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Ocho de cada diez actores vascos están en el paro

Eskena y EAB buscan "dignificar" la profesión de los actores y actrices vascos.

Laura Murillo Rubio

Bilbao —

Diez años han tardado los actores vascos en firmar el primer acuerdo laboral con el objetivo de “dignificar” la profesión. Lo han hecho en un contexto castigado por los azotes de la crisis económica que deja en el sector un porcentaje que se aproxima al 80% de paro. El descenso e irregularidad de las contrataciones en la actualidad han sido los detonantes que han llevado a un acuerdo que nace con la vocación de convertirse en convenio sectorial dentro del mundo escenográfico. Este pacto firmado en noviembre exclusivamente entre Eskena, la asociación de compañías profesionales que reúne a 21 empresas de la comunidad autónoma, y el Sindicato de Actores Vascos (EAB), que aglutina 410 profesionales, busca la regularización de este campo de la cultura vasca en el que han bajado entre un 20 y un 30% los niveles de contratación en los últimos tres años. La rúbrica de sus respectivos dirigentes, Ana Pimenta y Kepa Errasti, persigue el establecimiento de unos sueldos mínimos “que respeten las condiciones laborales de los actores y actrices”, señala Amaia Ibáñez, gerente de Eskena, que cuenta con una cuota de mercado cercana al 40% de los espectáculos que se programan en Euskadi.

El acuerdo llega en un momento crítico para las artes escénicas directamente afectadas por el 21% de IVA y los 6,5 millones de euros menos que los consistorios vascos han dedicado a la programación de espectáculos. Según cifras aportadas por la SGAE, “las funciones de teatro se han reducido un 21,88 % el año pasado con relación a 2008 y se han perdido un 26,83 % de espectadores en el mismo periodo. A través del pacto, ambas organizaciones han querido establecer unos sueldos mínimos repartidos en tres categorías profesionales: actor protagonista, secundario y de reparto; y otros tres grupos salariales: obras clásicas, corales y de corta duración con un baremo de tarifas por representación y otro para los ensayos y dietas. Se diferencian también las tarifas por obras para adultos y obras infantiles o juveniles, y en todos los casos las de las primeras son algo más altas.

Consultada por eldiarionorte.es, la gerente de Eskena asegura que “se ha tardado tanto” en formalizar el acuerdo porque “las negociaciones de los convenios y los pactos no son fáciles”. “El año pasado, observando un poco la mala situación en la que se encuentra el sector, decidimos llegar a unos pactos mínimos para fortalecernos y unirnos ante esta situación”, declara sobre este precedente que aspira a convertirse en un convenio sectorial. “Es un primer paso para que otras empresas también estén en esta misma línea salarial y cuando se convierta en un convenio será de obligado cumplimiento para todas las empresas para dignificar la profesión y también para luchar contra la competencia desleal”, señala Ibáñez.

En este sentido, la principal preocupación de las compañías asociadas a Eskena es la “gran bajada” de contratación de espectáculos que ha descendido un 30% en los últimos tres años. “Básicamente el circuito de programación vasco se basa en teatros públicos que dependen de los presupuestos de los ayuntamientos y todos sabemos lo que han bajado los presupuestos de los consistorios en general y, sobre todo, la inversión de dinero público en cultura”, indica sobre el panorama al que se enfrentan las compañías en la actualidad. Desde la organización aseguran que para navidad “suele haber una mayor contratación aunque todo depende del tipo de espectáculo que ofrezcan las compañías”. “Es una temporada alta para espectáculos con público familiar; pero, por otro lado, los espectáculos para adultos y los espectáculos de calle en esta época bajan bastante”, explica Ibáñez.

Cuatro años lejos de los escenarios

La actriz donostiarra Belén Cruz lleva notando ese descenso desde hace mucho tiempo. Ya suma cuatro años en los que no se ha subido a las tablas, a pesar de que su carrera ha estado centrada prácticamente en el teatro, y actualmente compagina su trabajo a media jornada como secretaria de organización de EAB con un taller en el que imparte clases de interpretación. Su caso no es aislado. Representa un ejemplo más de “la tónica habitual que ya llevamos viviendo bastante tiempo los actores”, reconoce sobre un sector que destaca por “la irregularidad y en el que picas un poco de todo lo que puedes”.

Cruz, que intervino esporádicamente en series de televisión como Goenkale y Martin (ETB) o Policías (Antena 3), asegura que “en los últimos dos o tres años trabajan las 20 o 30 personas habituales”. “La gente que está haciendo teatro ahora es la que hace cine y televisión porque, de alguna manera, tienen una cara conocida y lo aglutinan todo”, explica sobre la selección de actores y actrices en un momento en el que la taquilla se resiente. “Desgraciadamente, no somos una parte de la cultura de un público masivo, entonces si exhibes un cara conocida es más fácil que se te llene el teatro”, dice la actriz que también ha protagonizado algunos cortometrajes y ha formado parte del reparto en películas como Celda 211, ganadora de ocho premios Goya en 2009.

Sobre el hecho de compaginar dos trabajos asegura que es un recurso habitual para los intérpretes. “Entre los actores, dar clases en institutos, ikastolas y casas de cultura es lo normal, pero evidentemente no es una cosa que te dé para llegar a final de mes, ni muchísimo menos”, afirma sobre una vida que puede llegar a ser “un poco caótica”. “No es mi caso, pero muchos actores trabajan en bares todos los fines de semana para poder tener la semana libre y hacer sus pinitos”, explica sobre las situaciones que observa en el sindicato, “ahora que las cosas están cayendo sobre todo en televisión aquí en el País Vasco”. “Durante unos años no es que hubiera trabajo para todos pero había tres o cuatro series al año, programas de humor y, si picabas ahí, tenías algo, pero es que ya llevamos dos años que no hay absolutamente nada más que una producción que es la de Goenkale que da trabajo a una veintena de actores”, recrimina.

Los recortes sufridos en la programación escénica de los teatros vascos repercuten directamente en los artistas. “Si un programador de un teatro municipal de cualquier pueblo antes tenía para llevar ocho funciones al año, ahora solo tiene para dos y ahí es donde estamos sufriendo realmente porque aquí no es como en Cataluña o Madrid que hay espacios privados, aquí las salas son públicas”.

Según la actriz, esta es una de las razones “de peso” por las que han llegado a firmar el acuerdo entre Eskena y EAB. “Si lo hemos hecho en un momento de crisis es un poco por demostrar entre todos a la Administración que somos capaces de bajarnos sueldos y de asumir riesgos con tal de que los teatros tengan lo que tienen que tener, que son funciones de teatro”, asegura en un intento por “dar valor” al teatro profesional. “Está pasando que  muchos teatros que no pueden afrontar los cachés de las compañías profesionales basan su programación en el trabajo de aficionados o amateur para dar continuidad a sus espacios”, cuenta Cruz respecto a un hecho por el que no se muestran contrarios “porque todos hemos pasado por ahí y también deben tener su sitio, pero sí queremos regular el sector para que no se llene sólo de trabajos de aficionados que están sustituyendo nuestro propio trabajo”. “Es un acuerdo de tiempos de crisis”, recalca.

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