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Euskadi tolera mejor a los inmigrantes en tiempos de recuperación económica

Manifestación de protesta de trabajadoras del hogar.

Eduardo Azumendi

El nivel de tolerancia de los vascos hacia las personas inmigrantes ha ido mejorando en los últimos años, especialmente los que han coincidido con la recuperación económica. Se trata de un fenómeno más o menos esperado, pero no por ello deja de ser un reflejo fiel de la forma de pensar y sentir de la sociedad. El barómetro que publica el Observatorio Vasco de Inmigración-Ikuspegi cada año tiene como objetivo conocer las percepciones y actitudes hacia la población de origen extranjero en Euskadi. Analizados los diferentes barómetros publicados desde 2007 se puede comprobar que en 2012 y 2013 (años duros de crisis), la simpatía hacia los inmigrantes llegó a sus niveles más bajos.

El indicador sobre el nivel de tolerancia oscila entre 0 y 100 puntos y sintetiza en una sola cifra una serie de respuestas ―en torno a los ítems más discriminantes― que muestra la percepción subjetiva de vulnerabilidad de la sociedad vasca ante la población extranjera. En 2018, el índice se sitúa en 59,71 puntos, una cifra que aumenta ligeramente respecto a 2017 (58,48 puntos).

Un informe del Centro de Documentación y Estudios (SiiS) de la Fundación Eguía Careaga recalca que los datos sobre el nivel de tolerancia van acordes con la mejora económica registrada durante los últimos años. “Esta tendencia se puede ver en la simetría que existe entre el Índice de Tolerancia y el incremento interanual del producto interior bruto (PIB), ya que cuando este incremento es mayor, el nivel de tolerancia también aumenta, lo cual refleja que la sociedad vasca se siente más tolerante hacia la población extranjera en momentos económicamente más favorables”.

Y eso a pesar de que los ingresos que aportan los inmigrantes a las arcas públicas son superiores a las prestaciones sociales que reciben, incluso en pleno periodo de recesión y frente a la extendida creencia de que es al contrario. El propio Ikuspegi analizó en su día el impacto económico de la inmigración en Euskadi en los años 2008 y en 2012. Es decir, justo al comienzo de la crisis y en plena recesión económica. Y en los dos años, los ingresos son superiores al gasto que se realiza en este colectivo

A pesar del aumento del índice de tolerancia en el último barómetro, una cuarta parte de la población es reacia a las personas extranjeras. Las personas mayores de 44 años, con estudios primarios e insatisfechas con su situación económica registran una mayor intolerancia hacia la inmigración, así como las personas de ideología de centro y derecha. “Este posicionamiento”, apunta el SiiS, “tiene que ver, principalmente, con la inseguridad y con el miedo a perder las conquistas del Estado de bienestar y se expresa a través de prejuicios y rumores que influyen en la estigmatización de ciertos grupos de personas extranjeras, en particular, las de origen pakistaní, rumano o magrebí”.

La mitad de las personas que han respondido la encuesta opinan que la población de origen extranjero se aprovecha de manera excesiva del sistema de garantía de ingresos, acaparando este tipo de ayudas y dejando de lado la búsqueda de un trabajo remunerado.

Lo que ya está aceptado por la sociedad es que la inmigración es algo estructural y la mayoría cree que va a aumentar en los próximos años en Euskadi. En este sentido, se observa que el volumen percibido de población extranjera que actualmente se encuentra en el País Vasco se ajusta en mayor medida al volumen real. “Los medios de comunicación”, explica el SiiS, “juegan un papel importante en la creación de esta percepción, ya que suelen presentar una imagen sobredimensionada del fenómeno y, además, transmiten la idea de que la mayor parte de las personas que llegan a Euskadi son de origen africano, cuando los datos oficiales señalan que la mayor proceden de Latinoamérica”.

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