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El Gobierno vasco renuncia al fracking en su estrategia energética, pero EH Bildu no se fía

Manifestación contra el fracking.

Eduardo Azumendi

Euskadi renuncia al fracking para extraer gas. Así lo ha asegurado la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia, al presentar la Estrategia Vasca de Energía 2016-2030. Según Tapia, a “día de hoy” no hay garantías de que esta técnica sea respetuosa con el medio ambiente. El uso del fracking ha levantado mucha polémica en Euskadi, donde incluso se llegaron a presentar más de 100.000 firmas en el Parlamento contra su uso. Ahora, la estrategia energética del Ejecutivo de Vitoria contiene medidas dirigidas a mejorar la política de ahorro y eficiencia energética de Euskadi y coloca a las energías renovables como principal fuente de suministro.

Tapia ha adelantado que para la extracción del gas natural, el Ejecutivo autonómico “renuncia” al uso de técnicas no convencionales, como el fracking. “Vamos a usar única y exclusivamente técnicas convencionales en exploraciones y posibles explotaciones de gas natural como hasta ahora”, ha insistido. Esta postura supone que el Gobierno de Vitoria no utilizará el permiso de exploración que afecta al territorio alavés y burgalés. En esta zona se continuará analizando la posibilidad de extraer gas, pero tal y como ha hecho hincapié, “trabajando única y exclusivamente con métodos convencionales”.

Sin embargo, EH Bildu, uno de los partidos más beligerantes contra el uso del fracking, no se termina de creer las intenciones del Gobierno vasco. El parlamentario Dani Maeztu cree que “si en Lakua de verdad quieren ser creíbles, lo que tienen que hacer es cerrar SHESA, la empresa pública que crearon para promover el fracking, y renunciar a los permisos de exploración que contemplan el uso de esa técnica”.

Tratando de confundir

Según el parlamentario de EH Bildu, “Arantza Tapia no dice toda la verdad y está tratando de confundir a la opinión pública, ya que el Gobierno de Urkullu mantiene vigentes los permisos de exploración que posibilitan la utilización del fracking en Araba y Burgos”. Por lo tanto, “si de verdad quiere que todo el mundo crea sus palabras contra el fracking, el Gobierno vasco lo tiene realmente fácil: le basta con cerrar la empresa pública que se dedica al fracking y renunciar a los permisos que prevén recurrir a esa técnica”.

La consejera ha insistido en que las líneas de actuación claves para avanzar hacia un modelo energético más sostenible son la eficiencia energética y las energías renovables. Para lograrlo, la estrategia apunta medidas para las que serán precisas inversiones por valor del 4.930 millones de euros, 920 provenientes de fondos públicos. Del total de la inversión necesaria, el 45 % se debería dirigir al área de la eficiencia energética, y la mitad a las renovables.

La apuesta por las renovables se traduce en que el Gobierno vasco planea alcanzar en 2030 una cuota de esta fuente de energía en consumo final del 21 % y que llegue al 40 % en 2050.

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