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La renta básica universal para todos los ciudadanos, ¿realidad o utopía?

Natalia González de Uriarte

Una de las propuestas más polémicas de Podemos, la renta básica universal e incondicional para todos los ciudadanos,no es un planteamiento exclusivo de la nueva formación liderada por Pablo Iglesias. Este partido recogió la idea de los movimientos sociales. Pero también está presente en los programas electorales de otros partidos del ámbito vasco como EH-Bildu, Izquierda Unida o Equo Euskadi. Mientras estas formaciones son partidarias, unas, de su implantación y otras, de su estudio, el resto como el PP, PSE, PNV rechazan el hipotético recurso por considerarlo inviable además de una “medida utópica que solo se sostiene sobre el papel”.

Aunque la reclamación a nivel político es reciente la propuesta se ha construido minuciosamente durante años de debate y estudio por la una plataforma, la Red de Renta Básica. Actualmente, en plena crisis, con muchas familias ahogadas por el paro, el debate se ha revitalizado no solo a nivel político sino sobre todo a nivel social al ser considerada por sus partidarios como una medida que lucha contra la pobreza y la desigualdad . La desconfianza y voces críticas hacia la renta básica universal de ciertas formaciones chocan de frente contra la campaña de recogida de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por una Renta Básica promovida desde el Movimiento contra el Paro y la Precariedad, junto con otras organizaciones sociales. Aspiran a conseguir el medio millón de firmas necesarias para su debate en el Congreso. Los activistas se afanan en explicar a pie de calle a la ciudadanía una propuesta sobre la que planean luces y sombras, pero sobre todo, muchas dudas. ¿Qué es y en qué consiste la Renta Básica Universal? Se trata de un ingreso individual pagado por una administración pública a cada ciudadano por el menor hecho de serlo sin importar si trabaja de manera remunerada o no. “Cobrar solo por existir”, dicen con cierto desdén sus detractores.

Y es eso, en esencia, según argumentan quienes la defienden: la consagración de un derecho a la existencia, el derecho incondicional como ciudadano de tener las necesidades materiales cubiertas para asegurar una vida digna y, así, propiciar su participación en la sociedad.

La renta básica no exige cumplir con ningún requisito, más allá de, en algunos casos, la edad y la residencia en el país que la apruebe. Según el modelo propuesto por la Red de Renta Básica, se establece un pago anual de 7.968 euros para los mayores de 18 años, y de 1.594 para los menores. Esas cantidades significan 664 euros mensuales. Los menores de 18 años cobrarían una quinta parte, al entender que están a cargo de otra persona. La idea es que todos los ciudadanos lo cobrarían. El más rico y el más pobre. Y que el IRPF, tras una reforma que también desmenuzan los impulsores de la propuesta incluyendo incluso simulaciones, sería capaz de proporcionar todos los recursos económicos necesarios para cubrir esos pagos, sin que se ocasionará daños a la Sanidad, Educación u otros servicios públicos. Parte de una premisa: una reforma en el IRPF, con un tipo impositivo único del 49,57%, con eliminaciones de todas las reducciones por planes de pensiones y por rendimientos del trabajo, o de todas las deducciones de la cuota, fundamentalmente vivienda e incentivos.

Reticencias sobre su financiación

Sin avanzar más allá en su desarrollo, la mera ausencia de requisitos setopa ya con los primeras reticencias. Desde el PP vasco entienden que la ayuda “es para quién la necesita, no tiene sentido que se otorgue a todo el mundo”, explica Anton Damborenea. Desde el PSE ponen pegas al concepto genérico de una renta por el mero hecho de existir.“Nosotros defendemos el concepto de igualdad de oportunidades, que se garantiza a través de la sanidad, la educación, la vivienda y el empleo. Si esos derechos no se consiguen satisfacer entrar en juego los mecanismos de solidaridad con el objetivo de que quien no tiene suficiente, salga de su situación de exclusión o riesgo de marginalidad. El debate debe ser de rentas, es injusto que los recursos se destinen a una renta básica también para aquellos que no lo necesiten”, exponen desde el PSE.

Otra de las preocupaciones trasladadas desde el grupo socialista es que es una medida que desincentiva el empleo. “Si se acepta una renta mínima y ésta es igual a los salarios actuales, la pregunta es para qué trabajar. Y si no se trabaja no se recauda para sostener todos los servicios públicos”. En la misma línea argumental se sitúa el PP. “Una cosa es la solidaridad y otra que mientras unos trabajan y pagan impuestos financien a quienes no quieren hacerlo. Las prestaciones no son para financiar un sistema de vida”, declaran. Los partidarios de la renta Básica Incondiconal parte de otra visión del trabajo. Para ellos, otras actividades que no sean remuneradas también son trabajo como la dedicación a obras sociales en asociaciones o el trabajo doméstico no computado en el PIB.

La financiación es otro escollo. Para el PNV, insalvable. “La propuesta de extender una Renta Básica Universal que garantice unas condiciones de vida suficientes a toda la ciudadanía es una reivindicación recurrente que, como principio, resulta atractiva porque, desde un punto de vista teórico, podría resolver las situaciones de pobreza y marginación del conjunto de la sociedad. Pero su puesta en práctica, su contraste con la realidad, plantea problemas no resueltos, por aún, por parte de sus defensores, más allá de los ejercicios teóricos y el voluntarismo de quienes lo proponen”, manifiestan.

Simulación de EH Bildu para Gipuzkoa

En el lado opuesto se sitúa EH Bildu y que pone sobre la mesa la simulación realizada por su grupo en Gipuzkoa. El diputado de Política Social Ander Rodríguez considera que “ese estudio demuestra la viabilidad económica de la renta básica, así como las potencialidades de esta medida para reducir las desigualdades sociales y acabar con la pobreza. Sin peros técnicos, por lo tanto, los únicos obstáculos que tiene la implantación de la renta básica son políticos”. Así lo repetía en compañía de Daniel Raventós máximo defensor de esta medida y presidente de Red Renta Básica en las diferentes charlas ofrecidas en Euskadi hace tan solo unas semanas. “Gracias a la aplicación de esta medida, el 75% de la población guipuzcoana mejoraría su situación actual, es decir, obtendría beneficios económicos. Se trataría del 75% de la población con menores ingresos, mientras que el 10% de la población que mayores ingresos declara en el IRPF aportaría el grueso de la recaudación para financiarla”, insistía.

Pero estas evidencias no convencen a sus adversarios políticos contrarios a la Renta Básica. “Si es tan buena, porqué no la aplican”, reprocha el popular Damborenea. Para el propio grupo proponente, esta propuesta “no parece realizable con carácter inmediato”. El diputado de Política Social considera necesario cerrar acuerdos con los gobiernos central y vasco para desarrollarla. En este punto al PNV le asaltan de nuevo las dudas “¿Es posible el sostenimiento de una renta universal sujeta a los límites geográficos sobre los que ejerce su competencia una administración pública sin que el resto adopte medidas similares? ¿Es posible una renta universal sólo para los ciudadanos u ciudadanas de Euskadi? ¿Quién es ciudadano o ciudadana de Euskadi?”. Pero Rodríguez sí ve viables “vías intermedias” para avanzar en ese camino al igual que Equo Euskadi, que es partidario de que se estudien fórmulas para implantar la renta.

El partido ecologista propone en subsidio universal como mecanismo de regularización de las rentas inferiores al umbral de la pobreza, que permita a todos los ciudadanos llevar una vida digna con sus necesidades básicas cubiertas. “La política y la economía, tal y como las entendemos en Equo, tienen que estar al servicio del bienestar de las personas. Esto quiere decir que todas las personas tienen derecho a recibir un ingreso mínimo que les permita vivir con dignidad. La Renta Básica se tiene que entender como derecho, y no como premio a cambio de contrapartidas. La RGI actual tiene tal nivel de requisitos de entrada, que parece más un premio al buen comportamiento que una renta para garantizar una vida digna”, sostienen.

Al mismo tiempo Equo Euskadi plantea fijar una renta máxima. “Los salarios que están recibiendo en estos momentos los directivos de las grandes empresas son absolutamente inmorales”.

También renta máxima

Sobre el fin de la desigualdad que persigue esta renta básica también se abre una profunda discusión. Desde el PNV entienden que no solo no acaba con ella sino que la fomenta. “Si todas las personas recibieran la misma cantidad económica en concepto de renta universal, fueran ricos o pobres, ¿no se seguirían manteniendo las mismas diferencias entre ellas?, ¿en qué mejoraría la cohesión social? Las rentas más altas seguirían siendo altas y las bajas, continuarán siendo bajas. El poder adquisitivo de los ciudadanos aumentaría, sí, pero la brecha social seguiría existiendo. Si todas las personas vieran aumentados sus ingresos de forma lineal, ¿no aumentaría de forma paralela el coste de la vida hasta el punto en el que esa renta dejaría de ser efectiva?. EAJ-PNV cree que un verdadero sistema de protección social, un sistema justo, efectivo y sostenible, pasa por dotar de unos ingresos mínimos a quien carece de ellos, para procurarle unos medios de vida que permitan preservar su dignidad. Ese es el espirito que inspiró el actual modelo Renta de Garantía de Ingresos”, explican.

Desde el PSE insisten en defender también el actual sistema de prestaciones. “Ahora estamos forzando una lucha decidida contra el fraude, que paguen todos los que deben pagar y todo lo que deben pagar. Si hacemos eso, habrá más recursos. Pero el objetivo no es garantizar un subsidio a todo el mundo sino la igualdad de oportunidades, los derechos sociales y la dignidad salarial y en las condiciones laborales”. Para el PP tambiénse debe continuar con el actual modelo de reparto de prestaciones. “Pese a la crisis económica, la quiebra de cuentas por el desplome de ingresos hemos mantenido entre todos el sistema de binestar social. ¡Y ahora tenemos que repartir el dinero gratis a todo el mundo!La realidad es la que es y esa propuesta es una solución utópica inviable que tan solo queda bien sobre el papel”, concluye Damborenea.

Otra derivada sería que su aplicación eliminaría, según expone Daniel Raventós, todos los subsidios condicionados, por ejemplo, las rentas mínimas de inserción, ahora vigentes y reduciría costes administrativos, racionalizaría y ordenaría las prestaciones, pensiones y rentas que actualmente funcionan y que son laberinto burocrático. “Por cada un euro de subsidos se gasta otro destinado a su administración”, asegura. Para Raventós se trata de combatir situaciones de pobreza, pero también logar cotas de libertad para las personas. “Sin ingresos, tampoco hay libertad. No la hay libertad si uno se ve obligado a coger un trabajo muy precario”, asegura Raventós, que apunta, a priori, que los obstáculos de la RB “son políticos, como políticos fueron, o son, en función del lugar, los obstáculos al sufragio universal, las vacaciones pagadas, el derecho de huelga, el aborto libre o el matrimonio del mismo sexo”.

(Al cierre de esta información eldiarionorte.es no contaba con el posicionamiento de UPyD)

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