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Una anciana acude a cambiar la titularidad de un contrato de luz y la compañía le ‘coloca’ otros dos “innecesarios”

Una sede de la compañía Iberdrola.

Eduardo Azumendi

¿Es posible que alguien acuda a su compañía suministradora de luz para cambiar la titularidad de un contrato y salga con otros dos bajo el brazo que no necesitaba? Pues sí, es posible. Eso es lo que le ocurrió a una clienta de Iberdrola de 86 años que acudió a un oficina de la compañía a cambiar la titularidad del contrato de la luz al morir su esposo y tras hablar con los comerciales salió con otros dos nuevos: del gas y el servicio de mantenimiento de la caldera. Ahora, un juzgado de San Sebastián ha condenado a la compañía eléctrica a devolver a la clienta el dinero pagado por un servicio de mantenimiento de la caldera de gas que nunca tuvo intención de suscribir. Según el juzgado, la falta de información previa llevó a la mujer al “error” de contratar un servicio totalmente “innecesario” pues ya lo tenía cubierto.

La historia se remonta a 2014, cuando la anciana acudió a la oficina de Iberdrola para poner el contrato de luz a su nombre ya que su marido había fallecido. Poco podía imaginarse que un trámite tan, en apariencia, sencillo, iba a terminar de una forma rocambolesca. Los comerciales que la atendieron le ‘convencieron’ para darle de alta en el servicio de gas de Iberdrola, pese a que quería seguir manteniéndose con la que ya estaba.

Por otro lado, ese nuevo contrato de gas incorporaba el servicio de mantenimiento de la caldera, una prestación que la clienta ya tenía contratada con Fagor, fabricante del aparato. Pues a pesar de eso, Iberdrola terminó por mandarle un técnico a su casa para hacerle la revisión de la caldera, algo que finalmente el trabajador no hizo porque poco antes ya lo había hecho la empresa Fagor. La cuota mensual por el mantenimiento aplicado por Iberdrola se elevaba a 127 euros al año. La clienta insistió al técnico de la Ibedrola que le diese de baja.

Al final, ha tenido que ser la justicia la que ha ‘liberado’ a la anciana, quien llegó a realizar 12 reclamaciones a la compañía hasta que le anularon el contrato, pero previo pago de todas las mensualidades que restaban hasta vencer la anualidad del contrato.

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