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Inaugurada la plaza Franciscanas de Montpellierm en homenaje a los 77 años de la congregación religiosa en Trapagaran

EUROPA PRESS

BILBAO —

Según ha recordado el Consistorio, Franciscanas de Montpellier es una congregación religiosa que llegó a Trapagaran hace 77 años, a petición del alcalde de la época, José Urbieta, para hacerse cargo del cuidado de los niños huérfanos y ancianos abandonados al finalizar la Guerra Civil. Así, en sus inicios gestionaron el asilo donde atendieron a la gente necesitada del pueblo.

Aquel asilo de San José se quedó pequeño y en 1970 se construyó un edificio en forma de “zeta” y rodeado de amplios jardines, el colegio Franciscanas de Montpellier que actualmente se encuentra en plena actividad. El número de hermanas que conforman la congregación ha ido decreciendo con el tiempo y, en la actualidad, está formada solamente por cinco mujeres que ya no imparten clase pero realizan otras funciones como atender el comedor, la portería del colegio y cuidar de los escolares.

Al acto de inauguración de la plaza han acudido las cinco religiosas, la dirección y el profesorado del colegio, una representación del alumnado, exalumnos y concejales del Ayuntamiento, encabezados por el alcalde Xabier Cuéllar.

El primer edil ha destacado el “papel fundamental” que las Franciscanas de Montpellier han desempeñado en el municipio, de las que ha destacado “los tres valores fundamentales que han desarrollado durante estos 77 años de estancia en Trapagaran: la paz, la solidaridad y la convivencia”.

Xabier Cuéllar cree que este gesto permitirá recordar a las generaciones futuras “que hubo un grupo de monjas que un día vino a Trapagaran para cuidar de las personas vulnerables y poco a poco se fueron vinculando y enraizando en el pueblo hasta convertirse en una de las instituciones más importantes”.

Sobre la plaza, Cuéllar ha manifestado que es “sencilla pero hermosa” y ha explicado que en una de las esquinas se han colocado los restos del antiguo lavadero de La Escontrilla, donde las mujeres del pueblo lavaban antiguamente la ropa a mano, para recordar la historia del municipio.

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