Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Euskadi destina cinco millones de euros al año para el deporte privado

El Bilbao Basket consigue otro medio millón de euros de dinero público.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

El flamante campo de fútbol San Mames Barria le ha costado a la administración (Gobierno vasco, Diputación de Bizkaia) alrededor de 180 millones de euros. Un dinero público que sirve, única y exclusivamente, para que el Athletic, una entidad privada, disfrute de él. Se trata de un importante regalo económico que, en los tiempos actuales resulta difícil de explicar. La relación entre el dinero público y el deporte profesional tuvo sus días de gloria, cuando las instituciones nadaban en la abundancia, pero la profundidad de la crisis ha despertado el recelo de la sociedad hacia este tipo de ayudas.

Las formas en las que los clubes profesionales reciben estas aportaciones públicas pueden resultar variadas: subvención directa, patrocinios, tratamiento fiscal ventajoso, alquileres ridículos por el uso y disfrute en régimen de exclusividad de las instalaciones y hasta las especulaciones inmobiliarias. Las principales instituciones vascas destinarán alrededor de cinco millones de euros este año a los clubes más importantes de fútbol y baloncesto de la comunidad. Una parte de ese dinero debe ir a la promoción del deporte base, pero canalizado desde las directivas de los equipos profesionales. Eso solo en convenios, al margen quedan la cesión de los estadios y ventajas en el tratamiento fiscal.

La crisis del Bilbao Basket, cuyos jugadores incluso se pusieron en huelga por el reiterado impago de sus salarios y siguen amenazando con un plante si no se aclara el futuro del club, ha revelado crudamente el debate encubierto sobre la relación que han mantenido las administraciones con los equipos profesionales, especialmente de fútbol y baloncesto. Ahora, muchas miradas giran hacia la Diputación de Bizkaia, que insiste en que la salvación del equipo pasa por la iniciativa privada. Y si no es así, ¿qué futuro le espera al pabellón de Miribilla, pagado con dinero público y, como quien dice, recién estrenado? De momento, la entidad acaba de recibir una nueva inyección de dinero público de medio millón de euros para salir a flote.

El Bilbao Basket es el mejor ejemplo de la perniciosa relación que se llegó a establecer entre entre este equipo y el dinero público. Patxi Mutiloa, exdirector de Deportes del Gobierno vasco, resume que “el Bilbao Basket mantenía un déficit estructural que era soportado con ayudas públicas. Cuando ya no hay más ayudas, todo se viene abajo porque ha sido incapaz de vivir con autofinanciación para poder mantener su equilibrio económico”.

La Diputación de Bizkaia adelantó el año pasado una ayuda que había suscrito con el equipo hasta 2016. En total, le concedió 5,2 millones al club, de los que este percibió 1,5 líquidos y el resto se emplearon para condonar la deuda que el equipo tenía contraída con la Hacienda del territorio. Ahora, con la Diputación en retirada, la ayuda para este año es cero, tanto para el Bilbao Basket como para el Athletic, según confirma un portavoz de la institución foral.

El Ayuntamiento de Bilbao, por su parte, ha concedido este año 198.000 euros al equipo de baloncesto, en lo que ha supuesto un adelanto de la firma del convenio de colaboración anual para garantizar el pago de salarios a jugadores y cuerpo técnico. Y, además, ha decidido avalar a través de sus consejeros en Kutxabank un crédito por otro medio millón de euros más. En cuanto al Athletic, no hay ayuda directa pero sí una colaboración que consiste en exonerarle del pago de las tasas por las obras del campo de fútbol a cambio de entrar en la sociedad San Mames Barria, integrada por la Diputación, el Gobierno vasco, Kutxabank y el Athletic.

Promoción del deporte base

Promoción del deporte baseLa Diputación de Álava es la que se muestra más generosa. Concede 1,3 millones a cada uno de los dos equipos profesionales del territorio (Alavés y Baskonia) con el objetivo de que promocionen el territorio, el deporte base y escolar y la atención a los colectivos especiales. Por su parte, el Ayuntamiento de Vitoria destina 187.000 euros al Baskonia y otros 158.000 al Deportivo Alavés.

Mientras, la Diputación de Gipuzkoa también está en retirada en cuanto a ayudas al deporte profesional. Para este año mantiene una subvención de un millón de euros para la Fundación de la Real Sociedad, cuyo destino debe ser el fútbol base y los equipos convenidos del territorio, que prácticamente son todos. Al Gipuzkoa Basket Club (GBC) le caen 350.000 euros, con el horizonte a corto plazo de dejarlo en cero. “El apoyo al deporte profesional debe contar con vías de financiación privada. La Diputación considera prioritario apoyar al deporte base y en positivo, es decir, equipos femeninos que sin nuestra ayuda no podrían salir adelante porque nadie les patrocina”, explica un portavoz de la dirección de Deporte de la Diputación.

El Ayuntamiento de Donosti mantiene un acuerdo de cesión de Illumbe al GBC y está comprometido en la ampliación de Anoeta. En ese sentido, el Gobierno vasco ya ha anunciado que otorgará 10 millones de euros para la remodelación del campo de fútbol. Otra forma de apoyar al deporte profesional, aunque en este caso sea una ayuda indirecta y no vaya a pagar los salarios de los jugadores. Sin embargo, esta remodelación ya ha sufrido un varapalo judicial, ya que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) la ha paralizado. Los jueces han tenido en cuenta el recurso presentando en su momento por el abogado y exparlamentario de Euskadiko Ezkerra, Javier Olaverri, y ha declarado nula la modificación del Plan General porque “adolece de insuficiente justificación, puesto que la recalificación del suelo para usos terciarios no se sustenta o explica en la necesidad de incrementar la oferta de este tipo de suelos terciarios, ni siquiera en la existencia de demanda para estos usos”.

Olaverri asegura que la modificación urbanística, apoyada por todos los partidos políticos, es “todo un ejemplo palpable de lo que se conoce como urbanismo a la carta”. Según el abogado, adolece de un estudio de alternativas y se realizó sin un estudio de sostenibilidad financiera y de un informe económico-financiero. “El proyecto ahora rechazado por los tribunales”, añade, “consiste en destruir un patrimonio público seminuevo y que costó en su día [1993] muchos millones de euros al erario público, para forzar a la administración a construir y financiar otro estadio más del gusto de la Real Sociedad. Obviamente ese dinero así despilfarrado va en contra de las verdaderas necesidades de nuestra sociedad”. Tanto el Ayuntamiento como la Real Sociedad ya están ideando la alternativa para seguir adelante con el cambio.

Locomotoras económicas

El director de Deportes del Gobierno vasco, Jon Redondo, asegura que la prioridad de su departamento es la promoción del deporte bases, pero reconoce que los equipos profesionales pueden actuar como “locomotoras económicas”, con repercusión en la industria y en las haciendas de la comunidad. “A veces se trata más de economía que de deporte. Venden país y catapultan la imagen de Euskadi en el exterior. Se trata de una oportunidad, pero no para la dirección de Deportes sino para otras áreas del Gobierno”. En cualquier caso, Redondo mantiene la opinión de que el deporte profesional “debe buscarse la vida por su cuenta”.

Mutiloa no es partidario del no rotundo a la financiación pública del deporte profesional. Pero aclara que “no se puede dar de cualquier manera”. Así, enumera una serie de criterios que deben regir, en su opinión, la concesión de las ayudas: “Si hay subvenciones debe ser con criterios muy claros. Por ejemplo, atendiendo a la realidad de cada deporte. Si no se dan ayudas al deporte femenino prácticamente no existiría. Por otra parte, hay que saber qué se pretende con ese deporte, porque a veces es un faro para que haya más actividad. Y que reciban ayuda unos clubes no puede servir para hacer competencia desleal a otros que no cuentan con ese apoyo. En ningún caso, la financiación puede servir para mantener gastos estructurales, como los salarios de los jugadores”.

Eventos

Eventos“Mantener el deporte profesional”, añade, “para tapar agujeros estructurales se ha acabado. La sociedad entiende que hay otra serie de prioridades. Antes parecía que había que apoyar al deporte profesional por esos intangibles de que representa a una sociedad, es la seña de identidad del país o de la ciudad, pero la sociedad ha dado la vuelta y dice sí, pero no pagar los salarios de las figuras porque hay otras necesidades”.

Otra variante de la financiación pública del deporte profesional son los eventos. En este caso, Mutiloa sí se muestra a favor del apoyo público. “Un evento moviliza económicamente, son puntuales y empiezan un día y acaban otro. Generan gran actividad económica y suponen una promoción del territorio”. El director de Deportes del Gobierno vasco mantiene la misma línea. “La organización del Mundo Basket en Bilbao es una fuente de riqueza”, apunta Jon Redondo. “Se calcula que puede representar 20 millones de euros en impacto directo y otros 30 en impacto indirecto”.

Como se ve, los recovecos que utiliza el dinero público para conectar con los intereses del deporte profesional son alargados y variados. Aunque las ayudas directas son hasta denostadas ahora por los portavoces institucionales, los grandes clubes profesionales vascos de fútbol y baloncesto disfrutan de unas ventajas indirectas muy importantes, como el uso de sus estadios. Todos son públicos y los clubes solo se hacen cargo de los gastos derivados de su actividad —partidos y entrenamientos—, tales como agua, luz, seguridad o logística.

Etiquetas
stats