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“Ayúdennos a que aquellos que han conseguido tener un techo no lo pierdan”

Bultzain se ocupa de sar asilo a personas 'sin techo'.

Patricia Burgo Muñoz

Vitoria-Gasteiz —

“Hemos conseguido que gente que vivía debajo de un cartón y que solo tenía el objetivo de conseguir una lata de cerveza, se duche una vez cada dos días y que por la noche tenga un colchón donde dormir”. Olga Casanova, educadora social de la asociación Bultzain, se “pelea” cada día porque las 36 personas que ahora mismo acogen en la casa Puente Alto, en Vitoria-Gasteiz, recuperen poco a poco la “normalidad”. Cuestiones básicas como hacerse el DNI, acudir al médico o respetar los horarios de comida, se convierten en grandes logros que se consiguen no sin mucho esfuerzo. Y es que tal y como afirma Olga Casanova “nos cuesta mucho que crean que Puente Alto es su casa” y pide ayuda para que “aquellos que han conseguido tener un techo no lo pierdan”.

Bultzain lleva desde 2009 realizando una importante labor de acogida de personas en grave situación de exclusión social. Personas que se han visto obligadas a dormir en la calle, muchas de ellas atrapadas por el alcoholismo y problemas de salud mental, pero sobre todo aquejadas de la incomprensión del resto de la sociedad.

Saturnino García pasó por todo esto y logró salir, lleva más de 30 años dedicándose a ayudar a las personas que ahora pasan por lo mismo que él sufrió en su juventud y advierte “seguimos diciendo que no hay gente en la calle, pero sí hay, y cada vez más”. Razón por la que Satur, como es conocido el alma mater de este proyecto, pide la implicación de las instituciones para que su labor no se pierda a pesar de la crisis, “sabemos que estamos mal, pero tenemos que estar al pie del cañón con los más desfavorecidos”.

En este ejercicio la asociación ha recibido 12.000 euros de la Fundación de la Caja Vital, y tiene un compromiso de la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria, de los que espera recibir 20.000 y 18.000 euros respectivamente, “pero todavía no hemos firmado nada”, se queja Saturnino.

El personal de Bultzain se reduce a una educadora social y un cuidador que atienden día y noche a las 36 personas que ahora mismo viven en Puente Alto, una casa “que no se encuentra en las condiciones adecuadas ”, se queja Saturnino, por eso pide la ayuda de las instituciones “pido que nos echen un cable, para poder contratar otro trabajador social y dos educadores” y así atender mejor a los usuarios de su programa, porque según explica “no se les puede poner normas porque no las entienden, son incapaces. Hay que hacer el camino poco a poco”.

“Me gustaría que los parlamentarios y concejales vinieran conmigo a la calle y vieran la realidad”, que según relata Saturnino es más dura de lo que se cree, “sabemos que hay mucha gente en la calle, en lugares que resultan inhumanos”. Saturnino considera que ni la sociedad ni la clase política son conscientes de la gravedad de la situación, “pedimos más comprensión para esta gente”, y denuncian “las instituciones se lavan las manos”. Aun así, no piensan tirar la toalla, “nosotros hacemos el trabajo sucio, recogerles para que no queden fuera de combate, pero luego tienen que implicarse las instituciones”.

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