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Solo se puede firmar con el apellido del padre, que es el primero

Periódicos

Eduardo Azumendi

El sexismo en el trabajo y los anuncios machistas en el ámbito de la comunicación y la publicidad son las cuestiones que más quejas se acumulan en el Área de Defensa de los Derechos de Igualdad del Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde. Esta área ha recibido 689 consultas y 95 quejas y denuncias en los dos últimos años. Emakunde se dedica a investigar y emitir recomendaciones, pero no puede multar. Su campo de actuación es el sector privado, ya que el ámbito público es competencia del Ararteko.

Entre las denuncias recibidas, destaca la que formuló un grupo de mujeres periodistas de un medio de comunicación vasco porque la empresa no les dejaba firmar sus trabajos con los dos apellidos, el del padre y el de la madre. Según la empresa, solo han de firmar con el apellido del padre, “que es el primero”. Emakunde recomendó al medio que se ajustase a la ley y al final este accedió a que las periodistas firmen como prefieran. Este tipo de situaciones refleja que el camino hacia la igualdad es largo aun.

Más de un tercio de las quejas recibidas guardan relación con el ámbito laboral, especialmente con los derechos de conciliación de la vida laboral y familiar y la discriminación por razón de maternidad y paternidad. Otro tercio de las quejas se refiere a los medios de comunicación y la publicidad. En el ámbito asociativo (4% de las quejas) las reclamaciones son por presuntas prácticas que tienden a limitar el acceso de las mujeres a las sociedades recreativo-culturales. En el ámbito del deporte (5,5% de las quejas) las reclamaciones se refieren al trato que reciben las mujeres deportistas. Por ejemplo, una menor de edad consiguió que la federación de atletismo le permitiera correr junto con hombres en la categoría de cadete después de habérselo impedido.

La casuística de las denuncias es variopinta. Una mujer recurrió a Emakunde porque en su empresa los uniformes eran, en su opinión, discriminatorios. Mientras que los hombres tenían que usar un uniforme completo, compuesto por varias prendas, las mujeres, en cambio, debían utilizar un delantal. Después de una serie de intervenciones, Emakunde logró que la empresa subsanara « la distinción en la ropa de trabajo.

Otra mujer denunció que una oferta de trabajo para un puesto de técnico de calidad alimentaria buscaba a un varón. La empresa acabó modificando la oferta tras la correspondiente recomendación de Emakunde. En cuanto a la publicidad y la comunicación, el Instituto Vasco de la Mujer recomendó a una editorial que no publicara cuentos para niñas y cuentos para niños.

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