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Volver a ser madre tras superar un cáncer

Lola del Arenal decidió someterse a un tratamiento de vitrificación de ovocitos para volver a ser madre tras superar un cáncer de mama.

Laura Murillo Rubio

Bilbao —

La principal preocupación de muchas mujeres diagnosticadas de cáncer versa sobre si podrán quedarse embarazas después de superar la enfermedad, ya que debido a los tratamientos de quimioterapia pueden perder la fertilidad. A Lola del Arenal, una economista bilbaína de 34 años, le tuvieron que extirpar un tumor en diciembre de 2011. En la misma operación, le vaciaron ambas mamas y se las reconstruyeron. Acababa de ser madre. Siete meses tenía su bebé cuando se enteró de su enfermedad. Ella misma se detectó un bulto durante el periodo de lactancia, que en un principio pareció carecer de peligro, pero que finalmente derivó en cáncer de mama. Tras el shock inicial, Lola recurrió a la clínica IVI de Bilbao para someterse a un tratamiento de vitrificación de ovocitos. Una técnica que permite ultracongelar el ovocito para conservar la misma calidad durante años. La atención, consultas y extirpación son totalmente gratuitas. El centro IVI fue el primero que trajo el tratamiento a Euskadi y al que cada vez se acogen más mujeres que quieren ser madres después de sobrepasar procesos oncológicos. En los últimos años, el número de mujeres con cáncer que opta por este sistema ha aumentado en Euskadi un 58%.

Lola asistió a la clínica a través de una profesional de laboratorio amiga suya que trabaja en ella. Confiesa que tal vez la idea de recurrir a este centro hospitalario no se le hubiera pasado por la cabeza de no ser porque el tema de la reproducción asistida era conocido en su entorno de amigas. “Además del cáncer, me acababa de separar, por lo que la posibilidad de tener más hijos era un tema que ni siquiera barajaba como cercano. Pero congelar los óvulos me permitía el hecho de no tener que tomar ninguna decisión vital. En ese momento, me supuso una tranquilidad por no tener que tomar determinaciones respecto a mi maternidad futura”, cuenta la economista.

El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. En España se diagnostican alrededor de 22.000 nuevos cánceres de mama al año, 1335 en Euskadi. Según señala la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), “las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son prácticamente del 100%”, por lo que un diagnóstico precoz resulta clave. En el caso de Belén López, una farmacéutica de Leioa de 53 años, se lo detectaron en una revisión rutinaria. “Fumaba como un carretero así que siempre pensé que, de tenerlo, tendría que ser de pulmón, pero no fue así”, asegura sobre esta enfermedad que superó hace ya dos años, pero por la que todavía requiere revisiones periódicas. Belén tiene dos hijos y por su edad no podía volver a quedarse embarazada. Admite que desconocía el procedimiento de vitrificación de ovocitos. “De haberlo sabido, se lo hubiese comentado a otras compañeras más jóvenes con las que me reunía para contarnos nuestras cosas una vez a la semana y que atravesaron lo mismo que yo. Sé de más de una que ahora quiere quedarse embarazada y le está costando”, dice Belén que reclama una mayor difusión sobre “estos temas que nos afectan a todos y todas”.

‘Nuestro aguante es mucho mayor de lo que pensamos’

Lola ya estaba puesta sobre aviso en el tema del cáncer. Su madre y sus tías lo habían padecido antes que ella. “Por eso, nos hicieron un estudio genético a mis hermanas y a mí y nos dijeron que las 4 teníamos el gen de BRCA1 mutado, es decir, que teníamos muchas posibilidades de desarrollarlo”, declara sobre los análisis previos a su diagnóstico por el que recibió un tratamiento de seis sesiones de quimioterapia. “Cada tres semanas recibía una si la analítica estaba en condiciones”, cuenta sobre este periodo de su vida que se convirtió en una agonía cuando se agravó también el estado de salud de su padre. Entonces Lola combinaba sus sesiones de quimioterapia con la atención a su padre en el hospital. “Hice guardias para cuidar a mi padre porque hacía falta muchas manos”, afirma la economista sobre los momentos “más duros” que le han tocado vivir pero en los que también ha tenido alegrías como el nacimiento de su hijo o su sobrino. “Por acumulación no le puedes asignar a todo la misma importancia. Soy más fuerte de lo que jamás imaginé. También tengo claro que nadie jamás ponga a prueba nuestro aguante, porque es mucho mayor de lo que pensamos. Hay un antes y un después en tu vida. Cambia la manera en la que ves las cosas y en cómo te las tomas, pero creo que para bien”, asegura Lola con la misma fuerza y valentía con las que ha combatido la enfermedad, a pesar de que cada seis meses tenga que acudir a revisión.

Por el momento, no se plantea volver ser madre pero sabe que la posibilidad está ahí gracias al tratamiento que recibió. El doctor Marcos Ferrando, quién le atendió, asegura que se trata de una técnica “compleja desde el punto de vista de laboratorio, de puertas para adentro”, pero que para la paciente es “algo muy sencillo”. “Solo tienen que pincharse la medicación. Son hormonas que sirven para estimular el crecimiento de óvulos y que crezca más de uno, porque, si no les diésemos esta medicación, solo crecería uno que es lo que hace la mujer en un mes”, detalla el director médico de IVI Bilbao. “En ese proceso, hacemos ecografías para ver que los óvulos llegan al tamaño correcto para su extracción. Después, los ultracongelamos a través de una técnica que baja la temperatura de los ovocitos a menos 196 de una forma ultrarápida, que a diferencia de la congelación ordinaria lo que evita es que se creen cristales de hielos en el ovocito, con lo cual no se daña ni pierde para nada la calidad”, asegura sobre la vitrificación que al descongelar cuenta con unas tasas de éxito del 97% de supervivencia, “iguales a si fuera un óvulo fresco recién obtenido. Y eso la mujer lo puede tener ahí años y años sin que pierda nunca su calidad”, asevera el doctor.

Desde hace año y medio, Lola escribe en su blog ‘Yo bien, ¿y tú?’ sobre todo el proceso que ha vivido. “Se me ocurrió porque hay ciertas cosas que me hubiera gustado que me contaran respecto al cáncer. Por ejemplo, todos sabemos que la quimio es mala, pero nadie te dice que los días después de haberla recibido tienes las defensas por los suelos y que pillas anginas, catarros o cualquier cosa que en otras circunstancias es mínima”, señala. “Por ejemplo cuento que me maqueaba todos los días. Siempre me he arreglado, así que con más motivo entonces que tenía mucho más que arreglar. Me hacía sentir bien para poder evadirme de la imagen de enferma en el espejo”, asegura sobre el tratamiento de sus posts en los que incluye siempre el sentido del humor, porque “aunque no parezca, es muy terapéutico”, dice la economista. “En casa ,el humor negro nos ha venido de perlas para quitarnos todos los miedos. Es una forma de reírte y de decir ¡qué animal eres tía! Sí, pero lo he dicho y así quitas un poco de hierro al proceso y vas asumiendo lo que te pasa”, asegura Lola.

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