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Pacto PNV-PSE, cosecha septiembre 2013

El PNV y el PSE crearon el 3 de junio grupos de trabajo para alcanzar "grandes acuerdos de país"

Aitor Guenaga

“Ya es septiembre y yo no voy a estar, en septiembre. En septiembre no pienso vendimiar

en septiembre, septiembre, septiembre, septiembre, septiembre,septiembre...“

A diferencia de lo que canta Joselé Santiago, el alma mater del grupo de rock Los Enemigos, en su canción 'Septiembre', el lehendakari cree que el mes que arranca hoy es perfecto para recoger lo sembrado en las reuniones, contactos y mesas celebradas en mayo, junio y julio. Mal que le pese al líder de Los Enemigos, septiembre es el mes de la vendimia, y las uvas del acuerdo PNV-PSE tienen el color preciso y probablemente el azucar bien equilibrado para llegar a la botella del nuevo tiempo político que se abrirá en Euskadi cuando ambos partidos escenifiquen el acuerdo. Y será en septiembre, porque los flecos que quedan por cerrar -y quedan algunos- no ponen en peligro el pacto, según fuentes conocedoras de las conversaciones.

El pasado martes dos destacados dirigentes del PSE-EE entregaron al burukide del PNV Joseba Aurrekoetxea el documento definitivo sobre el que el mismo viernes seguían trabajando socialistas y peneuvistas en los contactos que se produjeron ese mismo día. El documento tiene una introducción en la que se hace un diagnóstico de la situación económica que atraviesa Euskadi y, posteriormente, se abordan los compromisos para la reforma en materia de fiscalidad y de lucha contra el fraude y la elusión fiscal. La reforma tributaria supondrá una subida de impuestos que pretende ante todo ser progresiva. Pero, a partir de enero de 2014, habrá que rascarse más los bolsillos. Se toca el IRPF al alza, pero sin “castigar a los de siempre, a los de la franja media con nómina”, como ha señalado esta misma semana la portavoz socialista Idoia Mendia. Y, además, la reforma corregirá “disfunciones” en las rentas bajas y “equiparará” las rentas de capital con las del trabajo. El tipo máximo se armonizará al alza -ahora es del 45% en Bizkaia y Alava- y se acercará al 49% vigente en Gipuzkoa.

El Impuesto de Sociedades que pactarán ambos partidos marcará un mínimo impositivo, pero a partir de ahí se establecerá un “trato diferenciado” entre las empresas que inviertan en “trabajadores y futuro”, las que mantengan el empleo e inviertan en I+D+i, frente a las que destinen sus beneficios a repartir dividendos entre sus socios. No está claro si los socialistas han conseguido también incluir en el acuerdo su exigencia inicial de crear un nuevo Impuesto sobre la Riqueza para patrimonios personales superiores a 1,5 millones de euros.

En la otra pata del acuerdo, los socialistas han logrado que el Parlamento debata y fije la política fiscal armonizada, dejando a las Junta Generales de las diputaciones que concreten esa política fiscal, tal y como ha reconocido el dirigente del PNV Joseba Egibar. Y, además, el documento que ahora liman ambos partidos incluye también la creación de una comisión -al estilo de Órgano de Coordinación Tributaria- en el que Gobierno y las tres diputaciones diseñen los planes de lucha contra el fraude fiscal (estimado en 2.500 millones de euros anuales), aprovechando una novedosa conexión de las bases de datos de las tres haciendas forales. Esos planes se pretende que sean evaluables cada cierto tiempo.

El PNV ha aceptado culminar el estudio sobre duplicidades y disfunciones abordado en la anterior legislatura, con el fin de adecuar el entramado institucional a las necesidades y circunstancias actuales de la sociedad vasca, lo que supondrá una reforma de la Ley de Territorios Históricos (LTH), cuya profundidad está por definir, y aprobar cuanto antes la Ley Municipal vasca. No está tan claro si dentro del proceso de redimensionamiento que ya ha definido el gabinete Urkullu se incluirá, como siguen exigiendo los socialistas, la fusión en una sola empresa pública de todas aquellas que intervengan en un mismo ámbito de actuación. Son algunos de los flecos que siguen en la mesa de negociación.

Finalmente, las medidas para el impulso de la economia productiva y la creación de empleo deberían tener una dotación presupuestaria plurianual (según el PSE), pero está por ver hasta dónde puede llegar la cifra en millones de euros y si ese fondo se alimenta en parte por los ingresos añadidos que supondrá la reforma tributaria y la subida de impuestos.

“No hay duda de que si cerramos finalmente el acuerdo, este país entra en una nueva etapa política, una etapa que no estará exenta de dificultades, claro”, apunta un dirigente que se sienta en la Comisión Política que debe dar la luz verde definitiva al acuerdo entre peneuvistas y socialistas.

¿Quién gana con el pacto? Sin duda, el lehendakari podrá subir a la tribuna de oradores en el próximo debate de política general -que previsiblemente si hay acuerdo se adelantará al 19 de septiembre- con la seguridad de que el tiempo de zozobra y soledad parlamentaria ha tocado a su fin. Pero los socialistas podrán presumir de haber colocado en la agenda nacionalista todos los temas que el PNV ninguneó mientras estuvo en la oposición y “ahora acepta con una normalidad pasmosa forzado por su situación”, expresa un socialista que estuvo en el Gobierno de Patxi López. Aunque habrá también que esperar a ver cómo metaboliza la militancia socialista un pacto que llega tras haber sufrido una oposición sin cuartel del PNV al lehendakari Patxi López.

El tiempo dirá si las uvas de la cosecha PNV-PSE 2013 arrojan un caldo digno de los siempre anhelados puntos del señor Robert Parker jr. -el influyente crítico de vinos de Maryland que encumbra vinos en su revista 'The Wine Advocate'- o si una deficiente combinación de azúcares -todo el mundo sabe que mucho azucar eleva en demasía el grado alcohólico del vino- y de los ácidos necesarios para mantener óptimo el mayor tiempo posible el caldo del dios Baco echa a perder la cosecha.

Lo peor es que se ha perdido un año clave, justo en el que se tenían que haber definido políticas anticíclicas para sacar antes a Euskadi de la recesión en la que aún está y para dejar de destruir empleo y, acto seguido, empezar a crecer y crear puestos de trabajo. Está claro que para muchos, el acuerdo llega tarde.

Y tienen que buscar su propia cosecha cruzando la frontera, en el país vecino. Y no para hacer enoturismo precisamente. Muchos se anuncian en Internet y buscan trabajo desesperadamente. En la vendimia francesa, por ejemplo. Entre ellos están José Mari, en paro y con muchas ganas de trabajar. “Soy fuerte y con salud”, se presenta en la página mevoyalmundo.com (hay muchas páginas similares y hasta funciona ya en twitter el hastag #Vendimia2013). O Álvaro, de 25 años, trabajador temporal que este año no ha podido conseguir empleo y necesita trabajar “para poder seguir pagando mis estudios y no tener que dejarlos”. Algunos mensajes tienen tintes de desesperación, como el de María Purificación, que esta misma semana dejó su oferta on-line para embarcarse en la vendimia del país vecino: “Necesito el trabajo, no me importa cuanto tiempo sea, soy mujer y tengo 39 años, soy muy hábil y trabajo muy rápido”.... Jóvenes, mujeres, estudiantes, temporeros con y sin experiencia en arrancar la uva. Todos con un denominador común: parados.

Por eso todo el mundo -salvo Josele, de Los Enemigos- desea una buena vendimia para septiembre. A ser posible manual, con mimo y que sirva para que el dios Baco regale sus caldos más preciados a los que más lo necesitan.

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