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Los comedores escolares o el reflejo de la situación de pobreza infantil en Cantabria

Unos niños durante el desayuno en un comedor escolar.

Cristina Sobremazas

Los comedores escolares funcionan durante todo el año en la mayoría de colegios de Cantabria, sin embargo, con la llegada del verano, muchas familias sufren el problema de no poder alimentar correctamente a sus hijos. Las necesidades económicas no cesan a pesar de la 'feliz' llegada del periodo vacacional y, en muchos casos, crecen las dificultades para que los niños puedan tener un plato encima de la mesa.

La apertura de estos comedores escolares fuera del periodo lectivo, que ya demostró su éxito durante las vacaciones de Navidad y Semana Santa, se estrena este verano en Cantabria con idea de mantenerse en las sucesivas épocas estivales durante los próximos años.

El objetivo es que los niños de 3 a 12 años realicen durante los meses de julio y agosto una serie de actividades educativas de 8.00 a 14.00 horas, pasando posteriormente a los comedores donde se efectúa el reparto de la comida.

Según Leticia Cardenal, presidenta de FAPA, esta medida es “un importante avance”. “Las cosas han cambiado mucho, porque la apertura de los comedores durante el verano ha sido una de las peticiones que desde la federación hicimos al Gobierno actual y que por fin han introducido a su proyecto de candidatura”.

El pasado verano únicamente Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía y Canarias abrieron sus instalaciones, llegando a alimentar a 26.000 niños. Para reforzar esta propuesta, la Consejería de Educación de Cantabria ha asignado, desde este año, un reparto de 50.000 euros destinados a 422 becas en Cantabria, con 202 concedidas en Santander y 220 en el resto de municipios.

Centros

Por este motivo, varios centros cántabros se han sumado a la propuesta de ampliar los comedores escolares también durante el periodo vacacional. Siete colegios en Santander -Arce Bodega, María Sanz de Sautuola, Antonio Mendoza, María Blanchard y Elena Quiroga-, dos en Torrelavega -Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal-, dos en Castro Urdiales -Campijo y Riomar-, y uno en El Astillero -José Ramón Sánchez- conforman los centros participantes en el plan. Además, los colegios María Sanz de Sautuola y María Blanchard poseen dos técnicos de atención sociosanitaria para atender necesidades educativas especiales.

En el caso del colegio Antonio Mendoza, la comida se prepara por personas con diversidad funcional junto con el grupo hostelero cántabro DELUZ. “Estamos demostrando continuamente que dando oportunidades y apoyos a las personas con discapacidad intelectual se pueden conseguir grandes cosas y hacer trabajos que a priori nadie pensaba que pudieran hacer”, subraya Roberto Álvarez, director gerente de AMPROS, que coordina la iniciativa.

Por su parte, el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Ramón Ruiz, explica que “hemos acordado con FAPA Cantabria medidas de conciliación de cara al nuevo calendario escolar, ampliando a todos los períodos no lectivos el servicio de comedor” e insiste en que “nuestro objetivo es ir ampliando el número de centros en función de las necesidades y de acuerdo con los ayuntamientos”. 

Ayudas

Las ayudas que se conceden durante el año son, según el Gobierno de Cantabria, el 75% del coste a todos aquellos alumnos cuya unidad familiar no supere los 9.080,40 euros/año y el 50% siempre que no supere los 18.160,80 euros/año. Durante el verano la cosa cambia, pues quien se beneficia del 75% de beneficio durante el curso, en verano obtiene su comida gratuitamente, mientras que quien no tiene beca o se beneficia del 50% paga la misma cuota que el resto.

Además, en el caso concreto de Castro Urdiales, el menú supone un importe de tres euros para todos los niños que también participen en el campamento de verano, facilitando el cuidado infantil a los padres que trabajen fuera de casa y no realizando distinciones entre las familias con pocos recursos. Sin embargo, todos aquellos en situación de precariedad podrán optar a la beca de reducción, parcial o total, del precio del almuerzo.

La realidad en España es que la tasa de pobreza en los hogares sin menores es del 16%, mientras que asciende al 28% en los hogares en los que hay menores; al 42% en el caso de familias monoparentales con hijos; y al 44% cuando las familias tienen tres o más menores, según los datos indicados por el último informe de la Fundación de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA).

“Los comedores están funcionando bien, aunque esperemos que poco a poco se  vayan incrementando y puedan llegar al mayor número de municipios posibles”, concluye Cardenal.

Los niños de 3 a 12 años podrán realizar distintas actividades educativas durante los meses de julio y agosto, además de acudir a los comedores escolares al mediodía

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