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El Gobierno renuncia a liderar la retirada de los vestigios franquistas

Detalle del escudo franquista que corona el edificio de la Agencia Tributaria en Bilbao. /EDN

Aitor Guenaga

Bilbao —

Todo los ayuntamientos vascos recibirán en las próximas semanas una carta firmada conjuntamente por el Gobierno vasco y por la Asociación de Municipios del País Vasco (Eudel) en la que se les anima a seguir las recomendaciones recogida en el dictamen para la retirada de los vestigios franquistas. El Ejecutivo vasco, que ha dejado pasar el primer año de la legislatura sin prácticamente actuar en esta materia, no aclara si va a consignar alguna dotación presupuestaria para impulsar la eliminación de todos esos símbolos del régimen franquista.

El lehendakari, en una respuesta a la parlamentaria socialista Idoia Mendia, explica los pasos que tiene previsto dar el Ejecutivo en esta materia, después de que prácticamente no se haya hecho nada en el primer año de legislatura, salvo alguna reunión con los representantes de Eudel. Urkullu explica que ambas instituciones han “elaborado una carta conjunta que será enviada, este mes de enero, a todos los ayuntamientos de la Comunidad Autónoma Vasca, junto con el citado dictamen, animando a las corporaciones municipales, a tomar las medidas necesarias para seguir las recomendaciones contenidas en el documento”.

El lehendakari, en la misma contestación remitida a la parlamentaria del PSE-EE, que lleva fecha del pasado 13 de enero, hace mención de manera genérica al trabajo que su Gobierno quiere hacer en esta materia. Y expresamente señala que “desde la Secretaría General para la Paz y la Convivencia existe el compromiso de acompañar en el camino que emprendan los diferentes Ayuntamientos y que así lo estimen oportuno y lo soliciten”. Ni una palabra sobre la dotación presupuestaria que su gabinete está dispuesto a consignar para tal fin. A tenor de la respuesta parlamentaria, el Ejecutivo renuncia a impulsar una política clara, definida y con una dotación presupuestaria determinada y se reserva simplemente el papel de “acompañante” en todo el proceso que se abre ahora para la retirada de los vestigios franquistas.

Se da la circunstancia de que la Secretaría General de Paz y Convivencia -de la que depende orgánicamente la directora de Víctimas y Derechos Humanos, Monika Hernando- ha estado volcada en la elaboración del Plan de Paz aprobado por el Ejecutivo a finales de 2013. En este documento, de 86 páginas y que consiga más de 19,2 millones de euros de presupuesto para los cuatro años, el tema de los vestigios franquistas ni se menciona. La socialista Idoia Mendia considera la respuesta del lehendakari completamente insatisfactoria y tiene previsto remitir una nueva pregunta para que el Ejecutivo aclare si además de “acompañar” a los ayuntamientos va a dotar con algún presupuesto esa retirada de vestigios que deja en manos exclusivamente de los consistorios vascos.

Lemoa toma la iniciativa

Algunos consistorios vascos ya no quieren esperar más y han decidido pasar a la acción, después de ver que los trabajos de la comisión técnica y sus recomendaciones no han tenido un impulso en el último año desde el Gobierno vasco. Esta misma semana, el pleno del Ayuntamiento de Lemoa ha aprobado por unanimidad (5 votos del PNV y 5 de Bildu) la retirada de la cruz de Peña Lemona, uno de los vestigios de la Guerra Civil, las placa. La batalla de Lemoa aun pesa en la memoria antifranquista. En esta parte del frente -uno de los últimos en caer pocos meses antes de que las tropas nacionales entraran en la capital vizcaína- murieron cientos de milicianos y gudaris en la batalla que tuvo lugar entre el 29 de mayo y el 15 de abril de 1937.

Solo eliminar la cruz principal de Peña Lemona puede costar “entre 4.000 euros y 4.500”, han asegurado a eldiarionorte.es fuentes cercanas a la alcaldesa, Saioa Elejabarrieta, de Bildu. La estimación se basa en varios presupuestos elaborados en día por la Sociedad de Ciencias Aranzadi para el consistorio y otras empresas.

Como recuerda Lemoatx 1937, la asociación nacida en el municipio para reivindicar la memoria histórica antifranquista, “la ermita y la cruz erigidas después de la Guerra Civil fueron construidas como símbolo y lugar de culto del bando fascista. Hoy en día la ermita ya no se utiliza como lugar de culto y se encuentra en mal estado”. El pleno ha decidido también convertir la ermita en un refugio de montaña -cuyo coste aun no se ha presupuestado- y retirar el vía crucis y las placas del Ministerio de Vivienda franquista.

“El tema de la dotación presupuestaria es algo que hemos discutido en la comisión popular creada hace ya más de un año y que ha impulsado la moción que se aprobó el otro día”, explica un representante del consistorio, que también participa en la comisión. “Creemos que es muy necesario hablar de la memoria histórica, pero consideramos también que sería importante que desde las instituciones y desde el Gobierno se subvencionara este tipo de actuaciones que hemos emprendido”, añade el citado representante

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