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Kutxabank marea a las personas mayores

Natalia González de Uriarte

La orden de Kutxabank de no permitir reintegros en ventanilla de cantidades inferiores a 300 euros trae de cabeza a muchas personas mayores. Dicen sentirse muy inseguros llevando esas grandes cantidades en metálico encima. Es cierto que pueden retirar menos dinero en los cajeros automáticos pero algunos de los afectados, los de más avanzada edad, aseguran que no controlan el manejo de estas máquinas. Así que se ven obligados a tirar de ventanilla y a sacar más cantidad que la que desean.

Ya hace más de dos años que está implantada está política -anterior según Kutxabank a la fusión de las cajas vascas- y desde entonces, el malestar entre los clientes que la padece, crece, a juzgar por los críticos testimonios recabados por eldiarionorte.es entre las asociaciones de pensionistas. Uno de los presidentes de estas agrupaciones, Antonio González Cabezudo, no contiene su enfado. “El trato es muy malo. Resulta que vas a sacar tu dinero y te ponen mala cara y te mandan al cajero. Aquí hay muchas personas que ven mal, que nos saben manejarse en esas máquinas, ¿para qué están ellos?. El descontento es general. Muchos de nuestros socios se han dado de baja y se han ido a la Laboral porque la atención es mejor”, detalla el portavoz de la asociación de Vitoria 'Las Cuatro Torres'. González Cabezudo ha trasladado personalmente la queja colectiva a uno de los directivos de Kutxabank. “No conseguí nada. No van a hacer cambios. Me dijo que la decisión era firme y no se lo van a replantear”, revela González Cabezudo.

“Hay poca consideración hacia los mayores”

Desde la entidad financiera aseguran que las quejas por esta política “son muy aisladas” y si los usuarios tienen problemas en las máquinas expendedoras “se les auxilia y se les enseña”. Pero esa buena disposición de los empleados que describen desde Kutxabank no es la que se encuentran siempre los clientes en las sucursales. “Una cosas son las directrices y otra las personas. Hay trabajadores que comprenden la problemática, se olvidan de las órdenes y atienden como se debe a los mayores. Pero en general, lamento decirlo, hay poca consideración hacia este colectivo. Para ellos no es fácil utilizar un cajero. No están familiarizados con las nuevas tecnologías. Si a esto le sumas problemas de visión y facultades mermadas por la edad, se entiende que les resulte difícil enfrentarse a estas máquinas”, explica Roberto Martínez, presidente de Nagusiak. Este colectivo agrupa a las asociaciones de jubilados y pensionistas constituidas en todos los municipios de Bizkaia, 142 asociaciones locales y más de 50.000 socios. “Las cajas han dejado de lado su función social. Eso ha desaparecido. Ahora funcionan como un banco normal y corriente. No se puede esperar nada diferente”, recalca Martínez.

El malestar ha tenido incluso eco en las redes sociales, donde circulan denuncias sobre esta práctica y la presentan como la Estafa de la BBK a sus clientes ancianos.

“Se prioriza a los clientes más rentables”

La entidad insiste en que las quejas son contadas y que prácticamente todos los clientes “están automatizados”. Según han informado en un comunicado de prensa más del 80% de las operaciones efectuadas por los clientes en el primer semestre de 2014 se realizaron a través de los distintos canales tecnológicos. Además, más del 90% de los reintegros y actualizaciones de libretas se realizaron en el mismo periodo, mediante el uso de cajeros y actualizadores. El objetivo de reducir el paso por ventanilla de ciertas operaciones menores es dar agilidad al servicio, mejorar la operatividad y disponer del personal para atender “peticiones de más envergadura así como consultas de asesoramiento”.

Los trabajadores consultados no son ajenos a estas críticas aunque las enmarcan en la percepción negativa que la sociedad tiene del sector financiero “Hay un cabreo generalizado con la banca que funciona por contagio”, explican desde la sección sindical de CCOO. “No se les deja de tratar. Se les suele acompañar al cajero”, explican aunque reconocen que la falta de personal repercute en la calidad del servicio. “Está claro que prima más la rentabilidad del cliente. Se prioriza a los más rentables”, confiesan. Desde ELA entiende que esas restricciones en ventanilla pretenden disminuir ciertas cargas de trabajo para los empleados y no están provocadas por la fusión sino que están encaminadas al ahorro y reducción de costes. “Estas trabas que les ponen a los clientes, consiguen reducir el trabajo de los empleados. Claro que esto es un círculo vicioso”, advierten.

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