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300 personas homenajean al Lasheras que hizo de Altamira su “segunda casa” y se preocupó de cada “alteración”

300 personas homenajean al Lasheras que hizo de Altamira su "segunda casa" y se preocupó de cada "alteración"

EUROPA PRESS

SANTANDER —

Estas son algunas de las frases que le han dedicado a Lasheras los compañeros de profesión, colaboradores, amigos y miembros de su familia que han intervenindo en el homenaje que se ha desarrollado este sábado en el exterior del Museo de Altamira.

En el homenaje, el director general de Cultura, José María Lassalle, ha hecho entrega a la familia de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, recogida por las dos hijas del investigador, Marta y Ana Lasheras. Su mujer, Eva Lapieza, ha seguido desde la primera fila todo el acto y la entrega de la distinción a su marido.

El homenaje ha comenzado cuando apenas pasaban unos minutos de las 12.00, la hora prevista, y con aplausos de todos los asistentes después de que la actual directora de Altamira, Pilar Fatás, que ha ejercido de maestra de ceremonias, anunciara el inicio.

Ha comenzado con la proyeccción de 10 minutos de fragmentos inéditos del documental 'El maestro de Altamira', dirigido por José Luiz López Linares para Morena Films sobre la cueva de Altamira.

En las imágenes escogidas se puede ver a Lasheras hablando del descubrimiento de la cueva y mostrando las pinturas de la cavidad, entre otras las de sus característicos bisontes.

También, en ellas, Lasheras habla de algunos de los utensilios descubiertos en la cavidad, como una aguja o una lámina de silex de hace 20.000 años que se usó para grabar la pared.

En las palabras recogidas también se aludía a las vicisitudes que atravesó el descubridor de Altamira Marcelino Sanz y cómo su consideración de que lo que lucían las paredes de la cueva era arte, algo que, según afirmaba el propio Lasheras, una denominación que se “tardó mucho” en aplicar en el caso de esta cavidad cántabra.

INTERVENCIONES

A continuación, se dio paso a las intervenciones, que han tenido como objetivo “esbozar” la trayectoria de Lasheras, como arqueólogo, investigador o gestor de museo, y como persona.

La propia Fatás ha sido la encargada de abrir los turnos, que ha realizado un repaso de la trayectoria de Lasheras desde que en 1979 terminó sus estudios en Zaragoza y de cómo, a partir de ahí, llevó a cabo sus primeras investigaciones como profesional, sus contratos con el Ministerio de Cultura, para llegar al momento de su llegada a Altamira, en 1990, y a su conversión en director un solo año, en 1991, puesto que desempeñó hasta su fallecimiento el 26 de febrero de 2016 en un accidente de tráfico.

Fatas ha afirmado que su llegada a Altamira supuso “cambios importantes” en la gestión el entonces pequeño museo que había y en su “razón de ser” y ha detallado cómo se planteó y elaboró un plan museológico, una tarea que, según ha dicho, abordó con “criterio y entusiasmo”, algo, a su juicio, “clave” para “aunar” voluntades de políticos e institucionales ante el proyecto que propuso: la creación del nuevo Museo y de la 'neocueva'.

Ha explicado que desde la inauguración de este Museo en julio de 2001, Lasheras estableció como líneas de trabajo la preservación de la cueva como “prioridad” y la continuación de la investigación de los habitantes de Altamira y de los autores de sus pinturas. “Siempre buscando a la persona detrás del gesto”, ha dicho.

Fatás ha señalado que Lasheras quiso que el Museo de Altamira “contara una historia” y no sólo exhibiera objetos, algo que, a su juicio, logró.

La actual directora se ha declarado “afortunada” de haberlo conocido tanto como profesional como persona, una “buena persona”, según ha dicho, y a la que ha calificado de “carismática”, “vitalista”, “irónica” y “sensible”.

A Fatás le ha sucedido Julio Novo, exconsjeero delegado del Consorcio para Altamira, que ha relatado cómo conoció a Lasheras en 1997 al hilo del proyecto para crear el Museo de Altamira.

Ha resaltado que juntos, y pese a pertenecer a mundos distintos --uno historiador y otro de la banca--, él y Lasheras se convirtieron en un “duo muy efectivo durante el desarrollo del proyecto”.

Por su parte, el catedrático de Bellas Artes Pedro Saura, que fue junto su mujer y a Lasheras uno de los promotores de la Neocueva, ha recordado su “simbiosis de verdadera amistad y colaboración profesional” y ha recordado su “empuje” y “fuerza” de aragonés.

“Éramos amigos y habíamos construido cosas muy importantes juntos”, ha dicho Novo, que ha reconocido “discrepaban en muchas cosas”. “Pero siemrpe terminábamos bien”, ha dicho.

Carmen de las Heras, conservadora del Museo de Altamira y compañera durante años de Lasheras, ha asegurado que éste “no solo fue un jefe sino fue un gran amigo”.

Ha repasado su trayectora como investigador, una labor que, según ha explicado, Lasheras entendía de forma “transversal” y que repercutía en otros ámbitos del Museo y que contaba, además, con un factor social.

Ha recordado, entre otros episodios, cómo vivió Lasheras el cierre de Altamira y ha subrayado que éste “asumía con absoluta profesionalidad” la conservación de la cueva y cómo “cada alteraación” en la misma era “motivo de preocupación” que afectaba “personalmente” y “profundamente”.

El encargado de cerrar las intervenciones ha sido el director del Instituto de Ciencias del Patrimonio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Felipe Criado, quien ha opinado que la muerte de Lasheras “nos hace a todos más pobres”.

A su juicio, Lasheras ha desarrollado la misión más importante que puede desarrollar alguien, que es la de cambiar las cosas “en beneficio” de las personas, de “centenares de miles” en el caso del exdirector de Altamira.

Ha valorado que Lasheras se “arriesgó” al tomar, con “alegría y entusiasmo”, decisiones “nada fáciles” que se salían de los marcos establecidos y ha señalado el efecto que le provocabann las “incomprensiones” de algunos de sus colegas sobre algunas de ellas, como su postura a combinar la obligación de preservar Altamira como la de hacer que ésta “exista para la gente”.

Durante su intervención, Criado ha mencionado algunos calificativos que le han dedicado, y que ha recopilado, sobre Lasheras algunos de sus amigo, considerándolo un “perseguidor de idelaes” o un “persdonaje mitad hombre, mitad niño”.

Ha recordado también su “sonrida inteligente, amistosa, brevemente irónica y que invitaba a hablar”.

El acto ha concluido con la entrega a la familia de Lasheras de la Orden Civil de Alfonso X concedida a título póstumo, que han recogido sus hijas Ana y Marta.

Tras recoger, su hija ha agradecido el acto, en el que ha podido comprobar el “cariño”, el “respeto” y “reconocimiento” hacia su padre.

Entre los asistentes al acto han estado el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Ramón Ruiz, la presidenta del Parlamento, la concejal de Cultura de Santander, Miriam Díaz, y otros representantes institucionales, además de colegas de profesión, amigos y familiares.

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