La Sanidad vasca implantará un código de riesgo suicida en la historia clínica
En Euskadi, una persona se quita la vida voluntariamente cada dos días. Y en torno al 20 % de las personas que tratan de quitarse la vida repiten su tentativa en el plazo de un año. Mientras, entre un 60 % y un 70 % de las personas que intentan suicidarse no acude a las consultas ambulatorias. Para visibilizar esta problemática, derrumbar estigmas y prevenir los suicidios, el Departamento vasco de Salud implantará un código de riesgo suidica en la historia clínica de los pacientes. Es decir, los médicos podrán identificar mejor y realizar un seguimiento más estrecho del paciente en riesgo. La historia clínica es un documento personal y único en el que aparecen todos los datos relacionados con la salud del paciente y que figura en los registros de un hospital, un centro de atención primaria o un consultorio médico.
Es una de las medidas que abordará la comisión interinstitucional que liderará la Estrategia de Prevención del Suicidio. La psiquiatra Andrea Gabilondo, una de las integrantes de esta comisión, incide en la dificultad de contar con datos fiables de tentativa y de suicidios por el 'estigma' que rodea a este problema, lo que dificulta que los posibles casos se registren.
El código de riesgo en el que se va a empezar a trabajar contempla la inclusión de una 'alarma' en la historia clínica de estas personas y la creación de la figura del profesional referente en consejo sanitario, que se encargaría de hacer un seguimiento y de apoyar al paciente. Este código ya funciona en Catalunya.
Junto al código, el plan para prevenir los suicidios en el que trabajará la comisión también instaurará un registro de suicidios y otro de tentativas, con información fiable sobre casos atendidos en los servicios de salud. Además, se elaborará un mapa de suicidios que permita conocer el perfil de métodos empleados y las zonas de alto riesgo para instalar barreras y otros elementos disuasorios.
En España, el suicidio lleva siendo la primera causa de muerte no natural durante 12 años. Y no remite: en 2017 –últimos datos disponibles–, la tasa aumentó un 3,1% respecto al año anterior. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, 3.679 personas vieron como única solución al gran sufrimiento que estaban atravesando quitarse la vida, y se la quitaron. Una cifra que, según los expertos se queda corta y que podría alcanzar las 6.000 muertes al año, porque la forma en la que se recogen estos fallecimientos en los partes de defunción falsean los datos.
