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¿Inmigrantes?, sí, pero pocos y asimilados

Personas inmigrantes en una protesta por sus derechos.

Aitor Guenaga

Bilbao —

La percepción que los vascos tienen sobre los inmigrantes se puede sintetizar en que no son un problema -solo el 1,2% de los encuestados lo menciona como su primera preocupacion-, pero la crisis ha modificado radicalmente su opinión acerca del binomio: trabajo e inmigrante. De hecho, el último informe realizado por Ikuspegi sobre la percepción de los vascos sobre la inmigración revela que si en 2004 un 80% creía que necesitábamos inmigrantes para trabajar en algunos sectores laborales, hoy lo cree solo un 35,4%. Y abundando en esa idea, si en 2004 un 11% de los encuestados considera que no se necesitaba población inmigrante en determinados sectores economicos, el porcentaje el pasado año creció hasta el 43,9%.

El informe de Ikuspegi sobre la percepción de la inmigración de 2013 -realizado en base a una encuesta de 1.200 entrevistas repartidas a partes iguales en los tres territorios - revela una mejoría en esa percepción. Parece que en 2012 se produjo un punto de inflexión y aunque su director no se atreve a hablar de cambio de tendencia, apunta que “se ha tocado fondo a cierta actitud a la inmigración” en lo que a niveles de tolerancia se refiere.

De hecho, el grupo de ciudadanos autóctonos tolerantes con el inmigrante ha crecido del 68,81% al 70.85% y el de ambivalentes también ha pasado de 50,75% al 55,09%. Y en ambos grupos está la mayoría de la sociedad vasca (más de 75%).

El problema aparece cuando se profundiza en las preguntas y se pasa de ese “multiculturalismo epidérmico” de aceptación en genérico del extranjero a cuando se “rasca un poco” más en profundidad, en palabra del director del observatorio Ikuspegi, Gorka Moreno. Si a eso se une la situación de crisis -que se arrastra desde finales de 2008-, la percepción en relación con el trabajo de los inmigrantes se convierte en muy “utilitarista”. Antes hacían los trabajos que los ciudadanos locales no querían hacer y se les percibía como necesarios para esos trabajos. Ahora, con la crisis, se considera que es mejor cerrar el grifo de la inmigración y, en todo caso, que tengan papeles y un contrato en regla.“El tener empleo cobra fuerza a la hora de legitimar al inmigrante”, apunta Moreno.

Por todo ello, desde el equipo del observatorio se pide a todas las Administraciones un mayor “intervencionismo en favor del inmigrante y no dejarlo solo ”en manos del mercado laboral“. Entre otras cosas, porque están aquí para quedarse. A finales de 2013 había en Euskadi 148.877, un 74% más que en 2006, lo que sobre el total de la población representa solo el 6,8%, muy lejos de la presión migratoria de otras zonas de España o de Europa. Euskadi es la cuarta autonomía con un menor descenso relativo de población extranjera: 3.017 extranjeros menos empadronados en 2013.

“Salidas masivas”

Desde Ikuspegi, su director sostiene que no se van a producir “salidas masivas” de inmigrantes a sus lugares de origen y avisa que sociedades tan envejecidas como la vasca van a necesitarlos cada vez más. De hecho, según esta interpretación “los inmigrantes están dando cobertura al bienestar de la población autóctona”, con un gran nivel de vida. La inmigración se ha feminizado y básicamente está empleada en las tareas domésticas y los cuidados personales, algo que ha permitido por ejemplo la conciliación e incrementar el número de mujeres que han accedido al mercado laboral en las últimas décadas.

Pese a la mejoría en la percepcion de los inmigrantes, hay algunos estereotipos y prejuicios que siguen funcionando entre la población autóctona. Y la crisis mantiene esa percepción (para el 64,9%) de que los inmigrantes se benefician excesivamente del sistema de protección social, de que pagan menos impuestos de lo que luego reciben (46,9%) y que su mera presencia genera inseguridad y delincuencia (un 49,1%).

Pese a todo, los autóctonos diferencian entre determinados derechos que consideran universales -independientemente de que los inmigrantes tengan papeles o no- como son la Sanidad, la Vivienda o la asistencia jurídica, y otro tipo de derechos como el acceso a las ayudas sociales, el derecho al reagrupamiento familiar. En el caso de las ayudas sociales, el 67,5% considera que deben tener acceso solo los inmigrates regularizados y en el de las viviendas de VPO el 61,4% piensa también que deben tener acceso solo los inmigrantes con papeles.

Pero al final, ¿cómo queremos que sean esos inmigrantes con los que parece que vamos a convivir en las próximas décadas? La respuesta, según Ikuspegi, es que deberían parecerse cada vez más a nosotros. Así, un 83,3% piensa que los inmigrantes deben adoptar nuestras costrumbres y un 67,5% de los encuestaros cree que los inmigrantes deben renunciar a la parte de su religion y cultura que entre en conflicto con la legislación local. Pese a todo, no producen miedo: el 57% cree que sus prácticas religiosas no ponen en duda nuestro estilo de vida. Y, además, casi el 60% piensa que las personas autóctonas no deben esforzarse por conocer y adaptarse a algunas costumbres y tradiciones de los inmigrantes.

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