Gipuzkoa, bajo el agua
En 2011 los vecinos de los barrios donostiarras de Txomin y Martutene sufrían unas de las mayores inundaciones de los últimos años. Pero también los municipios de Astigarraga y Hernani vieron como las aguas del Urumea se salían de su cauce inundando las calles. Tan sólo cuatro años después este río ha vuelto cubrir las calles de las mismas zonas. Durante años los vecinos han exigido soluciones, sin respuesta alguna. Sin embargo, desde URA confirman que durante el próximo mes comenzarán unas obras muy esperadas por los vecinos de Martutene, ya que se sustituirá el puente actual por uno nuevo, lo que permitará al río pasar sin problemas. Además, justo antes de estas últimas inundaciones se terminaron las obras del puente de Karabel de Hernani, lo que permitió también que esta zona no se inundase en la última crecida del Urumea.
Isabel es la presidenta de la Asociación de vecinos Sarroeta de Martutene, pero también una afectada más del barrio. Asegura que en esta ocasión se ha inundado mucho menos, pero han estado cuatro días bajo el agua. Además, apunta que en 2011 la situación fue mucho más caótica, “no controlaban como llevar la situación”. Pero esta vez las alarmas han funcionado muy bien. En este sentido, asegura que ya no le tienen miedo al río, lo toman como algo “normal”, porque cuando avisan “ya sabemos que viene”. Los vecinos llevan años pidiendo soluciones pero “cada partido político ha mirado a otro lado, lo único que querían era urbanizar, pero el río ni se tocaba”, ahora “parece que se va a hacer algo”. Isabel recuerda que en estos dos barrios donostiarras “también se pagan impuestos”, por lo que tienen el mismo derecho a que se les escuche.
Tras las inundaciones de 2011, los vecinos de Martutene, Txomin, Loiola y Hernani crearon una plataforma para exigir soluciones a las instituciones. Así, se reúnen con representantes del Gobierno vasco y los ayuntamientos cada tres meses. Sin embargo, justo el año pasado, hacia estas fechas, vieron que estaba todo muy paralizado. Pero llegó la ciclo génesis explosiva que dañó gravemente la costa vasca. Los vecinos de estas zonas, observaron que en tan solo cinco meses arreglaron todo, cuando en el interior llevan años esperando. Isabel critica que “todo esto es burocrático, porque recomponer un río no da beneficios, arreglar la costa te trae turismo”. De hecho, una de las personas más afectadas en estas últimas inundaciones tendrá que esperar mínimo siete meses a que le arreglen la casa. Los vecinos saben que esta obra va a durar mínimo tres años y que en esos años va a haber crecidas del río, pero “mientras se esté haciendo algo, estamos más tranquilos”.
Proyectos de futuro
Según aseguran desde URA y desde el Ayuntamiento de Donostia, la renovación del puente de Martutene es una de las obras más importantes. El concejal donostiarra de Urbanismo, Ricardo Burutaran, explica que en un estudio diagnóstico de distintos obstáculos hidráulicos en el Urumea, se señalaron 18, de los que este puente de es el que más protagonismo tiene. El problema que existía para comenzar con esa obra es que el Plan General en esta zona estaba suspendido, se aprobó en 2010, porque existían indefiniciones de por dónde podía entrar el TAV. Así, lo que hicieron desde el Ayuntamiento fue levantar la suspensión y poner en marcha el proyecto de URA. En esta primera fase se sustituirá el puente por uno que carecerá de pilares y tendrá una longitud de 50 metros. Y en una segunda fase se realizarán diversas actuaciones desde este nuevo puente hasta el Polígono 27.
Otro de los barrios de Donostia más afectados por las crecidas del río Urumea es el de Txomin-Enea. Por un lado, se encuentra la operación de regeneración urbanística, sobre todo de las casas que estaban en situación inundable, que ya se han derribado y cuyas familias están realojadas provisionalmente. La operación de Txomin se ha sacado a concurso y en aproximadamente en un mes se sabrá cuál es el proyecto ganador. Además, en este barrio también se va a sustituir el puente actual por otro con un solo apoyo, que dejará que el río fluya mejor. Otros de los obstáculos, es el puente que se encuentra entre Loiola y Egia, y que está en fase de redacción el proyecto de sustitución del mismo. Según Burutaran el único obstáculo con el que no se está haciendo nada es el de los cuarteles de Loiola, porque no es competencia del Ayuntamiento. Apunta que han mandado una carta al Ministerio de Defensa para explicar la situación, pero por el momento no han obtenido respuesta alguna.
No existe solución
Existen algunos sectores críticos, como los ecologistas, que afirman que “no existe solución definitiva para las inundaciones”. En noviembre de 2011, desde la organización Donostiako Eguzki apuntaban que las inundaciones volverían inexorablemente, “sólo era cuestión de tiempo”. Y tres años después, “estas reflexiones siguen plenamente vigentes, como se ha demostrado”. A su juicio, el asfaltado-hormigonado de infraestructuras como la autovía del Urumea y el Segundo Cinturón “son auténticas autopistas para el agua en su camino hacia ese cauce”, que a su vez “acumula más edificios y actividades, es decir, más personas y bienes susceptibles de sufrir daños”.
Desde Eguzki creen que hay que asumir que “no nos queda más remedio que convivir con las crecidas, tomando medidas para que sus daños sean los menores posibles”. En este sentido, consideran que las medidas previas de aviso “están funcionando correctamente”. Por otro lado, critican que de las 18 actuaciones previstas “apenas se han ejecutado dos”. “Al parecer el problema es económico, pero para gastarlo en el TAV, sí que hay dinero”, denuncian. Sin embargo, insisten en que nadie piense que porque se ejecuten esas actuaciones, la salida en el cauce del Urumea no se va a volver a repetir. A su juicio, la única solución es respetar las zonas de inundabilidad y aumentarlas, en la medida de lo posible, hasta acercarse a la situación natural anterior a su ocupación.
