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Once municipios próximos a Garoña tampoco quieren su reapertura

Los alcaldes de once municipios en la concentración por el cierre definitivo de Garoña.

Natalia González de Uriarte

Vitoria-Gasteiz —

“Nuestros municipios están a menos de 30 kilómetros de la nuclear de Garoña por lo que aumenta el peligro que supone esta obsoleta central y la incertidumbre generada por los intentos de Nuclenor y del Gobierno del PP de reabrirla y prorrogar su funcionamiento hasta el 2031”. El mensaje pronunciado por los representantes de hasta once municipios cercanos a la central destila preocupación y miedo.

Estas sensaciones se acrecientan día a día entre los vecinos de estas localidades y más cuando aseguran percibir falta de apoyo sincero a su causa por parte de las instituciones. Critican en especial al diputado general de Álava, Javier de Andrés, “por no defender la opinión mayoritaria de la ciudadanía alavesa, favorable al cierre de la nuclear, frente a las decisiones unilaterales del Gobierno de Rajoy.”

Estos regidores han presentado un texto acordado para exigir el cierre de la central nuclear. Entre los alcaldes que han suscrito el documento figuran Josu Artetxe (Aiara), Aitor Abecia (Zambrana), Juan Carlos Ramirez Escudero (Gaubea), Javier Martínez (Iruña Oka), Francisco Javier Ugarte (Lantaron), Iñaki Guillerna (Kuartango), Juan Carlos Medina (Gesaltza), Pedro Montoya (Erribera Behera), Jesús Berganza (Erribera Goitia), Josune Irabien (Amurrio) y Rosario Mardones (presidenta de la cuadrilla de Añana).

Se han concentrado frente al Palacio de Justicia de Vitoria para exigir una vez más el cierre “definitivo e irreversible” de Garoña. “No podemos seguir soportando esta situación, no podemos quedarnos impasibles mientras Nuclenor y el PP negocian nuestro futuro. Tenemos que denunciar la actitud que prioriza intereses económicos frente a la seguridad de la ciudadanía”.

Los alcaldes aseguran sentirse obligados a solicitar el amparo de la Comisión Europea para que supervise el procedimiento de concesion de una licencia de apertura de la central así como el cumplimiento de las exigencias europeas impuestas después del accidente de Fukushima. “Para que ese cierre se convierta en definitivo la única garantía es que el proceso de desmantelamiento se inicie lo antes posible. Nos asiste la razón y lo que pedimos es de justicia”, concluyen.

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