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El Papa exige a los nuevos cardenales que no conviertan en enemigos a los que son o piensan diferente a ellos

EUROPA PRESS

ROMA —

“Vemos, por ejemplo, cómo rápidamente el que está a nuestro lado ya no sólo posee el estado de desconocido o inmigrante o refugiado, sino que se convierte en una amenaza; posee el estado de enemigo. Enemigo por venir de una tierra lejana o por tener otras costumbres. Enemigo por su color de piel, por su idioma o su condición social, enemigo por pensar diferente e inclusive por tener otra fe”, ha dicho.

Francisco ha hecho estas consideraciones durante la celebración de la misa del Consistorio en el que el que Francisco ha creado 17 nuevos cardenales, entre ellos, el Arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Carlos Osoro Sierra.

“Cuántas heridas crecen por esta epidemia de enemistad y de violencia, que se sella en la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de esta patología de la indiferencia”, ha exclamado.

El Papa ha invitado a velar para que esta actitud no cope el corazón de los neo-cardenales, porque iría “contra la riqueza y la universalidad de la Iglesia”. Así ha reflexionado sobre las epidemias que sufren las sociedades hoy y ha destacado “la exclusión como única forma posible de resolver los conflictos”.

Para el Papa, el problema surge cuando Jesús pide que “amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman”. Ha reconocido que “estas no son acciones que surgen espontáneas con quien está frente a uno como un adversario, como un enemigo”.

“Frente a ellos, nuestra actitud primera e instintiva es descalificarlos, desautorizarlos, maldecirlos; buscamos en muchos casos 'demonizarlos', a fin de tener una 'santa' justificación para sacárnoslos de encima. En cambio, Jesús nos dice que al enemigo, al que te odia, al que te maldice o difama: ámalo, hazle el bien, bendícelo y ruega por él”, ha manifestado.

Así, considera que, si no se está alerta, “esta lógica se instala en la forma de vivir, de actuar y proceder”. “Entonces, todo y todos comienzan a tener sabor de enemistad. Poco a poco las diferencias se transforman en sinónimos de hostilidad, amenaza y violencia”, ha lamentado.

“Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento se siembran por este crecimiento de enemistad entre los pueblos, entre nosotros. Sí, entre nosotros, dentro de nuestras comunidades, de nuestros presbiterios, de nuestros encuentros”, ha insistido.

“Nosotros levantamos muros, construimos barreras y clasificamos a las personas. Dios tiene hijos y no precisamente para sacárselos de encima. El amor de Dios tiene sabor a fidelidad con las personas, porque es amor de entrañas, un amor maternal/paternal que no las deja abandonadas, incluso cuando se hayan equivocado”.

De esta manera, el Pontífice argentino ha advertido a los nuevos purpurados que formarán a partir de hoy parte del colegio cardenalicio de esta “enemistad” que se cuela en las “formas de pensar, de sentir y de actuar”.

“Querido hermano neo Cardenal, el camino al cielo comienza en el llano, en la cotidianeidad dela vida partida y compartida, de una vida gastada y entregada. En la entrega silenciosa y cotidiana que somos. Nuestra cumbre es esta calidad del amor; nuestra meta y deseo es buscar en la llanura de la vida, junto al Pueblo de Dios, transformarnos en personas capaces de perdón y reconciliación”, ha añadido.

AMAR, HACER EL BIEN, BENDECIR Y ROGAR

Francisco ha resumido en exhortaciones los imperativos que deben cumplir para plasmar su vocación en lo concreto, en lo cotidiano de la vida: amen, hagan el bien, bendigan y rueguen. “Creo que en estos aspectos todos podemos coincidir y hasta nos resultan razonables. Son cuatro acciones que fácilmente realizamos con nuestros amigos, con las personas más o menos cercanas, cercanas en el afecto, en la idiosincrasia, en las costumbres”, ha explicado.

Finalmente ha comentado que, aunque los cardenales vienen de tierras lejanas, con diferentes costumbres, color de piel, idiomas y condición social, piensan distinto e incluso celebran la fe con ritos diversos, “nada de esto hace enemigos, al contrario, es una de nuestras mayores riquezas”.

Junto a Monseñor Osoro, han recibido la birreta 16 nuevos cardenales llegados de África, Asia, Europa y América. Tras el Consistorio, los nuevos purpurados concelebrarán la Santa Misa de Clausura del Año Jubilar de la Misericordia que tendrá lugar el domingo 20 de noviembre en la que también participarán el Colegio de Cardenales, arzobispos, obispos y presbíteros.

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