Igual ensalza la audacia y talento de Salvador Hedilla

Igual se ha expresado así durante el homenaje ofrecido en el cementerio de Ciriego -donde reposan sus restos- con motivo del centenario de la muerte del piloto, natural de la localidad de Castillo (Arnuero).

Con este acto, al que también ha asistido el alcalde de Arnuero, José Manuel Igual, se cierra el programa conmemorativo dedicado a la figura de Hedilla, que se inició al cumplirse cien años del primer vuelo Barcelona-Palma de Mallorca, protagonizado por el aviador cántabro.

La alcaldesa santanderina ha señalado que este aniversario debe servir para dar a conocer más y mejor la figura de Hedilla, uno de los pioneros de la aviación española y mundial.

“En nuestra mano está no dejar que se olviden sus proezas”, ha afirmado Igual, quien ha resaltado que si el avión es hoy un medio de transporte habitual, es gracias al camino que recorrieron antes personas como Salvador Hedilla.

Con motivo de este centenario, se ha publicado también el libro 'Salvador Hedilla, un piloto audaz', obra de Pedro Arce, que contribuye a poner en valor la figura del piloto cántabro.

Nacido en 1882 en la localidad de Castillo (Arnuero) en una familia de labradores, Hedilla emigró a los 17 años a Buenos Aires, donde empezó a trabajar en una empresa de ferrocarriles y se inició en el mundo de la mecánica.

Después de varios años de trabajo en la ciudad argentina, en la que montó un taller de reparación de bicicletas que amplió después al negocio de la automoción, Hedilla regresó en 1913 a Europa y comenzó en Francia su formación en el ámbito de la aviación.

Sus primeras exhibiciones aéreas en España fueron en octubre de 1913 en Gijón y después se trasladó a Santander, donde fueron frecuentes sus vuelos, destacando algunos vinculados a efemérides o acontecimientos del momento, como el XX aniversario de la explosión del vapor Cabo Machichaco.

El piloto y diseñador de aeroplanos cántabros Ganó la Copa Montañesa de Aviación y fue profesor de la Escuela Nacional de Pilotos de Getafe. Dirigió también la Escuela Catalana de Aviación y el 2 de julio de 1916 realizó el primer vuelo entre Barcelona y Palma de Mallorca.

En 1917, con 35 años de edad, falleció al estrellarse con su aeroplano en la desembocadura del río Llobregat cuando volaba llevando como pasajero al doctor José María Armangué, cronista aficionado.

La ciudad de Santander se volcó en la despedida a Hedilla y donó una sepultura en Ciriego para el piloto, al que hoy se ha vuelto a recordar con este acto de homenaje promovido por el Ayuntamiento de Arnuero, que ha contado también con la colaboración del Consistorio santanderino y de la Banda Municipal de Música.