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Urkullu pide paciencia y firmeza para consolidar la convivencia

Urkullu reconoce que el camino que queda por recorrer no va a ser "fácil".

Eduardo Azumendi

“Se cumplen tres años desde que ETA anunciara su final en la acción armada y violenta. Aquella decisión supuso un punto de inflexión. Hasta ese día vivíamos peor, desde aquel día vivimos mejor”. Esta es la sensación que tiene el lehendakari, Iñigo Urkullu, al echar la vista atrás y rememorar lo que han sido estos tres años sin terrorismo. Urkullu, quien ha reflexionado sobre esta cuestión en un artículo publicado por diversos medios del País Vasco, pide paciencia y determinación para consolidar el final definitivo del terrorismo, cree que hay motivos para la esperanza, pero admite que el camino que queda por recorrer no va resultar “fácil”.

“El fin de ETA abre la posibilidad real de iniciar una nueva etapa para la convivencia social y política en Euskadi. No es un camino fácil. El terrorismo de ETA y su amenaza fue una losa que condicionó nuestro pasado. Ese condicionamiento no ha acabado, persisten sus secuelas. La historia de ETA ha tenido efectos traumáticos en nuestra sociedad y en la política vasca”, apunta en su reflexión. El efecto de un trauma grave “no se supera de la noche a la mañana o por decreto. Necesita tiempo. Hoy la política vasca está todavía bajo los efectos de ese trauma del pasado, por eso no es fácil el camino que tenemos por delante”.

Y es que, inevitablemente en Euskadi, el pasado se proyecta sobre el presente. De ahí, las dificultades que encuentran los partidos “para alcanzar consensos plurales en materia de paz y convivencia y también en otros ámbitos. El pasado nos duele y nos divide. Lo vamos a superar, sin duda; pero necesitaremos un poco de paciencia, una paciencia insistente”.

Logros

Entre las cuestiones que quedan pendientes, Urkullu cita “el desarme y la desaparición de ETA”, el reconocimiento por parte de la banda terrorista “del daño injusto causado”, así como “una revisión crítica de su pasado”. También considera que está pendiente la “modificación de la política penitenciaria” y la “consolidación de un foro de diálogo, como la Ponencia de Paz y Convivencia”, abierta en el Parlamento Vasco, pero paralizada por discrepancias entre el PSE-EE y EH Bildu sobre el “suelo ético” que debe tener.

Mientras, entre los logros destaca el que todas las sensibilidades políticas tengan una representación legalizada, en referencia a la legalización de Sortu, la marca de la izquierda abertzale, y el que las cuatro grandes formaciones políticas, en referencia a PNV, EH Bildu, PSE y PP, “dialogamos, acordamos y discrepamos con normalidad en el Parlamento Vasco. Urkullu entiende como un avance el hecho de que ”víctimas de distintas sensibilidades se reúnen y hacen gestos y discursos audaces para la convivencia“.

A pesar de las cuestiones que quedan pendientes, el lehendakari cree que la sociedad vasca “en su vida cotidiana, consolida el proceso de paz y convivencia de un modo irreversible”.

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