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Vitoria-Gasteiz, la ciudad de los sueños rotos

Vitoria-Gasteiz ha visto durante los últimos años como se han levantado y desvanecido grandes proyectos y fantasías. /EDN.

Natalia González de Uriarte

La voz rasgada de Chavela Vargas, a quien Joaquín Sabina le cantó ‘El Bulevar de los sueños rotos’, bien podría ser la de la ciudadanía vitoriana ante tanto proyecto ‘faraónico’ que duerme en el cajón del olvido. La capital verde suma, una tras otra, propuestas que buscan ilusionar a sus habitantes y que por falta de consenso o por su nula viabilidad jamás han pasado del papel al asfalto. En ese sentido Vitoria es un poco valenciana: construye sueños vistosos para prenderles fuego en una especie de ‘Nit de la cremá’ que se ha convertido en una bochornosa tradición. Mientras tanto, los debates políticos se quedan en discusiones sobre farolas y baldosas y la ciudad crece sin un proyecto definido, sin una especialización y sin ningún tipo de consenso.

Y es que Vitoria atesora una larga lista de proyectos sin cumplir. La mayoría han sido planteamientos de dudosa viabilidad que sólo han servido para generar una ilusión momentánea entre los más crédulos y una retahíla de enredos y discusiones políticas. Fue el caso del BAIC, el colosal equipamiento multidisciplinar diseñado por el arquitecto madrileño Mariano Bayón y el ingeniero acústico japonés Yasuhisa Toyota, que partía de un presupuesto siete veces mayor que el del Artium. Ha sido el proyecto congresual, cultural y expositivo más ambicioso y caro de la historia de Vitoria y que apenas contó con respaldo social.

Otras de esas propuestas surgieron al calor de las campañas electorales, en las que agasajan al votante con promesas que requieren esfuerzos hercúleos e inversiones inasumibles para materializarse. El candidato a la alcaldía del PNV, Mikel Martínez, en las elecciones municipales de mayo de 2007 proponía al electorado sustituir la base militar de Araka por un circuito de alta velocidad que a su vez iba a hacer las veces de pista de pruebas. Incluía en su maqueta bucólicos estanques artificiales y al mismo tiempo circuitos cerrados para quads y todoterrenos, sin olvidar un camping y un hotel.

Otros ambiciosos planes han carecido de anclajes suficientes con la realidad, así que acabaron por no tomarse en demasiado en serio como las cubiertas acristaladas para Dato y San Prudencio que tantos vitorianos pusieron en solfa.

Estos sueños frustrados han supuesto en muchos casos algo más que una decepción para los ciudadanos. Se ha perdido mucho dinero en el camino. Las arcas municipales han empleado importantes cantidades para costear informes profesionales, campañas informativas o actos promocionales de proyectos que acabaron atascados. Sólo en la promoción y estudios sobre el Auditorio Baldeweg se invirtieron casi tres millones de euros durante casi cuatro años de trabajos. Las pruebas acústicas del equipo del ingeniero japonés Yasuhisa Toyota iban a costar al erario público un millón de euros. Es un enigma cuánto le llegó a pagar el Ayuntamiento de Vitoria al experto por los servicios prestados antes de que se paralizara el proyecto.

El Diario Norte Magacine hace un repaso de la lista extensa de delirios y fracasos:

La Quinta Torre y el Túnel del Casco Viejo

El alcalde del PP, Alfonso Alonso, propuso demoler el actual Gaztetxe para elevar una Quinta Torre en ese espacio a modo de mirador. El planteamiento presupuestado en 104 millones de euros se completaba con la construcción de un gran aparcamiento subterráneo en El Campillo y un gran túnel que atravesaría la Almendra medieval de lado a lado.

BAI Center

La construcción propuesta por el alcalde del PSE, Patxi Lazcoz, no iba a ser un edificio sino cuatro. Una sala sinfónica, otra de cámara, un palacio de congresos y una zona expositiva. Esta última incluía una tienda, cafetería, restaurantes y un club de música en vivo. Debajo del complejo proyectaron un aparcamiento de 700 plazas.

Los cuatro volúmenes iban a ocupar un espacio de 67.500 metros cuadrados. El aforo total del recinto era de 11.000 personas y su presupuesto era de 154 millones de euros.

El sueño de Lazcoz, ese equipamiento multidisciplinar diseñado por el arquitecto madrileño Mariano Bayón y el ingeniero acústico japonés Yasuhisa Toyota, se esfumó al llegar Maroto a la alcaldía.

Las cubiertas arquitectónicas

Patxi Lazcoz planteó cubrir con una estructura acristalada parte del Ensanche de la ciudad, el eje San Prudencio- Dato y la Plaza de España. Incluso se colgó una simulación en la página web municipal y se abrió un canal para que los ciudadanos expresaran sus opiniones. Apenas se recogieron medio millar de sugerencias y en su mayoría eran contrarias a la iniciativa.

El Auditorio o Palacio de la Música y de las Artes Escénicas

Esta propuesta buscaba aunar la practicidad de un edificio destinado a acoger conciertos y exposiciones y un gran impacto estético. Su creador, el arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg, describía el edificio como una 'caja mágica' metálica que ocupa 5.000 metros cuadrados y se eleva 24,5 metros del suelo. El envolvente era de acero y aluminio en colores rojo, gris y verde. En la entrada principal destacaba el umbráculo, un espacio semicubierto con aspecto de árbol artificial gigante.

El plan decayó definitivamente en junio de 2005, cuando Alfonso Alonso y el arquitecto abrieron la puerta a cambiar el proyecto para reducir su coste pero se opusieron a modificar el emplazamiento. Atrás quedaron cuatro años de trabajos y una inversión de casi tres millones de euros. El proyecto estaba presupuestado en 34,5 millones de euros.

Arakamendi

Un complejo propuesto por el peneuvista Mikel Martínez durante la presentación de su candidatura al alcalde de Vitoria en 2007. Contaba con tres espacios diferenciados. El circuito de velocidad de 4 kilómetros de largo. La zona recreativa, con un área de estanques artificiales, circuitos para bicicletas de montaña, circuitos cerrados para conducir quads y todoterrenos. Por último, una zona de servicios con un aparta-hotel, un camping, un supermercado y diversos restaurantes. El lugar elegido para situar el complejo y de ahí su nombre: el monte Araka, ocupado por la base militar. Era un proyecto jurídicamente inviable. El Ministerio de Defensa español, previo acuerdo con Diputación y Ayuntamiento, debía abandonar la zona para permitir su construcción. La institución militar ni se lo llegó a plantear.

Centro Cultural Alberto Schommer

Alberto Schommer estuvo a punto de disponer de un edificio emblemático en Vitoria para salvaguardar y exponer sus trabajos. Primero lo propuso Alfonso Alonso. Luego retomó la idea Patxi Lazcoz. El regidor socialista quiso saldar así la deuda que, en su opinión, la ciudad tenía con este creador vitoriano, uno de los fotógrafos más destacados del país. El palacio Zulueta, ubicado en el paseo de la Senda, era el lugar idóneo según Lazcoz para traer a Vitoria la fundación del artista, que a día de hoy, sigue abierta en el barrio de Salamanca de Madrid.

Parque empresarial de Betoño

Javier Maroto, cuando fue el aspirante del PP a la Alcaldía de Vitoria, proponía como medida para crear empleo durante su campaña electoral impulsar un Parque Empresarial Urbano en Betoño que iba a crear 1.000 nuevos empleos en la capital alavesa.

Pretendía levantar sobre 173.000 metros cuadrados de esta zona un nuevo polígono empresarial urbano que sumaría usos terciarios, viviendas tipo ‘loft’ y zonas verdes. El núcleo serían dos nuevos Centros de Investigación Cooperativa, uno dedicado al medio ambiente y otro a la investigación médica.

Parque empresarial de Jundiz

La “experiencia piloto” propuesta por Javier Maroto para la cesión de terrenos municipales ya urbanizados en régimen de alquiler a un “precio simbólico” perseguía la implantación de 50 empresas en Jundiz. Uno de los requisitos que se iban a exigir a esas firmas era que el 25% de las contrataciones estuvieran reservadas para desempleados empadronados en Vitoria.

Sprilur, sociedad pública del Gobierno vasco destinada al impulso del tejido empresarial, alertó al alcalde de que su planteamiento de venta y alquiler de parcelas debía responder a precios de mercado y no ejercer competencia desleal con la iniciativa privada, ya que la Comisión Europea no permite subvenciones de ese tipo. El proyecto lleva paralizado desde que se hizo pública esa advertencia.

Krea

Un proyecto impulsado por la Caja Vital para inaugurar un espacio de creación destinado a artistas noveles, y cuya sede, el antiguo convento de las Carmelitas Descalzas nunca se ha abierto. La construcción y dotación de este ambicioso centro han supuesto una inversión de cerca de 18 millones de euros y se ha extendido durante cuatro años. Se ha ralentizado progresivamente en los últimos meses hasta detenerse por completo.

Desde la entidad financiera aseguraban que la decisión sobre el remodelado inmueble de Betoño llegaría una vez concretados los términos de la fusión entre las tres cajas vascas. Fecharon la culminación del proceso de conversión a mediados de marzo, pero nada se ha sabido desde entonces sobre el futuro de Krea.

Edifico empresarial

En la parcela adyacente a la Comisaria de la Ertzaintza de Lakua Gregorio Rojo, el presidente de la Caja Vital, visualizó un único edificio para albergar la Cámara de Comercio de Álava y el Sindicato Empresarial Alavés, entre otros. El proyecto no tuvo más recorrido que la idea inicial de su artífice.

Parque temático del agua

Consistía en un amplio espacio de 220.000 metros cuadrados con atracciones mecánicas, pero también contenido didáctico. El parque giraba sobre la idea del ciclo de la vida y los elementos que la crean, según la mitología: la tierra, el agua, el aire y el fuego. Sobre ellos se sustentaba el recorrido, formado por edificios espectaculares en medio de un entorno verde y con pequeños lagos. El proyecto, ideado entre otros el Concejal de Medio Ambiente, José Antonio Pizarro, partía con una visión europea y la intención de integrarse en el circuito de grandes parques, como Futuroscope, Eurodisney, Port Aventura o Terra Mítica. Iba a recibir entre 225.000 y 250.000 visitantes el primer año. También iba a instalarse en el monte de Araka. Precisaba una inversión pública inicial de 12.000 millones de las antiguas pesetas (72 millones de euros).

Estadio 2

Uno de los proyectos estratégicos que el equipo de Gregorio Rojo diseñó en el año 2004, cuando el político accedió a la presidencia de la Vital, fue la construcción de un “Estadio 2”, una prolongación de las actuales instalaciones del Paseo de Cervantes. El emplazamiento que más convencía a los impulsores de la idea era una parcela en Zabalgana, de 200.000 metros cuadrados, junto al parque y frente a la fábrica de Mercedes. El complejo iba a tener un campo de golf de prácticas y otro de nueve hoyos además de las piscinas. Planeaban llegar a los 60.000 abonados.

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