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“Puede que no haya un relato único del terrorismo de ETA, pero seguro que no caben todos”

Martín Alonso, miembro de Bakeaz y coautor del libro 'El lugar de la memoria. La huella del mal como pedagogía democrática'.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

“Las víctimas de ETA han perdido la centralidad del discurso político. Los que tienen el foco ahora son los presos de ETA, no las víctimas”. Así lo asegura Martín Alonso, coautor del libro 'El lugar de la memoria. La huella del mal como pedagogía democrática', que se presenta este jueves en Vitoria. Se trata de un trabajo que recoge los contenidos, debates y conclusiones del X Seminario Fernando Buesa 'El lugar de la memoria. Seminario sobre un centro de la memoria en el País Vasco' organizado por la Fundación Fernando Buesa, Bakeaz y la Fundación Víctimas del Terrorismo en noviembre de 2011.

El libro reflexiona sobre la situación de las víctimas del terrorismo en el País Vasco desde el punto de vista de una política pública de la memoria e incluye a las instituciones públicas, asociaciones y fundaciones de víctimas y los colectivos pacifistas que están dedicando esfuerzos para poner en marcha iniciativas de rememoración con una intención pedagógica. El volumen recogen las experiencias de este tipo de centros a lo largo del mundo: Centro Cultural de la Memoria Harol Conti (Argentina), Museo del Gulag de Perm-36 (Rusia), Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos (Chile), Museo Conmemorativo de Jasenovac (Croacia), Museo extendido de la Resistencia, la Deportación, la Guerra, los Derechos y la Libertad de Turin (Italia) y el Memorial Democrático de Catalunya.

Martín Alonso califica el momento que viven las políticas de memoria de “impasse”, por lo que resulta inviable en estos momentos erigir un centro de esas características en Euskadi. Esta paralización se debe, según Alonso, al “enrarecido clima político que se vive en Euskadi, con iniciativas que carecen del consenso o la mayoría social suficiente como para salir adelante”. En esta línea, se muestra crítico con la existencia de una ponencia de paz en el Parlamento vasco que solo cuenta con el apoyo del PNV y de EH Bildu. “Constuir un centro que sirva como homenaje a la memoria de las víctimas requiere de un consenso que ahora no es posible. ETA no se disuelve, la izquierda abertzale no tiene nada que reprocharle y el PNV nada entre dos aguas porque comparte la gramática profunda de que todo se debe a la existencia de un conflicto. Puede que no haya un relato único del terrorismo de ETA, pero seguro que no caben todos”.

Relato del fanatismo

“No se puede incluir”, añade, “en un centro de la memoria en el País Vasco a los que siguen defendiendo que no hay nada que reprochar a ETA, a los que no aceptan la existencia de un mínimo ético. El relato del fanatismo no tiene cabida en un centro destinado a las víctimas del terrorismo”.

La inclusión de los testimonios de las víctimas de abusos policiales en las aulas también contribuye a la “ceremonia de la confusión”. “Se mezclan escalas, se sitúa en el mismo nivel de gravedad que las víctimas de ETA. Se están confundiendo de manera interesada los máximo y los mínimos. Son las consecuencias negativas de un terrorismo que se considera identitaria. Ahí está la raíz del problema y el hecho de que el PNV no se ha yada dado por aludido cuando miles de vascos se han visto amenazados, han tenido que abandonar Euskadi o algunos han sido asesinados”.

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