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El primer año del Gobierno de Urkullu, en doce hitos y un epílogo

El lehendakari Iñigo Urkullu, en el centro, con la consejera de Desarrollo Económico Arantza Tapia, a su derecha.

Alberto Uriona / Igor Marín

Bilbao / Vitoria-Gasteiz —

Al cumplirse hoy un año de la entrada formal en sus cargos de los consejeros del actual Gobierno vasco, el balance es desigual. En la gestión aparecen más sombras que luces, como la polémica gestión de las ayudas a Fagor Electrodomésticos, la retirada de incentivos al consumo cultural, el recorte drástico de las ayudas al desarrollo, el nuevo problema de las viviendas de protección vacías o el incierto futuro del tren de alta velocidad. En el aspecto político, hay mayores logros, especialmente el pacto con el PSE y el PP que asegura la estabilidad al lehendakari Urkullu o la normalización del Parlamento tras la vuelta de la izquierda abertzale. Estos son los principales hitos de este primer año:

Las polémicas ayudas a Fagor Electrodomésticos

La salida de la crisis era una de las prioridades del Gobierno pero apenas ha habido noticias positivas. En el primer año de la nueva área de Desarrollo Económico y Competitividad (el macrodepartamento que ha unido lo que era Industria, Comercio, Turismo con Agricultura y Pesca), los problemas se han sucedido. Se concedieron 40 millones de ayudas a Fagor Electrodomésticos sin que se pusiera en marcha el plan de viabilidad de la empresa y una decisión que suele requerir seis meses se adoptó en dos semanas, en las anteriores navidades, cuya consecuencia ha sido la pérdida de todo ese dinero público. Los empresarios vascos comentan en privado la bisoñez de gran parte de los altos cargos del Departamento, que además ha recortado un 30% las partidas de apoyo al desarrollo tecnológico y la innovación. Y las críticas de la consejera Arantza Tapia a grandes empresas como Tubacex o el Grupo Mondragón han sorprendido por lo inédito: nunca la Administración vasca había verbalizado de manera tan contundente y sobre todo pública su malestar contra las compañías.

Retirada de incentivos al consumo cultural: adiós al Bono Cultura y a KulturTick

El sector cultural también ha sufrido los ajustes presupuestarios del Gobierno de Iñigo Urkullu. El primer paso fue la retirada del Bono Cultura, una iniciativa del anterior Ejecutivo que subvencionaba la compra de libros, discos y entradas de espectáculos durante la Navidad. El proyecto contaba con una gran aceptación entre los consumidores que cada año agotaban los bonos, y suponía un empujón en las ventas del sector. Apenas siete meses después Kulturtick, el club de consumo cultural basado en descuentos en entradas a diferentes eventos o rebajas en pequeños comercios, anunciaba su cierre “por falta de apoyo institucional” según comunicó la Junta Directiva a sus socios.

En cambio, la Diputación de Bizkaia, que gobierna el propio PNV, decidió hace un mes recuperar su bono cultura. Con un pequeño lavado de cara y cambiándole el nombre a ‘Bizkaiko kultur txartela’ –Tarjeta cultural de Bizkaia–, la institución foral retoma prácticamente el mismo proyecto que descartó el Gabinete de Urkullu y lo amplía dándole su propio toque personal. Además de las Navidades, habrá un segundo periodo de comercialización de los bonos en primavera y su descuento será progresivo en función del tipo de producto cuyo consumo quieren fomentar.

Recorte drástico de la Ayuda para Cooperación al Desarrollo

El Gobierno ha recortado de forma sustancial las ayudas a cooperación al desarrollo. El proyecto de Presupuestos para 2014 recoge 35,1 millones de euros para solidaridad internacional, lo que supone el 0,34 del presupuesto total%, menos de la mitad del deseado 0,7%, y 20 millones menos que lo presupuestado por el Gobierno anterior.

La Religión se suma a las clases

El Departamento de Educación ha incluido la asignatura alternativa a Religión en el Bachillerato. Así, todos los alumnos de esta etapa educativa deben permanecer en el instituto una hora más a la semana, elijan la materia que elijan. Sólo el 2,7% de los estudiantes decide cursar religión por propia voluntad, por lo que todos los demás se verán obligados a estar en el centro sin poder dedicar este tiempo a otras asignaturas. Este movimiento ha sido calificado como “imposición” por los padres y directores de la escuela pública vasca.

Además, Educación ha soliviantado a los partidos no nacionalistas con su decisión de aprobar un nuevo currículum vasco (los contenidos que deben aprender los alumnos de Euskadi desde la etapa infantil hasta Bachillerato y Formación Profesional). Tanto PSE como PP acusan al Gobierno vasco de intentar “adoctrinar” a los estudiantes.

Aumenta la jornada en Sanidad y se amortigua el repago farmacéutico

La conflictividad laboral en el sector ha sido permanente desde comienzo de la legislatura. Los sindicatos reprochan al Departamento de Salud la aplicación del aumento de la jornada laboral (después de que el Gobierno central regulase por decreto una ampliación de las horas de trabajo de los funcionarios) y la falta de sustituciones, lo que lleva a un deterioro del sistema sanitario.

Por otro lado, el Departamento se ha resistido a aplicar otras medidas, como el copago farmacéutico. Al final no ha tenido más remedio, pero ha ideado un sistema para compensar económicamente a las personas con menos recursos.

Sin diálogo social y sin visos de que los sindicatos nacionalistas cedan

El diálogo social brilla por su ausencia. ELA y LAB se niegan a participar en cualquier mesa de diálogo, con lo que el Gobierno no ha podido poner en marcha ninguna iniciativa. Su mediación entre sindicatos y patronal para que no decayesen los convenios no obtuvo éxito, quedando solo en un intento.

Un nuevo problema: viviendas de protección vacías

El Ejecutivo de Urkullu se ha encontrado con un nuevo problema que no es fruto de su gestión si no de la herencia de los gobiernos de los últimos 20 años. Más de 1.000 viviendas de protección oficial permanecen vacías por la multiplicación de renuncias de los beneficiarios. El problema es especialmente grave en Vitoria, aunque ya han empezado a aparecer algunos focos en otras localidades vascas. Los intentos del Gobierno se centran en virar poco a poco hacia el alquiler en lugar de ceder en propiedad los inmuebles.

La oposición logra aflojar el grifo de las ayudas sociales

El Ejecutivo de Urkullu se ha resistido a ampliar la partida para las Ayudas de Emergencia Social (AES) a pesar de la insistente demanda de los ayuntamientos, que son los que gestionan estas prestaciones. Al final, la presión de los consistorios y de la oposición ha hecho que aumente la partida en dos millones de euros. Pero los ayuntamientos siguen tachando esta subida de “claramente insuficiente”.

El Departamento de Empleo y Políticas Sociales se ha comprometido a que Lanbide resuelva los expedientes de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) en menos de dos meses frente a los seis actuales. Esta es una de las demandas más sentidas por la ciudadanía que se ve obligada a recurrir a estas ayudas.

El lastre del caso Cabacas

En materia de Seguridad (otro departamento con nuevo nombre, que sustituyó al sempiterno Interior), el cese del terrorismo ha supuesto una reorganización de la Ertzaintza con el propósito de acercarse más al ciudadano, aunque este año ha vuelto a estar marcado por el caso Cabacas, el joven fallecido tras la carga de la Policía Autonómica en Bilbao tras un partido del Athletic. Además de la investigación judicial en marcha, la polémica ha vuelto por el nombramiento como nuevo jefe de la Ertzaintza de Jorge Aldekoa, quien en 2012, cuando se produjo la carga policial, era el máximo responsable de la comisaría de Bilbao y por tanto de cómo se controlaban las armas, los lanzapelotas y los cartuchos, algunos de los cuales se emplearon con profusión entonces.

El pacto que da estabilidad a Urkullu

Si en la gestión concreta no ha habido grandes logros, el mayor valor del Gobierno en este año han sido los pactos para asegurar su estabilidad. Hace seis meses, el Ejecutivo de Urkullu se tambaleaba tras fracasar su inicial estrategia de gobernar en minoría buscando apoyos puntuales, que le supuso la prórroga de sus primeros Presupuestos. Ahora va a conseguir aprobar sus primeras cuentas, las de 2014, tras el acuerdo con el PSE y el PP, una entente que le deja abierto un flanco con su primer rival político, EH Bildu, pero que era inevitable para no llegar a unas elecciones anticipadas.

Un Parlamento normalizado

Y junto a la estabilidad, la normalización en el Parlamento tras la vuelta de la izquierda abertzale, tras una legislatura de ausencia por la ilegalización. Sin contar esporádicos choques y trifulcas, la actividad de la Cámara de Vitoria ha transcurrido sin grandes sobresaltos, un haber que hay que apuntar al conjunto de las formaciones pero también al actual Gobierno vasco que lidera el país.

El TAV, sin dinero ni plazos

Otro de los macrodepartamentos del Gobierno, Medio Ambiente y Política Territorial, ha funcionado más que discretamente, aunque su labor está lastrada por el hecho de que la mitad de su presupuesto lo dedica a las obras del tren de alta velocidad (la mayor inversión pública en Euskadi que costará más de 5.000 millones), que cumple los últimos plazos impuestos en el tramo que gestiona el Gobierno vasco (Gipuzkoa) pero que está paralizado en Bizkaia y Alava. Ahora no hay dinero ni plazos para su conclusión. En el área que dirige Ana Oregi, poco se sabe de su gestión en el medio ambiente, más que discutida por su pasividad en las denuncias sobre la gestión de varios vertederos y el consabido defecto que se arrastra de años atrás: Euskadi tiene magníficas leyes para proteger el medio ambiente pero escaso control posterior del cumplimiento de las normativas.

Epílogo: la salida de Belén Greaves

Este episodio no es del calado político de todos los anteriores, pero por su repercusión y, sobre todo, por su impertinencia, merece ser recordado. La directora de Kontsumobide, Belén Greaves, en plena crisis por las subordinandas financieras de Eroski y Fagor, patinó en una entrevista publicada por elcorreo.com y donde aseguró que “Eroski y Fagor lo hicieron bien y eso nadie lo puede negar”, cuando era precisamente a su agencia a quien le correspondía mediar en el conflicto entre los suscriptores de las subordinadas y las entidades emisoras y comercializadoras. Pero su desliz fue más allá, al hacer referencia a que se haría flaco favor si se boicotease a ambas marcas, y afirmó sin pudor “aunque algo deben vender porque mira dónde aparecen las ollas”, en referencia al uso de una cazuela de Fagor para el trágico atentado del maratón de Boston. Hoy, Fagor Elecetrodomésticos está en preconcurso de acreedores y Belén Greaves fue reprobada por el Parlamento, el primer cargo de la historia, y dimitió poco después.

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