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3 de marzo: ¿De la reivindicación obrera a la colonización nacionalista?

Imágenes de la policía durante el 3 de marzo de 1976.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

En enero de 1976, cerca de 6.000 trabajadores iniciaban en Vitoria una huelga en defensa de sus condiciones de trabajo. Dos meses después convocaban por tercera vez una huelga general que fue masivamente seguida el día 3 de marzo. Durante la jornada de huelga, la Policía Armada cargó contra los trabajadores que estaban encerrados en la Iglesia de San Francisco de Asís, situada en el barrio obrero de Zaramaga. La carga policial se saldó con cinco muertos y más de 150 heridos de bala. Cuando se cumplen 38 años de aquella fecha y se echa la vista atrás para comprobar cuál ha sido la evolución de este día marcado a sangre y fuego en la historia de la ciudad, los historiadores y antiguos dirigentes de UGT y de CC OO lamentan que “la izquierda abertzale se haya adueñado de lo que nació como un movimiento obrero puro y duro, ajeno a ninguna connotación nacionalista”.

¿Es cierto que el nacionalismo radical se ha apropiado de la fecha en un intento de reivindicar sus raíces de lucha obrera antifranquista? ¿Cuánto ha habido de dejación por parte de UGT y CC OO, los dos grandes sindicatos que protagonizaron la lucha obrera en marzo del 76, aunque en aquellas fechas aún se hallaban ilegalizadas? Vicente de Bustos, un histórico de la UGT y exsecretario general en Álava, vivió en primera persona el 3 de marzo de 1976. Era trabajador de la empresa Aranzabal y aquel día participaba como uno más en la asamblea en la Iglesia San Francis de Asís. “Fueron momentos de tensión, nervios, de miedo…”, rememora. “Se trata de un movimiento obrero, de reivindicar las condiciones laborales. No había ningún tipo de reivindicación nacionalista. Pero con el paso de los años, la fecha se ha manipulado hasta convertirse en un día de exaltación del nacionalismo radical”.

En este punto, de Bustos incide en que durante los primeros años tras el 3 de marzo de 1976 las manifestaciones conmemorativas eran unitarias, en las que el PSOE, el PCE, CC OO y UGT compartían pancarta con LAB y otras organizaciones de la izquierda abertzale. Pero las cosas se torcieron a a principios de los años 80. “La brecha surge cuando las manifestaciones se politizan y surgen gritos a favor de ETA. Eso fue provocando un distanciamiento y Comisiones Obreras y UGT terminamos por descolgarnos. Se estaba manipulando la filosofía del acto”. A partir de ahí surgen dos bloques con intereses diferenciados: por un lado, CC OO y UGT y, por otro, LAB, la extinta HB y todas las organizaciones satélites de la izquierda radical, a la que poco después se suma el sindicato ELA.

Santiago Bengoa, exsecretario general de Comisiones Obreras Euskadi, también vivió muy de cerca el 3 de marzo. “Durante los años posteriores, la reivindicación de justicia fue el elemento central, pero después se fueron sumando elementos ajenos al movimiento obrero y, por lo tanto, incómodos para el sindicalismo de clase. La homologación de los sucesos del 3 de Marzo con la lucha contra ETA en democracia y los gritos a favor de los terroristas provocó el alejamiento de los militantes de CC OO y de UGT”.

Actitud más peleona

Actitud más peleonaDespués de varios conflictos en las manifestaciones, la dirección de Comisiones Obreras optó por retirarse. “El 3 de marzo es un ejemplo clarísimo de como la izquierda abertzale vampiriza cualquier tipo de reivindicación social, laboral, vecinal….En su origen no existía ninguna reivindicación nacionalista, se trataba de obreros y la mayoría emigrantes”.

Sin embargo y a pesar de los años transcurridos, una pregunta sigue rondando a Bengoa. “¿Podíamos haber sido más persistentes (Comisiones y UGT) y dificultar la monopolización nacionalista con una actitud más peleona? Se trata de una interrogante que queda ahí. Fueron años muy difíciles los que se vivieron a mediados de la década de los 80”.

Para los historiadores también queda bastante claro la apropiación de la fecha por parte de la izquierda abertzale. José Antonio Pérez, doctor en Historia Comtemporánea por la UPV y especialista en franquismo y transición. “En el 3 de marzo de 1976 no había ningún tipo de reivindicación nacionalista, pero con el paso de los años se han ido introduciendo hasta el punto de desfigurar el movimiento. Tal vez haya existido dejación por parte de los sindicatos CC OO y UGT, pero lo cierto es que la izquierda radical ha hecho bandera de esta fecha. Y además, lo dejan muy claro”. La gran capacidad de movilización en la calle del nacionalismo radical terminó por expulsar de la celebración a otros partidos y sindicatos.

Pero Pérez recalca que cuando se enseña la historia del movimiento obrero y lo que representó el 3 de Marzo los nacionalistas no aparecen por ningún lado. “Los sindicatos de clase defienden su papel y la historia se lo reconoce, otra cosa es que ahora puedan meter la cabeza en las celebraciones. Seguro que lo hacen los militantes de base, pero a nivel de ejecutivas resulta casi imposible”.

Pluralidad

PluralidadAndoni Txasko, portavoz de la Asociación de Víctimas del 3 de marzo, no comparte en absoluto que la izquierda radical se haya apropiado del movimiento y de lo que representa. “Existe pluralidad y nuestras puertas están abiertas a todos. Ahora mismo te puedo dar los teléfonos de unos cuantos militantes de base de UGT y de Comisiones Obreras que participan en la Asociación. Otra cosa es a nivel de ejecutivas, pero eso es algo que hay que preguntarles a ellos”.

Txasko recuerda que “al principio todos estábamos en la calle, pero con el tiempo UGT y Comisiones se fueron desligando. La Asociación se adhiere a todas las concentraciones, compartimos espacio con todos los que defiendan nuestros objetivos. Otra cosa es que sea la izquierda abertzale la que más ha podido asumir nuestras reivindicaciones. Cualquier impulso que nos ofrezcan a nivel popular resulta bienvenido”.

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