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“El cuento es lo que yo tengo dentro, la historia que a mí me gustaría contar”

Paul Urkiko. Foto: José Albaina

Alba Díaz de Sarralde

Paul Urkijo Alijo ha superado el reto que supone enfrentarse a dirigir un largometraje. El vitoriano de 33 años había dedicado, hasta ahora, su vida a los cortometrajes, trabajos con los que se ha hecho con unos 85 premios. El salto lo ha dado con ‘Errementari’, una película inspirada en su cuento favorito. De pequeño, aficionado a la mitología y el folklore, sentía simpatía hacia los demonios de 'Patxi Errementaria', un cuento vasco de tradición oral que José Miguel Barandiaran recogió en 1903. Transformar la historia del malvado herrero le ha supuesto siete años de trabajo, en los que ha creado una película que desarrolla el trasfondo del protagonista, de los demonios y de otros personajes que ha creado. La producción, que ha contado con la mano de Álex de la Iglesia, fue estrenada el 2 de marzo. Grabada en el euskera antiguo de la Álava del siglo XIX, lleva a la gran pantalla sus paisajes, contexto y cultura con el toque personal del director.

Se acaba de estrenar en los largometrajes con 'Errementari', porque hasta ahora se había dedicado a cortos como 'Jugando con la muerte' o 'El pez plomo'.

Yo siempre he querido ser director de cine y, para poder vivir de hacer películas, el largometraje es lo que tiene un mercado. El cortometraje, a pesar de que a mí me gusta mucho, no es un formato con el que puedas vivir y es una pena. En mi caso, algunos cortos han sido una manera de demostrar de lo que soy capaz para que luego puedan confiar en mí para poder hacer un largometraje, aunque de por sí los cortos tienen su propia identidad y sus historias. Pero vamos, yo siempre he tenido claro que quería hacer largos. Cuando he visto que los cortometrajes funcionaban, que ganaba premios, que el público respondía bien… decidí meterme con ellos.

La diferencia es que un corto lo grabas en una semana. Para un largo necesitas una fortaleza psicológica mucho mayor, tienes que tener muy claro qué es lo que quieres, la presión es mayor, el presupuesto es mayor… Pero la verdad es que yo lo prefiero, por lo menos para ciertas historias porque puedes desarrollar más a los personajes. Tienes más tiempo y puedes hacer que la experiencia sea más inmersiva. Hacer largos es un poco la meta que siempre he tenido en la cabeza.

Ha estado siete años convirtiendo su cuento favorito en película. A parte del tiempo que requiere, que ha mencionado, ¿qué diferencias destacaría a la hora de trabajar con largos?

Sobre todo eso, el hecho de la fortaleza psicológica que necesitas. Ya no solo en el rodaje, sino a la hora de levantar el proyecto. Han sido siete años, mientras tanto he tenido que hacer otros trabajos para poder vivir. Es una apuesta que haces, necesitas mucha ilusión. En mi caso, el hecho de que fuera una historia que está muy arraigada en mi niñez me ilusionaba todavía más. Es una cosa muy mía, por lo que estaba dispuesto a sacrificar siete años, a dejarlo todo e ir a por eso. Ni plantearme ahorrar para nada, ni casa, ni nada. Igual son las preocupaciones más básicas, pero he vivido con el mínimo para poder sacar adelante la película.

De pequeño le encantaba 'Patxi Errementaria', el cuento tradicional vasco en que basa la película. ¿Por qué se ha decidido a dar el paso al largometraje con esta historia?

A mí de pequeño siempre me han gustado las leyendas, el folklore, la mitología, los monstruos… Todo ese mundo, el género fantástico. También me encantaban los 'bichos' y dibujaba mucho. El cuento de 'Patxi Errementaria' trata de un herrero que es tan malo que hasta los propios demonios le temen. Yo tuve una versión con unos dibujos de demonios rojos y me hacía mucha gracia cómo el herrero les 'puteaba', y me daban pena. ¡Me caían bien! Entonces, con el tiempo, después de haber hecho cortos, siempre tuve en la cabeza que 'Patxi Errementaria' tenía ciertas claves que podían ser muy interesantes, que al desarrollar tuvieran como resultado una película de género fantástico divertida. Un cuento de horror gótico de demonios pero que a la vez tuviera esos ingredientes de humor negro y el punto satírico. El cuento es cortito de por sí: simplemente van los demonios donde el herrero, se lo quieren llevar, él no quiere, les 'putea'… Luego, cuando muere va a las puertas del infierno y no le dejan entrar.

Me interesaba desarrollar por qué Patxi es tan malo, qué le ha pasado, cuál ha sido su contexto. ¿Por qué esa persona está ahí, aislada, y todo el mundo piensa que es tan malvado? Y luego los demonios. ¿Qué es lo que tienen los demonios en la cabeza cuando están haciendo su trabajo y de repente se encuentran con este maromo que no les deja hacer su trabajo? Entonces, cojo los personajes, los desarrollo, lo ubico en una época histórica, el siglo XIX. Vas desarrollando, vas metiendo personajes más secundarios y desarrollas el 'background', el pasado y el drama de los personajes protagonistas. Mantiene de alguna manera el germen que a mí me gustó cuando era pequeño, pero lo he extendido a lo que soy hoy en día, una persona adulta. Yo creo que la película habla de otras cosas un poquito más complejas.

La película, entonces, no es al cien por cien el cuento audiovisualizado, sino que se basa en las historias tras los personajes.

Eso es. En principio cojo los personajes del cuento como excusa, pero luego los he desarrollado. Incluso la propia estructura de la película es vagamente parecida, pasan muchísimas más cosas. En el cuanto hay tres demonios, bueno, ya lo veréis, pero en la película solo hay uno que es el importante. También he metido a la niña, que no sale en el cuento. Hace un poco de vehículo, un personaje con el que el público puede empatizar para entrar a ese universo tan oscuro, el universo del herrero, de los demonios. Nos encontramos con una niña que vive un infierno personal y, simbolizando lo que es, aunque en un principio puede parecer una persona pequeña y débil, resulta que no es lo que parece. He ido añadiendo esos personajes. Al final, el cuento es lo que yo tengo dentro, la historia que a mí me gustaría contar.

Páginas de internet sobre cine, como Sensacine o Filmaffinity, aparte de darle a 'Errementari' una buena nota, la encasillan en los géneros fantasía y terror. ¿Define esto bien a la película?

En parte, porque la película tiene bastantes géneros. Sí que es de fantasía y sí que tiene elementos de terror, pero creo que ese es un elemento más. Tiene el mismo protagonismo que puede tener el humor. Yo creo que los propios cuentos tradicionales ya tienen de por sí una mezcla de géneros bastante variada. Siempre hay un personaje que se enfrenta a un monstruo, a un drama, a una situación surrealista en la que hay una criatura que da muchísimo miedo. Los niños se asustan con ese cuento, pero luego resulta que ese protagonista utiliza artimañas, la inteligencia o los poderes que tenga y es capaz de superar ese bache o a esa criatura. Suele tener una especie de resultado jocoso, satírico, burlón. Esos géneros ya están ahí. Yo diría que como géneros tiene fantástico, terror y humor.

En el propio tráiler ya se muestran paisajes del bosque alavés, sombríos y lúgubres, que toman también su protagonismo en la película. Ese avance, además, reza: “No todos los cuentos tienen siempre un final feliz”. El humor, que como ha mencionado va implícito en la propia narrativa, ¿no tiene alguna dificultad en ser incluido en ese ambiente?

Yo creo que no, porque ayuda a que sea un contrapunto. Tú estás con unos personajes en un drama muy oscuro y de repente al espectador le das unas píldoras de humor que a veces hacen que sea mucho más llevadero. A mí me gusta mucho jugar con el impacto de que, por ejemplo, tienes una situación o una criatura que puede producir mucho terror, por los prejuicios que tenemos muchas veces, y cuando te acercas y eres capaz de arreglar ese velo de prejuicio, puedes encontrar que esa cosa que te da miedo no lo da tanto, o que se parece mucho a ti o puede tener tus mismos problemas. Es una cosa que pasa mucho en la sociedad y muchas veces con resultado cómico. Porque somos muy estúpidos en general, tenemos muchos prejuicios y somos muy ridículos. A mí me gusta jugar con ese contraste. La gente en general no se espera que se vaya a reír, aunque el tráiler traslada una sensación de que va a ser de terror, la gente se encuentra en el cine con que hay mucho humor. A mí siempre me han dicho que gusta mucho y que la gente se lo pasa muy bien.

Eligió Vitoria para preestrenar la película el pasado 26 de febrero. ¿Fue porque quería hacerlo en su ciudad o algo tiene que ver con lo que entraña la historia de 'Errementari'?

Un poco todo. La propia historia está ambientada en Álava porque me da la gana, porque yo soy alavés y quería hacer algo en la montaña alavesa. Me apetecía. Para eso también lo hemos hecho en el euskara alavés del siglo XIX. Yo soy de aquí, hemos levantado la producción aquí, hemos centralizado todo en Vitoria y entonces para nosotros era importante que el estreno fuera aquí. Queríamos demostrar de alguna manera que aquí también se pueden hacer producciones valientes, importantes, grandes. Que también aquí se puede. Fue una declaración de intenciones en ese sentido.

¿Y le acogió bien la ciudad?

Sí, muy bien. Todos: la Diputación, el Ayuntamiento… Todo el mundo se ha volcado.

¿También cuando la presentaron, cuando estuvieron en las salas de cine con el público en el preestreno? 

En principio, la gente salió muy contenta. Yo en general estoy escuchando cosas muy bonitas, no sé si es que no me quieren contar las malas (risas). He leído de todo también, pero en general la gente está respondiendo muy bien a la película.

¿Y está al tanto de la acogida que está teniendo, ahora que está estrenada, en los cines fuera de Euskadi?

Sí, al final la gente escribe en internet, nos llegan los datos de las taquillas… La verdad es que sí, estoy muy contento con el resultado.

Ha contado con la producción de Álex de la Iglesia, que en anteriores ocasiones ha echado un cable a directores noveles como Eduardo Casanova con Pieles. ¿En qué momento entra en el proceso este director y en qué medida ha sido importante su papel?

 Nosotros ya teníamos la película a punto de rodar, quedaban dos meses para el empezar y teníamos prácticamente todo cerrado. Teníamos ya el presupuesto para empezar con la película y Álex se enteró de que estaba preparándola. Vio algún diseño de algún demonio y me escribió por Twitter. Me mandó un mensaje: “Oye, ¿qué estás haciendo? Que me acabo de enterar, que me han enseñado una cosa, para producir eso, tal, bájate a Madrid y enséñamelo…”. Y bueno, bajé, se lo enseñé y le gustó mucho. Me dijo: “¿Cómo puedo entrar?”. La verdad que ya teníamos todo cerrado  para ir a rodar pero nos venía muy bien su apoyo para conseguir más presupuesto, para poder cerrar bien todo lo que es la posproducción, de efectos especiales, sonido, música…

Su papel sobre todo ha sido de cara a la posproducción y de cara a la distribución. El hecho de que se pueda ver en muchas más salas y con ese mejor acabado, que pueda competir también con otras películas de género fantástico que vienen de industrias más fuertes. Han sido esas dos partes. A nivel de distribución, además, que se pueda ver en todo el país y el que ponga “Álex de la Iglesia presenta” es una especie de aval, un efecto llamada, que a la gente le llama la atención por el hecho de que salga su nombre.

Para mí, ha sido una gozada porque como productor es una persona que no impone, respeta totalmente las decisiones creativas del autor y en ese sentido he trabajado muy a gusto con él. Le admiro mucho y ha sido una gozada.

Para ser su primer largometraje, a parte de a Álex de la Iglesia, ya ha tenido un equipo de Goya. El actor Eneko Sagardoy o el compositor Pascal Gaigne participaron en ‘Handia’, que se hizo con diez de esos premios. ¡No está mal, para empezar!

Sí, sí, ha sido una sorpresa. Yo me alegré muchísimo cuando les dieron los premios y eso simplemente es reflejo de que son unos profesionales como la copa de un pino. Se lo merecen, y en 'Errementari' también se han dejado la piel. Han hecho un trabajo maravilloso.

Lo ha comentado antes: escogieron grabar en euskera y, de hecho, en un euskalki [dialecto regional] perdido como es el alavés, para lo que tuvieron que trabajar con lingüistas. ¿No tuvo en ningún momento alguna preocupación por grabar en este idioma?

Siempre se dice que si, incluso si hubiera sido en castellano o inglés, de lo que tuvimos tentativas -hubo gente que nos dijo de meter más dinero para hacer la producción así- hubiera sido más grande, en otros idiomas y con actores más famosos. Pero yo no lo veía: el cuento es en euskera, para mí tiene una identidad muy importante y siempre pensé que tenía que ser así. La propia película está ambientada en el siglo XIX, entonces es un euskera antiguo, y empezando a trabajar con Gorka Lazkano, que es quien se ha ocupado de transcribir ese euskera antiguo, me propuso que por qué no lo hacíamos en euskera alavés. Yo conocía que había ciertos estudios de este tipo de euskera y lo miramos, me gustó mucho como sonaba, nos juntamos con  Koldo Zuazo, que es un lingüista que está especializado en precisamente ese tipo de euskera, y nada, nos pusimos con ello. ¿Difícil? Pues es más difícil ejecutar la película de tal forma que tenga ese añadido, pero como cualquier otro proceso. Difícil tampoco, realmente hacer cualquier película es difícil y en este caso con niños, aquí, con monstruos… Me dicen que a ver si no me da pereza, y realmente es lo que me motiva, esos retos son lo que quiero ejecutar; quiero que suene ese euskera. Creo que la película lo necesita.

A parte de este euskera alavés o la propia historia de Patxi, el herrero al que teme incluso el mismo diablo, ¿incluye en la película más referencias culturales o mitológicas que le den una personalidad autóctona?

Sí, en la parte del cuento de 'Patxi Errementaria' procuré meter otras cosas de superstición, de mitos, que también recogió José Miguel Barandiaran, para generar ese universo mitológico, de pueblo, en el que mandan los curas… Yo creo que así de alguna manera arropa la historia y le da ese color, generas esa mitología que es parte de la película también.

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