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La angustia del teléfono que no suena

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

Cuando llega septiembre, a Beatriz P. ni se le ocurre ir a bañarse a una piscina. No se puede plantear estar ni un minuto alejada de su móvil. De que esté atenta y no se le pase ninguna llamada depende de que pueda trabajar. Beatriz (nombre figurado) es profesora de Primaria, no tiene plaza y navega en el limbo de las sustituciones como otros miles de docentes. Con septiembre llega el baile de las sustituciones y si cuando le llaman desde la delegación de Educación no coge el aviso, pasan al siguiente de la lista. La psicosis de la llamada llega al punto de no poder despegarse del teléfono.

“En agosto”, explica Beatriz, “salen las adjudicaciones telemáticas. Los compañeros que no tienen plaza fija, pero que tienen más puntos por años trabajados y méritos académicos acceden a esos destinos, que suelen ser por un curso completo. Si no apareces en el listado de agosto, queda la opción de septiembre. Hay unas adjudicaciones presenciales, que también van por puntos y después está la llamada del teléfono. Puede ser en cualquier momento una vez que se ha iniciado el curso. Si estás arriba en la lista, será enseguida. Pero sino......puedes pasar semanas y meses hasta que te llaman”.

Momentos de angustia porque en ocasiones se le ha pasado por la cabeza que tal vez no haya más llamadas, que hay muchos compañeros por delante de ella. “La verdad es que se sufre mucho porque estás como en un limbo, aguardando con mucha impaciencia y ansiedad. Es agoabiante porque no hay una segunda oportunidad si te han llamado una vez y nos podido coger. Yo el último curso he estado con un tercio de jornada, es decir, dando diez horas de clase de Primaria a la semana. No me puedo quejar porque han sido sustituciones largas”. En total, unos ingresos de alrededor de 700 euros al mes.

Ana Isabel B. tampoco se queja. Entró para cubrir una baja de dos días en un colegio de Primaria y al final se ha quedado todo el curso. “Una vez que acaba el curso y sabes que no tienes punto para acceder a las adjudicaciones telemáticas de agosto, empieza a entrarte el vértigo de septiembre”. “Yo soy realista, así que van a tirar de otros compañeros y tendré que esperar mi oportunidad. Tal vez en enero, febrero......Lo único cierto es que viviré pendiente de la llamada”.

“Cuando terminé la carrera”, añade, “y empecé con lo de las sustituciones se me pasaron algunas llamadas de Educación. Se trataba de números muy largos y desconocidos. Pero me dí cuenta de dónde podían ser así que no volví a dejar pasar ninguna llamada”.

De un colegio para otro

A la angustia que produce la ausencia de llamada, hay que sumar el hecho de que cuando llega el aviso no se sabe para qué tipo de sustitución va a ser, por cuánto tiempo, el destino. Así, se puede dar el caso de que un profesor pase por varios colegios en el mismo curso, con lo que no puede implicarse en el proyecto pedagógico del centro como a él le gustaría. Con el contratiempo que eso supone para él, para los alumnos y para el centro.

Por ejemplo, Xabier A. pasó por 12 colegios de septiembre a diciembre en el curso 2011-2012. “En unos centros estás un día, en otros dos.....Siempre te comportas de manera profesional, pero la implicación es muy diferente si sabes que vas a estar en el colgio un mes seguido. En un día solo puedes cubrir la jornada de la mejor manera posible”.

Xabier tampoco escapa de la psicosis del teléfono. “Cuando estoy en un bar y veo que no hay cobertura le digo a mis amigos para que salgamos fuera. La llamada puede producirse en cualquier momento”. Septiembre se acerca y para miles de profesores la pregunta otra vez va a estar muy presente: ¿Me llamarán?

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