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Las aulas arrinconan la diversidad sexual

Iñigo Lamarca presenta el proyecto Rainbow Has.

Paola Fernández

San Sebastián —

Desde el Ararteko aseguran que trabajar en materia de los derechos fundamentales de los menores de edad homosexuales y con familias con padres homoparentales es una obligación de los poderes públicos, “no puede ser algo voluntario”. Iñigo Lamarca ha señalado que el ideal sería que el trabajo en materia afectivo sexual fuese contenido curricular, “cosa que desgraciadamente no ocurre”. En este sentido, ha recordado que este ámbito es competencia del Gobierno de España, que “incluso ha dado un paso atrás, quitando la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que tenía un contenido ínfimo, pero algo tenía para trabajar en materia de diversidad sexual”. Por su parte, ha pedido a la administración educativa vasca que a falta de que sea materia curricular, sería deseable “que reforzase su compromiso y su impulso de manera que implicase a la totalidad de los centros escolares vascos para que asumieran trabajar en esta materia”.

Todas estas conclusiones se han sacado tras realizar durante los dos últimos años el proyecto Rainbow Has, coordinado por el Ararteko y en el que han participado 14 entidades de cinco países de la Unión Europea. Este proyecto ha tenido como objetivo el análisis y la mejora de la situación de los derechos de la infancia y adolescencia a la diversidad sexual en el ámbito educativo. En 2012 ya se realizó un primer Rainbow Has que tuvo un resultado “muy exitoso” y en esta ocasión han querido añadir también la situación de las familias homoparentales. El primer paso ha sido realizar un diagnóstico en el que han tomado parte asociaciones LGTB, asociaciones de padres y madres, y profesores de España, Bulgaria, Polonia Italia y Reino Unido. El segundo paso ha sido identificar buenas prácticas, proyectos en los que las administraciones tengan material para trabajar. Han identificado 22 buenas prácticas de las que 5 son de Euskadi. Finalmente, han querido crear alianzas y redes, para que el proyecto no termine solo con un libro, sino que “se siga trabajando en un campo en el que no se había trabajado”.

Lamarca ha señalado que entre estos cinco países existen muchas diferencias y en este caso, Bulgaria y Polonia serían los más atrasados. Así, destaca que también entre las diferentes Comunidades Autónomas hay diferencias, y aunque “la situación en Euskadi es mejor, comparando con los demás, todavía queda mucho por hacer”. El Ararteko reconoce que “hasta ayer en ningún lugar de la UE se había hecho nada” en materia de protección de los derechos fundamentales de los menores de edad de orientación homosexual o de identidad transexual, así como en la realidad de los hijos de familias homoparentales. Diferentes organismos se han pronunciado, pero faltan políticas públicas. A su juicio, esta publicación “tiene la virtualidad para poner sobre la mesa una realidad que es poco conocida y es la necesidad de que existan políticas públicas proactivas”.

Seguir trabajando

La coordinadora de este proyecto, Maria Luisa Aguirretxe, ha apuntado que en Euskadi hay una movilización enorme de centros educativos y han identificado varias cuestiones importantes, en forma de agenda, en las que hay que seguir trabajando y profundizando. Así, consideran que hay que seguir hablando sobre el acoso escolar por orientación sexual o género, como un tipo de acoso específico, que merece ser abordado específicamente, destacando el problema de su detección y de la violencia silenciada. Por otro lado, hay que abordar la especificidad de los menores que tienen comportamientos de género no normativos en la escuela. Menores que no tienen una identidad de género clara, incluso en edades muy tempranas. Aguirretxe destaca que “esto a los centros educativos les desborda completamente, es un problema para el que necesitan un apoyo sin ninguna duda”.

Asimismo, creen que hay que implicar a las familias en cualquier proceso de educación en diversidad sexual y de género, ya que siguen siendo el soporte principal de los menores. Y finalmente, hay que aclarar cómo intervenir en estos casos, entendiendo la diversidad como riqueza, poniendo en el centro a los niños y a sus emociones. La coordinadora del proyecto ha concluido que esta es “una realidad muy silenciada” e incluso tienen constancia de casos de suicidios en los que “se sospecha, pero no se puede acreditar” que han padecido bullying homofóbico. Lamarca ha señalado que tras este proyecto ya tienen la metodología para trabajar en este campo, pero “es mucho trabajo el que hay que hacer y eso requiere compromisos firmes”, no solo por la administración educativa, sino de todos aquellos agentes que trabajan en la comunidad escolar. Por ello, considera “muy importante” la implicación de las Ampas, así como de los profesores.

 

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