Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La defensa de la naturaleza, en la cresta de la ola

Una de las fotografías de la exposición 'Surf, civilización y barbarie'.

Paloma Bravo Pérez

“La importancia de la belleza y del disfrute de la ola, de la naturaleza a largo plazo, contra el interés económico y el desarrollo a corto plazo. La utopía de una visión de futuro alternativa contra la razón impuesta de una modernidad irracional.” Es parte del texto que Gibus de Soultrait escribió para contextualizar la exposición del Surf, Civilización y Barbarie, que se puede ver en Donosti hasta el próximo 22 de agosto en la Casa de Cultura Okendo.

Una exhibición de fotografías, ilustraciones, video, reflexiones y objetos que llevan al visitante por olas de todos los continentes que han sido objeto del desarrollo o que permanecen absolutamente vírgenes. Sin duda, una muestra que invita a la reflexión. “No se trata de una exposición solo para surfistas, está destinada a un público muy amplio”, explica Sancho, el director.

A lo largo de toda la muestra, se contraponen situaciones de maravillas de la naturaleza aún vírgenes con fotografías donde el ser humano, en aras de conseguir beneficios económicos u otros, ha intervenido. La pureza de los paisajes se yuxtaponen con casos donde lo artificial ha tomado protagonismo.

En la exposición pueden experimentarse, por ejemplo, la pureza de los paisajes y personas de Bruno Garrudo. Esa es la primera parada. A partir de ahí se viaja desde las primeras fotos de Uluwatu, donde una tierra virgen ejerce de doloroso contraste al desarrollo actual, a la yuxtaposición creada entre el extracto de Dear Suburbia, de Kai Neville, con la perfección de una ría japonesa contra las centrales nuclearas retratadas por Taishi Hirokawa. La sección 'Hombre vs. Naturaleza' abre con dos fotos de Killer Dana de Ron Stoner, antes y después de la construcción de la marina, sigue con la perfección de Superbanks, que nace con los movimientos artificiales de arena, y termina con Wavegarden como ejemplo del afán del hombre por imitar a la naturaleza. Y, finalmente, Punta de Lobos, que todavía puede ser preservada del uso desproporcionado de cemento.

Este último lugar, Punta de Lobos, en pocos años se ha popularizado de tal manera que ahora “corre el riesgo de que su paisaje y su fisionomía sean alterados” si se llevan acabo proyectos inmobiliarios “agresivos que destrozarían la identidad del lugar y puede que conviertan lo que ahora es de dominio público en privado”, explica Sancho. Por ello, para preservar el lugar, se ha puesto en marcha una campaña para donar y ayudar a salvar el lugar.

Etiquetas
stats