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“Osakidetza lleva muchos años en pronóstico reservado”

Encarna de la Maza en la sede del sindicato, en Vitoria.

Eduardo Azumendi

Encierros, manifestaciones, paros parciales y finalmente la huelga. Ese es el escenario que Encarna Sáez de la Maza, portavoz del Sindicato de Enfermería de Euskadi (Satse), vaticina para Osakidetza durante los próximos meses si no acepta negociar las condiciones laborales de la plantilla. La destrucción de empleo en la sanidad pública en los últimos cuatro años (cifrada en 3.000 puestos por los sindicatos) ha colmado el vaso de la paciencia sindical. Sáez de la Maza incluso advierte de que la universalidad y gratuidad de la sanidad está en peligro.

¿Cuál es el estado de salud de Osakidetza?

Osakidetza lleva en pronóstico reservado muchos años. El conflicto se mantiene en los últimos años y siempre por los mismos motivos: los sindicatos reclamamos más inversión el sistema, mejora de las condiciones laborales…Cuando creíamos que habíamos dado un paso para mejorar el sistema, Osakidetza ha incumplido los acuerdos. Se escuda en la crisis, pero se trata de una falta de voluntad política que ha hecho retroceder el sistema. El dinero que el Gobierno destina a financiar la sanidad pública ha sufrido un recorte muy importante en los últimos años. En el año 2008 el Gobierno invertía 2.600 euros por persona y año en sanidad y a partir de ahí hemos retrocedido. Ahora estamos en 1.540 euros por persona y año.

Sin embargo, el Gobierno vasco alardea de que Euskadi es la comunidad que más dinero destina a la sanidad.

Es cierto, pero hay que ver los datos con esa proyección descendente.

¿La ciudadanía es consciente de esa caída? El Gobierno suele recurrir a encuestas de satisfacción para encubrir esa bajada.

Cada vez hay más personas que se dan cuenta de que algo pasa, de que tienen que esperar más tiempo para ser atendidos, para una prueba, para un diagnóstico, para una operación…Y manifiestan públicamente su desencanto. También se dan cuenta de que algo pasa con las personas que les atiende, que ha descendido la calidad. Resulta evidente cuando se destruye empleo.

En los últimos cuatro años, ¿cuántos puestos de trabajo se han destruido en la sanidad pública vasca?

Pues alrededor de 3.000. Osakidetza repite su discurso de que no va a destruir plantilla fija, que son 26.000 efectivos. Y se aferra a ese dato para decir que no destruye empleo. Pero lo cierto es que el sistema es dinámico y va requiriendo mayores recursos humanos para atender de una forma diferente a una población cada vez más envejecida que requiere de más cuidados. Se trata de poner en el centro de la atención a la persona, lo que en el caso de enfermería requiere más de 300 plazas nuevas. Y no solo no se han creado, sino que ahora se tienen que desdoblar para cubrir nuevas tareas. Ahora son necesarios más de 1.000 efectivos nuevos de enfermería para atender adecuadamente a la población.

La sensación de movilización sindical en Osakidetza parece permanente.

Se trata de la empresa más grande del Gobierno vasco, que mueve más de 30.000 trabajadores, y los sindicatos nos hemos encontrado con que se le ha olvidado negociar las condiciones de sus empleados. ¿Cómo es posible? El acuerdo regulador del año 2005 se cerró en falso y le sucedió otro en 2008. La parte de este último acuerdo que se aplicó ha sido sustraída por recortes inconstitucionales. Se ha rebajado el sueldo sin explicación, se ha producido un robo descarado de la paga extra del año 2012, se ha impuesto un aumento de la jornada de trabajo….Osakidetza nunca ve el momento de poner encima de la mesa un acuerdo de condiciones de trabajo.

¿No tiene miedo de que la ciudadanía no entienda sus reivindicaciones laborales, dado lo mal que se está pasando con la crisis y los trabajadores de Osakidetza están fijos?

Osakidetza trata de desacreditar la imagen de los empleados públicos para que la sociedad crea que sobran y que se trata de una casta privilegiada. De alguna manera, lo han hecho bien porque ese sentimiento está en la ciudadanía. Pero por otra parte, vemos todos los días en los hospitales como la gente que acude allí no se comporta así. Ve como se requieren más manos y faltan. ¿Cuáles son los privilegios de un empleado público? Es cierto que tiene derecho al puesto de trabajo, pero se trata de un puesto que lo ha conseguido en una oferta pública que ha tenido que preparar al máximo. Se trata de pruebas muy duras en las que se elige al mejor.

Los sindicatos han conseguido una unidad de acción difícil de lograr en otros ámbitos laborales.

Así es. Se trata de un movimiento de unidad complicado de lograr, pero la situación lo requiere así. Nuestra meta es dialogar y de lo contrario habrá movilización. El 4 de octubre nos manifestamos por la defensa de la sanidad pública. Y a partir de ahí, tenemos previstos paros y huelgas antes de que acabe el año.

¿Peligra la universalidad de la atención sanitaria?

Desde luego. Nuestra preocupación es que al final termine por privatizarse la sanidad. Que cambien los criterios de acceso a una sanidad pública y universal. Hemos pedido al Gobierno una apuesta clara por la defensa de la sanidad pública y no la vemos. Por ejemplo, se concierta el transporte sanitario urgente y han desaparecido las enfermeras de ese servicio para poner técnicos de emergencia, que no tienen la misma competencia. Los políticos juegan con una herramienta muy valiosa: muchas cosas de las que hacen son imagen pura y dura. Si denunciamos que se está desmantelando la salud mental hospitalaria, pues Osakidetza elige el mejor hospital de la red e inundan la prensa con anuncios de que van a inaugurar allí cualquier cosa. La ciudadanía necesita que le digan que tiene garantizada la sanidad pública y se queda más tranquila con esos anuncios.

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