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El PSE logra concretar las partidas, el PNV sirve la estabilidad a Urkullu

PSE dice que el pacto no es para "salvar" al PNV pero mejora el "clima" ante la negociación de Presupuestos

Aitor Guenaga

Bilbao —

No existe ninguna negociación (política, económica, social, cultural...) en la que se produzca la ansiada fumata blanca y ambas partes no hayan dejado pelos en la gatera. Todos ganan y nadie pierde (como en las elecciones), o gana la ciudadanía, aunque, al final, siempre hay quien logra plasmar en negro sobre blanco más que el contrario.

Idoia Mendia, portavoz del PSE-EE, y Joseba Egibar, portavoz parlamentario del PNV, mostraron ayer al presentar el preacuerdo su lado más amable en relación con el otro partido. Pero dejando claro ambas partes lo que es y lo que no es este acuerdo, un pacto que sin duda va a cambiar la relación de peneuvistas y socialistas de aquí al 2016. Y ese es el primer logro que puede servir el PNV en bandeja al lehendakari Íñigo Urkullu, importantes dosis de estabilidad de aquí al final de la legislatura. El documento inicial de los socialistas marcaba los acuerdos plurianuales en el fondo para la reactivación económica y del empleo hasta 2015, dejando las manos libres para el último año de legislatura, en el que previsiblemente ambos partidos pueden chocar en el debate sobre el “nuevo estatus político” de Euskadi y su relación con el resto de España. El acuerdo es global, de país, como exigía el PSE-EE, pero abarcar toda la legislatura, como anhelaba el PNV. ¿Es un pacto de legislatura? Estrictamente no. Deja las manos totalmente libres a los socialistas como antes de su firma, como ayer planteaba Mendia? Claramente tampoco. Busca la estabilidad del país (Idoia Mendia), es cierto; pero otorga a su vez estabilidad al gabinete peneuvista (Egibar), hasta ahora en minoría y “asediado” por toda la oposición.

Como contrapartida, el PNV ha tenido que pasar por el aro de entrar en una negociación de “acuerdo de país”, el mismo que ha negado a los socialistas mientras Patxi López fue lehendakari con el apoyo del Partido Popular (PP) y que solo ha buscado al verse en la más absoluta de las soledades parlamentarias. Es mucho más que un acuerdo fiscal y de lucha contra el fraude y la elusión fiscales. Pero incluso en esta materia, los socialistas han impuesto todas sus condiciones, recogidas punto por punto en el primer documento entregado en la reunión que abrió la negociación -el pasado 3 de junio- en el mismo foro, el Parlamento vasco, en el que ayer se cerró el pacto. El Parlamento “debatirá y decidirá” la política fiscal y para armonizarla se usará una norma, aprobada desde 1989, y que los peneuvistas han obviado para no restar poder a las Juntas Generales, lugar adonde se trasladarán los acuerdos de la Cámara vasca. Además, una comisión, formada por Gobierno y diputaciones, elaborará el plan conjunto de lucha contra el fraude fiscal, y las tres haciendas forales convenierán la fórmula de colaboración para lucha contra el fraude, convenios que incluirán “la interconexión informática en tiempo real de las bases de datos tributarias”. El PNV ha logrado colocar al final de esa frase la apostilla de “siempre con las debidas garantías legales”. Pero, ¿acaso podía ser de otra manera?

“Que pague más quien más tiene”

La progresividad de los tributos -seña de identidad de Patxi López mientras fue lehendakari con esa frase descalificada en su momento por Urkullu y por el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, de “que pague más quien más tiene” - está en la letra y en el espíritu del acuerdo difundido ayer. Es verdad que el PSE tuvo el saber hacer de dejar para los anexos -no hechos públicos- la concreción de las medidas que gravan más en el IRPF a los tramos altos y que en el caso del Impuesto de Sociedades se armonizan con el tipo del 49% aprobado por Gipuzkoa (frente al 45% vigente en Bizkaia y Álava) gracias al acuerdo cerrado en su momento entre PSE y Bildu. Algo que sí aparecía y de manera muy detallada en su primer documento. Pero están pactadas y ahora deberán motivo de negociación con PP y/o Bildu para ser aprobadas en las juntas generales de Álava y Gipuzkoa.

La concreción no solo llega a las figuras tributarias. Infraestructuras que el Ejecutivo había desechado como el metro de San Sebastián o el hospital de Eibar están incluidos, además de inversiones en atención primaria y hospitalaria. Pero también lo están programas iniciados en la etapa socialista como la estrategia de crónicos de Rafa Bengoa o el trilingüismo, la Eskola 2.0 y la Formación Profesional, que llevan el sello de Isabel Celaa, o la política de transparencia, del Gobierno abierto, Open data, o la ventanilla única para la ciudadanía, apuestas del propio lehendakari López y de Mendia cuando se sentaban en el Ejecutivo. El acuerdo fija que la futura Ley de la Administración Pública vasca deberá garantizar todo lo anterior y, además, desarrollarlo.

Acuerdo más vago

La Reforma de la Ley de Territorios Históricos (LTH), las duplicidades e ineficiencias existentes en el entramado institucional vasco, la aprobación de la Ley Municipal vasca, aspectos espinosos que el PNV ha intentado soslayar o directamente ha enviado al cajón del olvido, también forman parte del acuerdo. Es verdad, que en algunos casos con menos concreciones de las que exigían en su documento inicial los socialistas. Es el caso del estudio sobre duplicidades, que el PSE quería ver terminado “en seis meses”, pero que el PNV ha conseguido aplazar hasta el próximo periodo de sesiones. O la Ley Municipal, que los socialistas querían ver aprobada “a la mayor brevedad posible”, pero que el PNV ha logrado acompasar con la propuesta de calendario legislativo ya aprobado por el Gobierno actual, en el que se fija el primer semestre de 2014 para ser remitida a la Cámara. El pacto fija ahora su debate y aprobación en la Cámara “en el segundo periodo de sesiones de 2014”.

El PSE, en su lucha contra las duplicidades e ineficiencias, y en el camino hacia el redimensionamiento de las administraciones vascas, apostaba por “fusionar en una sola empresa pública todas aquellas que intervengan en un mismo ámbito de actuación (ej. carreteras, empleo, turismo, innovación, etc.)”. El acuerdo es más vago y se habla de “tras los estudios pertinentes de legalidad, viabilidad y eficiencia, se proceda progresivamente a integrar en una sola empresa pública todas aquellas que intervengan en el mismo sector de actividad o equivalente”.

En definitiva, ya nada será igual en la relación de ambos partidos, pero si colocamos el acuerdo frente al espejo no nos devuelve la imagen de los gobiernos de coalición entre peneuvistas y socialistas de los años 80 y 90. Queda un trecho muy largo para llegar hasta esa imagen del pasado, pese a que Urkullu, al valorar ayer el pacto que firmará el próximo lunes 16 junto a López y Ortuzar, habló de extender la estabilidad económica, política y presupuestaria “a partir de 2014” a todas las instituciones vascas.

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