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Sosterra busca un nuevo rumbo para fomentar el consumo crítico

Economato situado en Colindres. | ASOCIACIÓN SOSTERRA

Pedro Merino Múgica

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Sosterra es una asociación de consumo crítico formada por vecinos de la zona oriental de Cantabria que acaba de cumplir su segundo año de vida. Sin embargo, uno de sus proyectos estrella, el economato que tiene en Colindres, se ve abocado a cerrar a finales de este año. “No se trata de falta de socios, pues tenemos más de 60”, señala Fernando Lobato, uno de sus fundadores, “sino de que nos faltan compradores cotidianos”. Y es que el 40% del consumo realizado recae en apenas cuatro de las familias socias.

Entre las causas que explican el cierre del economato apuntan a lo difícil que resulta competir con las grandes superficies comerciales que hay en la comarca. “Lo fácil es acudir al Mercadona o al Lidl. Es más, todas ellas tienen ya su sección de productos aparentemente ecológicos. Pero lo cierto es que una pegatina no te garantiza que el producto lo sea efectivamente” incide Lobato.

Por no hablar de otros aspectos, como las condiciones laborales que esconden tanto la comercialización como la producción de los alimentos allí vendidos. Esa priorización de lo barato por encima de cualquier otro criterio no es un problema que ataña solo a Sosterra. Lobato señala que iniciativas similares en Santander o Bilbao atraviesan por dificultades parecidas, en parte debido a que “es muy difícil cambiar la mentalidad en este aspecto”.

Un consumo responsable

Sosterra nació como un proyecto vinculado al consumo crítico. “No es una simple cooperativa”, apuntan. “Lo local, lo ecológico, lo sostenible, lo responsable socialmente y lo pequeño frente a lo grande, además de la compra directa al productor, han sido los criterios que han regido nuestra búsqueda de proveedores”, afirma Lobato.

Con esa filosofía, cuentan actualmente con un total de 81 proveedores de todo el Estado. Si bien la mayoría de ellos son cántabros, y un buen número residen en el valle del Asón, lo cierto es que también trabajan con productores de las comunidades limítrofes. “No negociamos precios con los proveedores, nos basamos en la confianza: ellos ponen el precio, y lo respetamos. Si esa confianza se pierde, dejamos de comprar”, explica.

Esa convicción de que la forma de consumir tiene un enorme impacto en el medio social y natural les ha llevado a tocar aspectos tan diversos como los seguros o la electricidad. “Somos oficina de Solabria (energía renovable), de telefonía, de la Banca Ética Fiare…”, enumera el portavoz de esta organización.

En el origen de Sosterra están el propio Fernando y Javier Vázquez. “Trabajamos durante un tiempo tratando de fomentar el cooperativismo entre los productores locales, pero las dificultades eran muchas, por lo que decidimos centrarnos en el lado de la oferta”, recuerdan.

La idea era crear una masa crítica de consumidores que permitiera la viabilidad de los pequeños negocios de la comarca. Pero eso solo era una parte de un proyecto que, no por pequeño, careciera de ambiciones. “No se trataba de reducir el consumo o la producción a un acto puramente individual, sino de otorgarle la dimensión social que tiene”.

Mirando al futuro

Pese al cierre del economato, los miembros de Sosterra no lo consideran un fracaso. “Se trata de un proyecto que busca transformar, y eso solo se consigue poco a poco”. Abren ahora un período de reflexión, en busca de nuevos horizontes. “Sosterra va a seguir, y esperamos que pueda ser el vivero de proyectos variados que incidan en esa función transformadora. Seguimos abiertos a nuevas gentes, nuevas experiencias y nuevas ideas”.

Apuntan además a que “cada vez hay más iniciativas comunitarias”, y señalan que una de sus ventajas es que “requieren muy poco dinero”. Lo saben bien, pues Fernando y Javier comenzaron este proyecto con una aportación de solo 500 euros por cabeza, que recuperaron posteriormente. Y creen que un economato orientado al consumo crítico es un proyecto que tiene futuro, y mucho. “Quizá no era el momento, o no hemos sabido comunicar bien”, asumen, “pero lo cierto es que si viene alguien detrás, ya no le tocará empezar de cero. Hemos acumulado experiencia, y estamos para compartirla”.

De todas formas, desde Sosterra inciden en que el economato solo forma parte de un proyecto más amplio. En estos dos años, su sede ha sido escenario de múltiples eventos, desde fiestas ecológicas hasta charlas divulgativas. Además, han “tejido redes” con otras asociaciones de la comarca vinculadas con el ecologismo y la sostenibilidad. Y es que el proyecto de Sosterra, pese a altibajos puntuales, sigue sembrando futuro.

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