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“La desaparición del lobo puede crear desequilibrios ecológicos”

Lobo

Alba Díaz de Sarralde

Eladio Fernández-Galiano es biólogo de formación y jefe del Departamento de Cultura, Naturaleza y Patrimonio del Consejo de Europa, al que pertenecen 35 países del continente. Se ha dirigido este año al Parlamento suizo, al Parlamento Europeo y, hace unos días, al Parlamento vasco. En las tres ocasiones la temática que ha abordado ha sido el lobo.

En Vitoria lo hizo hace unos días en la Comisión de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda, a petición del parlamentario de Elkarrekin Podemos y miembro de EQUO Berdeak José Ramón Becerra. El objetivo: la petición al Gobierno de Vitoria de incluir al animal en el catálogo vasco de especies amenazadas, algo que se hizo hace ya tres años.

El mes pasado el Ararteko instó al Ejecutivo a dar respuesta a la solicitud, el cual se comprometió a hacerlo antes de primavera. Fernández-Galiano considera que “es una especie importante para el patrimonio natural”. El Consejo de Europa lleva encargándose y gestionando al lobo tras su reaparición en el continente en la década de los 80: “El lobo ha ido ganando terreno en sitios mayormente abandonados por la gente. En los últimos años obedece a un fenómeno de abandono rural, donde encuentra su nicho natural”, relata Fernández-Galiano.

El problema, según el experto, es la llegada de la especie a lugares donde se ha perdido la costumbre de vivir con el lobo: “Antes el pastor salía con dos mastines. Sabía que había lobo y el riesgo de ataques. Pero cuando desaparece, se crea una nueva manera de gestionar el medio rural, más cómoda. Dejan a las ovejas en el redil, sin vigilar... Y al volver el lobo les cambia la vida”. Afirma que cuando llega a lugares desacostumbrados a su presencia, “naturalmente, crea conflictos”.

En el marco Europeo, el lobo está protegido por el Convenio de Berna. España lo firmó, pero con una salvedad: “Es un convenio muy flexible. Hay países que eligen qué especies proteger o hacerlo parcialmente. España decidió ponerle al lobo la protección total en la zona de la Sierra Morena y seguir controlando las poblaciones del norte”. Aun así, Fernández-Galiano afirma que el lobo “ha seguido expandiendo su territorio en el norte, donde hay 2.000 o 3.000”, mientras que en la Sierra Morena “no hay rastro desde hace tres o cuatro años. Al sur del Duero, además se sigue ejerciendo la caza cuando debería estar prohibida”.

En cuanto a Euskadi, el experto sostiene que el tema no se puede focalizar únicamente en el territorio vasco: “No se puede gestionar la población de lobos desde Euskadi. Se gestionan las poblaciones, no solo los territorios. Si miras solo Euskadi, es una especie amenazadísima: solo hay dos ejemplares. Pero si miras el norte de la península ibérica... Depende de donde focalices, va bien o va mal”. Aun así, ello no impide que se desarrolle una política “para favorecer el desarrollo de especies autóctonas que se han perdido”.

“Creo que el Parlamento vasco es un sitio idóneo para organizar el debate”, afirma Fernández-Galiano. Recomienda, además, no legislar en base “al último ataque o manifestación que aparezca en los periódicos”. Instó a la Comisión a hablar de números: “Tienen que decidir cuántos lobos quiere tener Euskadi, dónde y tomar las medidas para que causen el menor conflicto posible”.

Hablar de números implicaría evitar improvisaciones: “Hay dos maneras de hacerlo: planificar o reaccionar a algo”. Defiende que “hay que apoyar a los ganaderos” y además, que “hay que trabajar con todos los grupos interesados, por ejemplo, otros ámbitos como el turismo rural o la ciudadanía”. Sin una planificación previa, las decisiones se tomarían “rápidamente, sin saber si hacer caso al ganadero, al ecologista...”.

Para favorecer la convivencia con la especie, una de las principales medidas que impulsa el Consejo de Europa es la información: “Hay que mejorar la aceptación social del lobo, explicando su papel en los ecosistemas, explicando cómo su desaparición puede crear desequilibrios ecológicos...”.

En febrero, Ekologistak Martxan presentó los resultados de un proyecto que proponía una serie de medidas para promover la convivencia entre la ganadería extensiva y el lobo. En él participó una red de personas ganaderas que compartieron recursos y trabajaron con el colectivo. Fernández-Galiano cree que hay predisposición por parte del sector a impulsarla. Sin embargo, “es difícil hacer caso a alguien que viene de la ciudad con traje y corbata a decir cómo hacer las cosas”.

Las sensaciones de Fernández-Galiano después de participar en una reunión con el Ararteko hace una semana son buenas: “Hablando se entiende la gente y la utilización de mediadores es muy buena vía. Las partes del debate deberían utilizarla para llegar a las administraciones”. Sobre todo, para hablar de un tema “del que no se habla”.

En Euskadi, incluir al lobo como especie amenazada supondría “una mejor atención” y “dar pie a negociaciones”. La conclusión de Fernández-Galiano es anteponerse al problema y tener un acuerdo “que trascienda a los partidos”: “El Parlamento debe decidir cuántos lobos debe haber tras un consenso, con una decisión avalada por quienes tienen que hablar de ello. Hay que defender la democracia, porque la democracia es eso, ¿no?”.

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