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EITB sigue lastrada por la audiencia y la sobredimensionada plantilla

La directora de EITB Maite Iturbe.

Alberto Uriona

Bilbao —

La radiotelevisión pública vasca cumple ahora un año de gestión con la nueva dirección con más dudas que certezas. La audiencia, que con la vuelta al poder del nacionalismo muchos pensaban que repuntaría, es ligeramente inferior en las dos principales cadenas de televisión (ETB 2 y ETB1): el equipo que dirigía Alberto Surio se fue con una cuota del 10,5 en el canal en castellano y el 1,9 en ETB1 y la actual directora Maite Iturbe ha cerrado febrero con un 10,3 y un 1,9 respectivamente. Y la gestión se ha visto lastrada por el recorte presupuestario, los tímidos intentos de recortar la sobredimensionada plantilla y las críticas de la oposición, especialmente PP y PSE por lo que consideran un sesgo informativo hacia el nacionalismo.

Polémicas las ha habido incluso las que llevaron a que un miembro del consejo de administración se pensara dimitir tras la no inclusión de ETA en un documento realizado por la dirección o la entusiasta cobertura televisiva de la manifestación que convocaron juntos, en una situación inédita, PNV y Sortu. Y el mes pasado se produjo la primera dimisión de un directivo, la jefa de Programación de Radio Euskadi.

Como tampoco hizo el anterior Gobierno socialista (manejó un informe en el que se concluía que sobraban al menos 150 personas), los nuevos rectores de EITB no han tomado ninguna medida drástica en lo que, dentro y fuera del ente, todos coinciden en calificar “excesiva plantilla” del ente, casi un millar de personas. En medio de la fuerte crisis de los medios de comunicación tanto privados como públicos, la radiotelevisión pública se ha salvado de los recortes, en gran parte, según explican quienes conocen la casa, por la fuerte influencia de los sindicatos, con quienes las sucesivas direcciones han rehuido el enfrentamiento.

“Ese el gran problema. Nadie le pone el cascabel al gato, que es ajustar la plantilla, en la que sobra mucha gente”, señala un ex trabajador, que se refiere a los casos concretos de empleados que “no dan en todo el día un palo al agua. Eso lo conocen todos los que trabajan allí. Se dedican a hacer solo informativos y un par de debates. Son 1.000 personas (de los que cerca pertenecen a ETB) cuando Telecinco tiene 500”. La dirección tiene otra visión. “El objetivo es seguir con una gestión rigurosa y un equilibrio financiero pero sin EREs ni medidas traumáticas. No lo vemos necesario, creemos que podemos sostener el modelo. EITB es un caso único de no reducción de plantilla en medios de comunicación, también en el sector público”, apunta Andoni Aranburu, director de Estrategia y Comunicación.

El año 2013 ha terminado con una plantilla de 960 empleados, que suponen un gasto de más de 56 millones de euros, y para este año se prevé reducirla en 20 personas, a través (se supone porque no se ha explicitado) a través de jubilaciones. Aunque la directora Maite Iturbe ya ha matizado que esa cifra de 940 personas para este año tiene que ser negociada con los sindicatos.

Y es que el 90% del presupuesto de la radiotelevisión es aportado por el Gobierno vasco: el pasado año ya tuvo que desembolsar 109,1 de los 123,3 millones del presupuesto, que se cuadró por una inyección extra, ya que a mediados de año el déficit rondaba los seis millones. “Hemos hecho la mejor TV posible y hemos salvado los trastos”, valora Andoni Aramburu, quien recuerda que en relación a 2009 (cuando el presupuesto superaba los 180 millones de euros) “tenemos un tercio menos de dinero”.

El equipo gestor asegura que su apuesta “a largo plazo” es fortalecer ETB1, que en 2005 llegó a tener un 5% de cuota de pantalla y que no ha hecho más que bajar desde entonces hasta estabilizarse los últimos años en poco más del 2%. “Estamos dispuestos a dejar algunos palos en ETB 2 para fortalecer ETB1. Es un acto consciente a largo plazo y ahí está la apuesta de hacer 10 horas de contenidos en ETB1. Hemos puestos a pleno rendimiento Miramon [el centro de producción]”, asegura Aramburu.

Lo que no se ha cuestionado este año, ni en los anteriores, es el modelo televisivo, que, según coinciden profesionales del sector audiovisual, debe variar totalmente. “No puede competir con las cadenas privadas y no da para mantener un parrilla de programación las 24 horas”. Al no haber acometido apenas recortes en los trabajadores (hubo una decena de despidos en Radio Vitoria), los grandes paganos han sido las subcontratas, que soportan el grueso del contenido de la televisión y han sufrido recortes drásticos en sus ingresos. Y el pastel que ha quedado (38 millones de euros, aunque se incluyen también las costosas retransmisiones deportivas, cuando en los buenos tiempos superaban los 80 millones), aseguran, se reparte mayoritariamente entre media docena de productoras afines al PNV.

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