El deporte para sumar más que para sudar

“No creemos en la indiferencia, sí en el cambio y el compromiso; no somos de la apatía, sí del fervor y el amor por la vida”. La nueva asociación cultura deportiva sin ánimo de lucro Radix;2 nace con vocación de ayudar desde el deporte. Cinco jóvenes unidos por esa pasión compartida hacia la actividad física y el movimiento han construido un espacio de encuentro abierto a toda la ciudadanía pero pensado especialmente para aquellos sectores que, ya sea por razones económicas o por sus condiciones personales o físicas, tienen dificultades para desarrollar prácticas deportivas.

Este equipo capitaneado por Paula Silva, una joven dedicada a la Cooperación Internacional, se ha nutrido desde su creación el pasado mes de marzo de 15 nuevos miembros, todos voluntarios. El pelotón inicial, compuesto por trabajadores sociales y profesores de Magisterio y Educación Física, se mueve convencido de que la promoción de valores sociales y personales puede ser abordada desde diferentes ámbitos, sin embargo la actividad física y el deporte, por su popularidad y atractivo entre los jóvenes, y por las estrechas e intensas relaciones humanas que se establecen con su práctica, ofrece oportunidades únicas para el desarrollo de los mismos. “El deporte es la excusa, no es el fin. Nos sirve como herramienta para trabajar con gente que necesita de nuestra ayuda. Con la crisis estamos demasiado centrados en resolver los problemas económicos que conlleva pero quizás se descuidan los desequilibrios anímicos y emocionales que generan estas situaciones difíciles. A través de nuestra metodología llegamos a esos aspectos”, explica Paula Silva.

Actividades para jóvenes en riesgo de exclusión

Hasta el momento se han centrado en dos tipos de actividades. La primera de ellas se trata de salidas al campo o senderismo de ciudad que han desarrollado en siete jornadas diferentes. La segunda, destinada a mujeres de mediana edad a las que enseñaban a circular en bicicleta.“ El objetivo de trasfondo de esta actividad, que además les permite a algunas recuperar esta práctica de andar en bicicleta y a otras estrenarse con las dos ruedas, no es otro que el de perder miedos, afrontar nuevos retos y aprender a dedicarse tiempo a ellas”, aclara Silva.

La asociación ha contactado con el Ayuntamiento de Vitoria y supervisará a partir de octubre en varios barrios de la ciudad actividades deportivas para menores en riesgo de exclusión social que les deriven desde el área de Servicios Sociales. Sus monitores también colaboran con la Asociación de Parálisis Cerebral y Alteraciones Afines de Álava, Aspace. “Pretendemos movilizar gente y mostrar otras realidades desconocidas para la gente. El resto más difícil no es tanto disponer de recursos económicos sino movilizar gente que dedique tiempo. Demostrarles que allá donde miren hay gente necesitada y convencerles de que pueden ayudar”, añade Silva.

Su próxima meta, organizar una gincana urbana- prueba de habilidad con diferentes obstáculos que sortear- durante el otoño en el Casco Antiguo de Vitoria e involucrar a vecinos y comerciantes. “Queremos que sea una convocatoria grande que incite a participar a mucha gente”, concluye Silva.