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Nerea Llanos, el sputnik vizcaíno de Quiroga

Nerea Llanos, esta semana presentado el lema del congreso: "Al servicio de Euskadi".

Aitor Guenaga

Bilbao —

Nerea Llanos, la nueva secretaria general del PP de Arantza Quiroga, va como un sputnik en el firmamento azul de las gaviotas conservadoras. Abogada vizcaína y parlamentaria vasca, en esta legislatura ha sido una de las voces de la formación conservadora que ha puesto coto en la tribuna a los excesos en el discurso de algunos parlamentarios de EH Bildu.

Risueña, accesible a los medios de comunicación -algo que comparte con su antecesor en el cargo, Iñaki Oyarzabal-, ha sabido lidiar con los periodistas durante estos agitados días para el PP vasco en su condición de coordinadora del congreso extraordinario que arranca mañana en el Kursaal donostiarra. En diciembre de 2011 sustituyó al parlamentario Leopoldo Barreda, otro vizcaíno y uno de los mejores diputados que ha tenido el PP en la Cámara vasca, cuando éste dio el salto al Congreso de los Diputados. Había aterrizado unos meses antes en la cámara de Vitoria

Afiliada desde 1994, Llanos se ha ido bregando en el trabajo parlamentario en la comisión de Instituciones, Interior y Justicia, una de las más agitadas de la Cámara de Vitoria. Pero comenzó su carrera política institucional en el Ayuntamiento de Galdakao, donde fue edil entre 1995-2011. Tenía 30 años cuando tomó la palabra por primera vez en un pleno. Ha desempeñado varios cargos internos en Bizkaia -ahora es secretaria general en este territorio y goza de la confianza del líder vizcaíno, Antón Damborenea- y también en la Ejecutiva regional.

Llanos, de 46 años, no ha perdido esa vitalidad desbordante que demostró incluso en los momentos duros de los años de plomo, cuando ETA mataba a representantes populares como si fueran jilgeros, como decía entonces el dirigente del PP vasco y hoy eurodiputado Carlos Iturgaiz. Tiene cuenta de facebook.

Ahora le tocará administrar el poder interno y, sobre todo, engrasar un equipo al que el partido ha llegado con fórceps y en un ambiente de convulsión tras la guerra desatada con la decisión de Quiroga de prescindir de Iñaki Oyarzabal y el órdago de Alfonso Alonso. Una tarea complida, otro reto para una mujer de la total confianza de su nueva jefa directa.

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