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El Parlamento rechaza el ‘puerta a puerta’ impuesto por Bildu en Gipuzkoa

Eduardo Azumendi

Vertederos colmatados, falta de infraestructuras, ausencia de soluciones reales y rechazo social al sistema de recogida de basuras del ‘puerta a puerta’ (PaP). Este es el preocupante escenario en el que se mueve Gipuzkoa en lo que se refiere al tratamiento de las basuras. El Parlamento vasco echó ayer un capote a las plataformas ciudadanas que se han movilizado contra el PaP impuesto por Bildu, partido que dirige la Diputación de Gipuzkoa y ayuntamientos muy importantes del territorio, como Donosti. La Cámara rechazó este método y abogó por el modelo de los contenedores para incrementar la recogida selectiva de residuos. En esta línea, se sumó a la petición de un quinto contenedor, que puede considerarse un paso previo al reciclaje total. La finalidad de este contenedor sería acoger la basura exclusivamente orgánica.

El Parlamento aprobó una proposición no de ley en la que critica con dureza la política desarrollada por Bildu desde que accedió a la diputación, hace dos años, en todo lo relacionado con las basuras. La iniciativa fue apoyada por PNV, PSE y PP. La “insumisión” por parte de Bildu a la norma foral aprobada en 2008, que recoge la creación de una incineradora, entre otras medidas, ha conducido, según el Parlamento a la colmatación de los tres vertederos que existen en la provincia (Lapatx, Urteta y Sasieta). “Se encuentran en una situación de inminente colapso”, alerta la Cámara en su texto.

El sistema de recogida de basuras ‘puerta a puerta’ que se lleva implantando en diversas localidades guipuzcoanas ha puesto sobre la mesa un enconado debate social, que ha llevado a la creación de hasta 17 plataformas ciudadanas y la recogida de 73.000 firmas en contra del proyecto. Incluso alguna localidad (Legazpi) ha sometido a consulta popular el PaP, siendo rechazado.

El ‘puerta a puerta’ parte de la base de que el 90% de los residuos que se genera en la actualidad es reciclable y en el caso de Gipuzkoa apenas se recicla un 30%, según Bildu. Se trata de un sistema de recogida selectiva mediante el cual los residuos generados en los hogares son retirados por separado. Así, se establece un calendario de frecuencias para depositar y recoger posteriormente la basura, con el fin de que no permanezca en la calle un número indeterminado de horas. El modelo guipuzcoano recoge que los residuos se ubiquen en un pincho ubicado en la acera donde cada ciudadano dispone de un gancho con varias posiciones, cada una con un código.

Anti-higiénico, ancestral y medieval son algunos de los adjetivos que los vecinos y los partidos han empleado para referirse a este sistema. Borja Semper, del PP, recomendó a Bildu que trate de seducir a los ciudadanos para que vean el tratamiento de basuras como una necesidad, no como una imposición. “Gipuzkoa carece de sistema alternativo, no hay infraestructuras para absorber los residuos generados y Bildu pierde el tiempo y el dinero. El sistema del ‘puerta a puerta’ se impone donde gobierna Bildu contra la voluntad de los ciudadanos, del pueblo. Pero las cosas han cambiado y el pueblo ha reaccionado de manera contraria”.

Intereses con la incineradora

Por su parte, Jesús María Zaballos, del PSE, calificó el PaP de “método inútil e incómodo”, que “impone un calendario, convirtiendo el domicilio en un almacén de residuos”. Eugenia Arrizabalaga, del PNV, acusó a Bildu de poner “patas arriba” el trabajo desarrollado por los gobiernos anteriores, paralizando la construcción de la incineradora. “La Europa más avanzada y la que más recicla está plagada de incineradoras y prohíbe abrir nuevos vertederos. Bildu va a seguir con el PaP hasta el fracaso total”.

En cambio, Bildu considera que el ‘puerta a puerta’ es el sistema que mejores resultados da en cuanto al reciclaje de residuos. “El debate debe girar en torno a cómo reducir, reciclar y reutilizar los residuos. Debemos tomar decisiones y poner plazos y medios. Son los ayuntamientos los que deciden y tienen toda legitimidad para apostar por un sistema u otro”. Lo que ocurre, según la izquierda abertzale, es que “los partidos usan la confrontación valiéndose del miedo de los ciudadanos al cambio. Un sistema que se tiene por bueno en toda Europa, aquí resulta que es un enemigo. ¿Por qué? Pues porque hay intereses creados para sacar adelante la incineradora y algunos los tienen que proteger, cueste lo que cueste”.

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