La invisibilidad del trabajo femenino en el hogar ve la luz en el teatro
Una mujer que acaba de ser madre no puede compaginar su trabajo con el cuidado de la criatura, lo que le lleva a requerir los servicios de otra mujer de origen latino. Esta última dejó a su hijo en su país y emigró a Euskadi con la intención de estudiar y conseguir un empleo. A su llegada, acaba cuidando al hijo de otra, todo ello, sin contrato y con remuneración precaria. Esta situación tan habitual como irregular de cara a la inexistencia de contratos laborales refleja la invisibilidad de las cadenas globales del trabajo de cuidados, que ata a muchas mujeres en la actualidad. La plataforma Kelirante traslada esta realidad de la vida al teatro en su nuevo trabajo ‘Desencadenarte’, una obra cuyo improvisado final firman los propios espectadores.
“Esta historia no deja de ser un reflejo de lo que está ocurriendo. La intención era plantear el tema a la sociedad y hablar sobre ello, por eso pensamos en un final libre. Lo que hacemos es una dinámica con el público donde ellos plantean un final de la trama y así en menos de diez minutos se improvisa la resolución de la obra”, explica Joseba Villa, integrante de la asociación Keli (Kultura Ecológica Libe Imaginaria) ubicada en el barrio de Lutxana en Erandio (Bizkaia).
Hace diez años que la asociación se fusionó con la plataforma Tirante y juntos fundaron el espacio Kelirante, un proyecto que comparte una visión común sobre que “las personas podemos cambiar nuestra sociedad uniéndonos como protagonistas que contribuyen a mejorarla”, cuenta Jose Ibn, fundador de Keli. “Hacemos teatro social porque es una manera de expresar lo que sentimos. Trabajamos con ONGs, colectivos feministas o de inmigración y técnicas de igualdad. Todas nuestras obras tienen ese enfoque porque lo consideramos necesario para la sociedad”, apunta Estíbaliz Villa, actriz y fundadora de la plataforma Tirante.
Su nueva obra ‘Desencadenarte’ nace por encargo de Mugarik Gabe (Sin Fronteras), una de las ONGs vascas con la que trabajan. El proyecto cuenta con la financiación de Emakunde y ya ha sido presentado en Vitoria y San Sebastián. “Nuestro miedo era que la gente no participara, pero hemos visto que tendremos que acotar los tiempos porque el público se ha sentido identificado con la situación que se describe en la obra y eso hace que se impliquen en buscar soluciones y participen”, asegura Joseba.
A pesar de que la temática abordada presenta una realidad compleja, la obra huye de dramatismos. “Muchas veces se piensa que lo social nos va a encoger el alma, pero dentro de la situación que se plantea, la obra tiene algo cómico en su actitud”, cuenta Villa, que además de protagonizarla ha diseñado también su puesta en escena. “Queríamos reflejar el ritmo frenético en la vida de una mujer, porque es cierto que nunca paramos. Para crear este estilo utilizamos cintas de carrocero y son las protagonistas mismas quienes van creando los espacios. Es decir, van construyendo su cama, su armario o su oficina”, detalla la actriz.
En las representaciones que hasta el momento han llevado a cabo, los integrantes de Kelirante han quedado satisfechos con los aportes del público. “Nos ha sorprendido que todos los finales planteados han sido positivos. Parece que tenemos ganas de ver las cosas resueltas. A nadie se le ha ocurrido que todo fuera a peor o ha pensado en algo dramático”, cuenta Joseba. Además, “la obra se queda antes del final justo en un punto en el que los personajes van a cambiar pero no lo hacen, porque eso es lo que depende de los espectadores”, añade Villa. El hecho de que los finales propuestos por el público sean positivos resulta esperanzador para los integrantes de la plataforma, porque “ello demuestra que la gente no vive ajena a la realidad que representamos”, sostienen.
