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El PP vasco presenta su reforma fiscal sin “ilusión” de que prospere: 1.200 euros al año menos por contribuyente

Alfonso Alonso y Pablo Casado, en su reciente visita a Vitoria

Iker Rioja Andueza

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El PP vasco ha presentado ya la rebaja fiscal que fijó como condición 'sine qua non' a PNV y PSE-EE para volver a retomar los acuerdos presupuestarios con el Gobierno de Iñigo Urkullu, relación interrumpida a raíz de la moción de censura contra Mariano Rajoy. En grandes números, la bajada del IRPF planteada por los 'populares' aspira a poner “dinero en el bolsillo” de los contribuyentes al rebajar su factura fiscal en “1.200 euros de media” o eliminar figuras como Patrimonio, Sucesiones o Donaciones, lo que supondría tanto como reducir en “más de 1.000 millones de euros” el presupuesto de las instituciones vascas.

Alonso ha insistido en que sus acuerdos del pasado con PNV y PSE-EE -a los que critica al mismo tiempo por su deriva política- incluían una reforma del IRPF de cara a 2020 que siguiera a la del Impuesto de Sociedades, que se redujo del 28% al 24% a pesar de las reticencias iniciales de los socialistas. El Gobierno, por boca del propio Urkullu, ya ha dejado claro que no tiene intención de mezclar la negociación presupuestaria autonómica con la tramitación de medidas fiscales en las tres Juntas Generales y, además, ha remarcado que los posibles cambios no se acometerán hasta el año próximo. En ese sentido, el Ejecutivo parece haber hallado en Elkarrekin Podemos el socio alternativo al PP después de fracasar el pasado año en su acercamiento a EH Bildu.

Así las cosas, el propio Alonso ha admitido no tener “nada de ilusión” de que sus propuestas puedan prosperar. Ha mostrado su sorpresa de que Urkullu pueda querer pactar a la vez con tres formaciones tan dispares. En detrimento del PP respecto al anterior pacto en torno a Sociedades juega que se ha producido un importante cambio político. Hace dos años, PNV y PSE-EE no tenían mayoría absoluta en Álava y necesitaban un tercer apoyo. Ahora nacionalistas y socialistas, desde las elecciones de esta primavera, controlan las tres Cámaras forales.

Los números de la reforma

Según los cálculos del PP, un ciudadano pagaba de media en 2013 3.766 euros anuales de IRPF por 4.463 euros de 2018. “El Gobierno vasco es la gran cigarra. Se lleva el dinero de todo el mundo”, ha ironizado Alonso, que ha cuestionado que la singularidad de disponer de un Concierto Económico sea utilizada para tener los tipos “más altos” de toda España.

La secretaria general, Amaya Fernández, ha añadido que el PP tiene que “presentarse ante la sociedad vasca como la llave de la utilidad” y ha enumerado los cambios propuestos hasta alcanzar una rebaja media de 1.200 euros por contribuyente y año (-14%) con especial incidencia a las personas con ingresos inferiores a 42.000 euros. Como norma general, la escala de tipos pasaría del 23%-49% actual al 18%-45%.

Se proponen también medidas para apoyar a las familias como “no penalizar las declaraciones conjuntas”, incrementar las deducciones por hijos y las ayudas por nacimientos o dependientes a cargo o facilitar la contratación de “ayuda doméstica” para promover la conciliación. En el caso de los pensionistas, se reclama elevar la deducción con más incidencia en los mayores de 75 años y “favorecer los planes de pensiones privados y EPSV”. El líder del PP alavés, Iñaki Oyarzábal, ha añadido que hay que hacer “atractivos” los territorios vascos porque el “principal competidor” es la Comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso (PP) ha iniciado su mandato con una rebaja fiscal.

En un “primer impacto” se perderían 1.000 millones o más -el 70% de los cuales el Gobierno autonómico, el 15% Bizkaia, el 10% Gipuzkoa y el 5% Álava- pero el PP está convencido que de cara a 2021 la recaudación no se resentiría al disponer los vascos más medios para incentivar el consumo y dinamizar la actividad. Además, interpreta que ahora hay “superávit” y partidas no ejecutadas que se podrían utilizar como compensación.

A partir de ahora la reforma será registrada de manera separada en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. Incluirá “especificidades” para cada territorio, como medidas contra la despoblación en municipios pequeños alaveses o planes de choque contra el paro “a niveles de Grecia” de la Margen Izquierda vizcaína. En ninguno de los tres territorios el PP parece contar con capacidad y apoyos para lograr que sus medidas prosperen.

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