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La vuelta de Azkuna facilita al PNV prohibir la apertura de centros de culto

El alcalde de Bilbao vuelve al Ayuntamiento después de cinco meses de baja médica. /EFE

Gorka Ascorbebeitia

Bilbao —

Todavía débil, pero con mucho sentido del humor. Así se ha presentado el alcalde Azkuna esta mañana en el Ayuntamiento de Bilbao para presidir el pleno municipal después de cinco meses de ausencia. “¿Ya vivís?”, ha preguntado con sorna el primer edil a los periodistas que durante este tiempo tanto se han interesado por su estado de salud. Además de animar la mañana, la presencia de Azkuna ha facilitado que el Gobierno del PNV pueda aprobar dos modificaciones del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que lleva arrastrando desde hace meses: la recalificación de Panera y la prohibición de abrir nuevos centros de culto en edificios de viviendas.

La primera de ellas ha levantado ampollas entre colectivos de inmigrantes, organizaciones humanitarias y la oposición. SOS Racismo ha calificado la modificación como una forma de “excluir a la minorías”. “Bilbao se pone a la cabeza de malas prácticas en igualdad con la regulación más excluyente del Estado”, han declarado fuentes de la organización en un comunicado. La justificación en la que se basa el equipo de Gobierno es que a lo largo de 2010 “se produjo un aumento significativo de las peticiones al cual se han unido varias denuncias derivadas por ruidos”. Sin embargo, no cuantifican ni el número de peticiones ni la cantidad de denuncias recibidas por estos casos.

Precisamente esta falta de datos concretos ha sido una de las críticas más férreas de la oposición. “No dan ninguna información objetiva, las razones que sustentan este cambio son estrictamente ideológicas”, ha apuntado Ana Etxarte, concejal de EHBildu. Tanto Etxarte como el portavoz del PSE, Alfonso Gil, han advertido al consistorio de que la modificación podría acabar en los tribunales por discriminatoria y contraria a la legislación estatal actual que garantiza la libertad de culto. “Lo que están haciendo ustedes es poner puertas al campo”, ha criticado Gil.

Para el PP, por el contrario, la modificación se queda corta. “El cambio de hoy tiene un escaso impacto, lo que nosotros proponemos es crear una nueva ordenanza que lo regule en profundidad”, ha apuntado su portavoz, Cristina Ruiz. Ibon Areso, concejal encargado del área de urbanismo del Ayuntamiento, ha contestado que no existe ninguna discriminación “porque afecta por igual a todas las confesiones”. En lo que a la propuesta del PP se refiere, Areso ha asegurado que el PNV “no está dispuesto a llegar más allá”. La modificación ha sido definitivamente aprobada con los únicos votos a favor de los nacionalistas.

Sacrificio de Panera

Sacrificio de PaneraAlgo similar ha ocurrido en el caso de la recalificación del solar de Panera, que ha salido adelante únicamente con los votos del PNV. La pequeña zona verde de 3.000 metros cuadrados situada frente al Parque de Etxebarria ha sido definitivamente catalogada como zona urbanizable, por lo que el pulmón podría tener los días contados. La explicación dada por el Ayuntamiento en este caso es que este cambio urbanístico sería la única forma de evitar el pago de 18 millones de euros a los actuales propietarios de los terrenos debido a una sentencia firme del Tribunal Supremo que les da la razón después de un pleito que se ha alargado ya durante más de tres décadas.

Cristina Ruiz ha censurado que “van a ser los vecinos los que van a sufrir las consecuencias de su gestión”. EHBildu ha preferido centrarse en el dictamen negativo que emitió el Consejo Asesor de Planeamientocuando el Ayuntamiento arrancó los trámites para modificar el suelo y han acusado al equipo de Gobierno de hacer caso de este órgano “sólo cuando dictamina en su favor”. Su portavoz Aitziber Ibaibarriaga ha calificado la modificación de “traición a los vecinos” y ha criticado también que el PSE prestara un voto al PNV en el pleno de mayo para arrancar los trámites necesarios. Ibon Areso, por su parte, ha recordado a la edil abertzale que “el Consejo Asesor tiene en cuenta criterios urbanísticos, pero no los económicos”.

Llegado a este punto el propio alcalde Azkuna ha tomado la palabra y ha confesado que fue él, personalmente, quien solicitó la cesión de un voto a los socialistas para que su convalecencia no perjudicara al Ayuntamiento. “Quisiera recordarle que el partido nacionalista y los socialistas han ido de la mano en muchas ocasiones, en la guerra y en la paz, no tiene más que subir al monte Artxanda para ver las pruebas de ello”, le ha espetado el alcalde a Ibaibarriaga. “El urbanismo se está convirtiendo en una vergüenza, es una escándalo que pidan 18 millones de euros por ese terreno”, ha concluido.

El resto de grupos de la oposición también han visto un traslado del acuerdo PNV-PSE a la hora de votar las tasas municipales. A la hora de la verdad, sin embargo, los jeltzales sólo han aceptado una decena de las enmiendas socialistas, menos de la mitad de las que han planteado. Muchas de ellas, además, también han sido presentadas por el partido popular en términos muy similares.

Estos acuerdos, que van desde doblar la imposición sobre los cajeros automáticos instalados en la vía pública hasta bonificar el impuesto de circulación a los vehículos eléctricos, tienen en general un efecto limitado sobre el conjunto de tasas del Ayuntamiento, que subirán en 2014 un 2,2% como término medio. Lo que sí han conseguido los jeltzales ha sido una abstención socialista frente a los votos en contra del PP y EHbildu. Este entendimiento se ha reforzado en otro punto posterior del día, en el que el PNV ha votado a favor de una moción socialista que pedía crear un plan de choque para incentivar el comercio de la villa.

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