de vida adecuado para los estándares de un país y una Comunidad desarrollados.

Necesitamos políticas económicas capaces de acertar en la reorientación de nuestro modelo productivo hacia actividades de mayor productividad y capaces de liderar el impulso de otros sectores; necesitamos también, junto a ello, políticas fiscales y políticas sociales que favorezcan que los beneficios de dicho modelo productivo más avanzado lleguen también hasta la población más desfavorecida. El desarrollo económico y la equidad no son objetivos contrapuestos, sino que se refuerzan mutuamente, como ilustran los ejemplos de las Comunidades más avanzadas económica y socialmente de nuestro entorno. En ambas cuestiones, Cantabria tiene muchas tareas por delante, y mucho margen para avanzar.

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