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Un modelo basado en las personas multiplica por diez los beneficios de varias empresas

Gorka Ascorbebeitia

Bilbao —

El compromiso sincero de toda la plantilla con los objetivo de su compañía es el sueño de todo empresario y una utopía inalcanzable para la mayoría de ellos. Llegar a generar el mayor grado posible de responsabilidad entre todos los empleados es también la principal meta del Nuevo Entorno de Relaciones (NER). Se trata de un modelo de organización empresarial que ha conseguido multiplicar por diez el resultado de varias firmas vascas en medio de la peor crisis económica conocida. La idea de su receta es sencilla: basarse por completo en las personas.

Una premisa sencilla, sin embargo, no garantiza que la aplicación también lo sea. De hecho, el cambio estructural que requiere el NER es completo. Por un lado, elimina la opacidad habitual de las empresas y ofrece a los trabajadores toda la información sobre su estado, además de la formación económica y financiera necesaria para comprenderla. Después desjerarquiza por completo su estructura y la organiza en grupos de trabajo autosuficientes y orientados todos ellos hacia el cliente.

Al mismo tiempo, este nuevo modelo da total libertad a los empleados para que decidan sus horarios y jornadas, elimina a los supervisores y fomenta la polivalencia de las personas, de tal forma que puedan rotar por el mayor número posible de puestos de trabajo. También libra su propia batalla con el lenguaje y transforma al gerente en un coordinador, la gestión de recursos humanos en liderazgo de personas y el equipo directivo, en equipo de pilotaje.

Por último, deja la última palabra de todas las decisiones estratégicas en manos de los empleados y las orienta hacia la sostenibilidad a largo plazo. En cuanto a la satisfacción y motivación de la plantilla, el NER reduce considerablemente las diferencias salariales entre los trabajadores subiendo siempre los rangos más bajos y reparte el 30% de los beneficios de cada ejercicio entre todos ellos para hacerlos partícipes directos del proyecto.

La idea es innovadora, pero no es algo completamente nuevo. Se trata de una evolución de la receta que Koldo Saratxaga aplicó para reflotar la empresa Irizar. A su salida de la compañía en 2005, después de haberla convertido en una de las líderes mundiales en la fabricación de autobuses, Saratxaga dio un marco teórico a sus ideas y así nació el NER. Junto a varios socios creó la consultora ‘K2K Emocionando’ y desde entonces se ha dedicado a implantarlo en las compañías que se han puesto en contacto con ellos.

Para introducir el NER en una nueva firma, K2K exige una decisión unánime del consejo de administración de la misma y el respaldo de una amplia mayoría de la plantilla (por encima del 80%). Una treintena de empresas, la mayoría de ellas vascas, funcionan actualmente con este modelo. Sin embargo, el alto grado de compromiso necesario también ha provocado que alrededor de una decena se quede por el camino.

Ahora bien, los beneficios de aquellas que han seguido adelante han sido espectaculares. El resultado económico de las compañías que implantaron el NER entre 2008 y 2012 subió de los 2,8 millones de euros hasta los 9,9 en su primer año de funcionamiento con el nuevo modelo. Esta cifra asciende hasta 28,6 millones si se tienen en cuenta los dos primeros años, más de diez veces más que la ganancia original. Las 22 firmas que componen NER Group, la asociación que reúne a gran número de ellas, consiguieron elevar sus resultados un 224% entre 2011 y 2012. Para este ejercicio, su previsión es tener un crecimiento adicional del 163% hasta llegar a los 36 millones de euros. Sus plantillas también han crecido durante los últimos dos años un 6% y sus marcas están presentes en 60 países.

Servir de referencia

Servir de referenciaNER Group está actualmente formada por 22 organizaciones: 11 sociedades limitadas, 9 cooperativas, 1 sociedad anónima y una asociación sin ánimo de lucro. La mayoría de las empresas son de ámbito industrial, pero tocan también otros sectores como la informática, la arquitectura, la consultoría o la educación. En cuanto a los tamaños, principalmente se trata de empresas pequeñas, pero también tienen alguna que llega hasta los 450 empleados. Aunque el modelo NER parezca heredero del cooperativismo, en K2K se han encontrado con que resulta más sencillo aplicarlo en las sociedades anónimas o limitadas tradicionales porque las resistencias de la plantilla suelen ser menores.

Entre todas las compañías reúnen un total de 1.523 trabajadores cuya diferencia de salarios entre los más pequeños y los mayores está en 2,25 veces (la media española es de 3,46). Debido a la armonización de las pagas que promueve el NER, las empresas sufrieron un incremento de la masa salarial medio del 4% al entrar en el grupo. Además, todas ellas acuerdan hacer un aumento anual que toma como referencia la base imponible del IPC de tal forma que no pierdan poder adquisitivo. Las que se encuentran en una situación delicada pueden optar por bajar los sueldos, pero la decisión última corresponde a los propios trabajadores.

El denominador común de las firmas que forman parte de NER Group es que todas aplican su propia versión del modelo ideado por Saratxaga y que todas tienen una preocupación por el desarrollo sostenible. De hecho, dedican al menos el 2% del horario de su plantilla y el 2,5% de sus beneficios a causas de compromiso social. Su presupuesto anual actual para estos proyectos asciende a medio millón de euros. Por encima de todo, su principal meta es demostrar que existe una forma diferente de organizar una empresa alejada de la estructura tradicional y servir de referencia para las que decidan cambiar hacia un modelo basado en las personas.

En el blog de K2K se puede acceder a más información sobre el NER y a la cada vez más extensa bibliografía que la consultora está editando sobre sus experiencias.

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